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Camagüey (Datos curiosos y originales de su historia)

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Camagüey (Datos curiosos y originales de su historia)

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Camagüey y su provincia gozan del singular privilegio y honor de ser una región de originalidades y precedentes, al igual que de ocurrencia de hechos insólitos, no sólo en un siglo de luchas por la independencia política del país, sino también en las demás actividades humanas. He ahí su grandeza.

El 27 de octubre de 1492, cuando el almirante Cristóbal Colón venía hacia la isla, al aproximarse a sus costas lo primero que distinguió fue una loma a la que puso por nombre “La DESEADA”, por el ansia que tenía de percibir tierra. Ese nombre lo conserva aún dicha cumbre, y se ha extendido a la zona donde está enclavado el actual barrio de Cascorro, municipio de Camagüey. La perspectiva de la costa fue tan bella que le hizo exclamar la célebre frase de que era “LA TIERRA MAS FERMOSA QUE OJOS HUMANOS VIERON”. El Almirante venía en busca de la tierra, de Cubanacán, de la que tenía noticias por los indios lucayos que habitaban la isla de Guanahaní, divisando tierra entre las bahías de Nuevas Grandes y Nuevitas. Al otro día entró en la bahía de Sabinal, entre la isla de ese nombre y la de Guajaba, motivo por el cual a ese lugar le ha quedado el nombre de BOCA DE CARABELAS, penetrando en el río Máximo, en cuyas orillas desembarcó. Tomó posesión de la región en nombre de los Reyes Católicos, extendiendo un documento por el cual puso al país el nombre de Juana en honor del príncipe Juan, hijo de los indicados reyes.

Luego continuó navegando al poniente, llegando el día 31 a la Laguna de la Leche, cerca de donde está enclavada la ciudad de Morón. De allí envió como emisarios a Rodrigo de Jerez y Luis de Torres a los caciques de la comarca, quienes visitaron el pueblo indio de Caunao, donde dejaron obsequios y recibieron agasajos de los naturales. Colón abandonó el lugar poniendo proa al Naciente, y el día 18 de noviembre llegó a la bahía de Nuevitas, donde plantó una gran cruz en el punto conocido luego por Punta del Guincho, donde está la actual Terminal Ferroviaria de Pastelillo. A esta bahía, que es la segunda de Cuba en extensión, le puso por nombre PUERTO PRINCIPE, nombre que se le dio luego a la ciudad que en el propio lugar fue fundada 21 años más tarde. Por ese motivo Camagüey fue el SEGUNDO LUGAR DE AMÉRICA, y el PRIMERO DE CUBA que tuvo contacto con Europa.

Santa Iglesia Catedral o Parroquial Mayor. 

El día 7 de Julio de 1494, o sea en el Segundo Viaje del Almirante, éste hizo decir la PRIMERA MISA QUE SE CELEBRÓ EN TIERRA CUBANA, teniendo lugar en la parte Este de la boca del río Jatibonico (sic). De esta forma se observa que la primera cruz plantada y la primera misa dicha en nuestra Isla, lo fueron en la Provincia de Camagüey, en las costas Norte y Sur respectivamente.

Durante la exploración de la Isla en el año 1513, el capitán Pánfilo de Narváez llegó a Caonao, donde sus hombres realizaron la tristemente célebre primera matanza de más de mil indios, limitada por la enérgica intervención del padre FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS.

El día 2 de febrero de 1514 tuvo lugar la fundación de la villa de SANTA MARÍA DEL PUERTO DEL PRÍNCIPE, por el Teniente de Guerra, Diego de Ovando, con cincuenta y cinco castellanos, en el mismo sitio donde se plantó la primera cruz por el Almirante. Por la carencia absoluta de agua dulce, la villa tuvo que ser trasladada para Caonao en 1516, con su Ayuntamiento y Parroquia, siendo esta última la denominada Mayor, hoy Catedral. Las ventajas de las conquistas de México y Perú, provocaron el éxodo de los pobladores, lo que animó a los indios a sublevarse y quemar la villa, lo que obligó a los supervivientes a trasladarla al sitio donde actualmente se encuentra, lo que se llevó a efecto entre los días 5 y 6 de enero de 1528, trayendo con ellos la gran cruz plantada por Colón en 1492 en Nuevitas. Esa cruz se fijó en un punto equidistante entre los ríos Tínima y Hatibonico, estableciéndose a su alrededor las dependencias oficiales, punto donde ahora está la esquina de General Gómez y Goyo Benítez, que aún se nombra de LA CRUZ GRANDE.

El día 15 de diciembre de 1616, hubo un alzamiento de negros, quemándose la villa con todos sus archivos. Debido a esto fue trasladada la Plaza Mayor al punto donde ahora se encuentra la plazoleta de Maceo. El 28 de marzo de 1668, los piratas ingleses, al mando de Henry Morgan, desembarcaron en la bahía de Santa María en la costa Sur, con fuerza de 700 hombres, dirigiéndose a Puerto Príncipe, ciudad que atacaron por el lugar ahora conocido por Sabana del Padre Porro, donde se libró un combate en el que perecieron cien vecinos, venciendo los atacantes que obtuvieron un rico botín, llevándose también las campanas de las tres iglesias existentes. En febrero de 1679, la villa volvió a ser atacada por piratas franceses, al mando del caballero Granmont, los que desembarcaron por la costa Norte, playa de Guanaja, siendo rechazados por los vecinos en el combate de “La Entrada”, Cubitas, donde quedaron sesenta y nueve muertos, entre ellos el alcalde de la villa, don Benito Agüero, que había asumido el mando de la fuerza.

En 1692 se sembraba trigo en la región, habiendo molinos y tahonas en las que se fabricaban bizcochos o galletas para surtir los barcos que llegaban a Nuevitas, Guanaja y Vertientes.

En 1697 se levantaron las ermitas de Santa Ana y la Soledad.

A fines del siglo XVII se instalaron trapiches para fabricar azúcar en los alrededores de la Villa, lo que ocasionó una gran importación de esclavos.

En 1702 con motivo del ataque a Trinidad por el pirata Carlos Grant, se pusieron los vecinos sobre las armas, reorganizándose la Compañía de Milicianos de la Villa, aumentándose el cuerpo montado de tropa veterana.

El 29 de junio de 1707 se produjo en Camagüey un hecho insólito: LA PRIMERA CONSAGRACION EPISCOPAL EN CUBA, la del maestro fray Francisco del Rincón, de la Orden de los Mínimos, preconizado Arzobispo de Santo Domingo, quien entonces tenía a su cargo los obispados de Cuba y Puerto Rico, formando así una sola provincia eclesiástica. Lo consagró el Obispo de Santiago de Cuba, fray Gerónimo de Valdés, fundador de la Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana, quien se hallaba en la región visitando sus parroquias. El trascendental acontecimiento se verificó en la Iglesia Parroquial Mayor, hoy Catedral.

El obispo Valdés gestionó el traslado de la Catedral a Sancti Spíritus, proponiendo que en Puerto Príncipe se estableciera un gobierno para la región y las villas de Sancti Spíritus, Trinidad, Remedios y Santa Clara, tratando de poner el Obispado en Puerto Príncipe por ser la población más importante del interior. Si se hubiera hecho eso, hoy Camagüey en lo eclesiástico sería Arzobispado. En 1715 el Gobierno volvió a pedir informe al Capitán General de la Isla sobre la conveniencia de trasladar la sede episcopal de Santiago de Cuba a Sancti Spíritus. El Capitán General consultó al cabildo principeño, contestando éste que si venía el Gobierno para Puerto Príncipe, sí sería oportuno el traslado, pues la villa tenía más importancia que aquella a donde se pretendía llevar y también debía recibir honores semejantes, aunque en la persona de un gobernador político y militar. Como se ve, los principeños de hace 219 años, aspiraron a tener en su pueblo la capital del país en lo político, militar y eclesiástico.

En ese tiempo el ayuntamiento mercedó muchos terrenos para el cultivo de la caña de azúcar y establecimientos de ingenios. Ya Camagüey había empezado a ser región azucarera.

En 1723 se construyó la ermita del Santo Cristo del Buen Viaje, a la entrada del actual Cementerio General de la Ciudad.

Hospital San Juan de Dios

En 1728 se fabricó el edificio que en la actualidad es el más antiguo de la ciudad, la iglesia y antiguo hospital de hombres, por la generosa donación y esfuerzo del capitán Gaspar Alonso Betancourt y Cisneros y de su esposa doña Ángela Hidalgo Agramonte, en lo que gastaron más de $25,000.00 solamente en la fundación. La torre constaba de cuatro campanas. Dotaron con $500.00 la enfermería y dos esclavos. Le pusieron claustros y cementerio, entregándolo a los frailes Juaninos. Actualmente se gestiona declarar la plaza que a su frente se encuentra, Monumento Municipal, por su tipicidad y leyenda.

Por este tiempo tenía la villa unos doce mil habitantes y en sus proximidades existían sesenta ingenios y más de ochocientas fincas, lo que le permitía abastecerse a sí misma demostrando su inmensa riqueza. También en esta época comenzó a celebrarse en el mes de junio la fiesta de San Juan, carnaval vernáculo.

En 1741 existían más de trece mil habitantes, teniendo la población un solo médico y un solo boticario. Al morir el primero, don Pedro David Flexín, el Ayuntamiento le pidió al Capitán sustituto, “por si acaso luego se requería, ya que en esos días todo el vecindario gozaba de buena salud”.

En 1747, fray Cristóbal de Sánchez y Pavón, aficionado a la agricultura y ciencias exactas, levantó un plano de la villa, dedicándoselo al Capitán General, Gobernador de La Habana e Inspector de Tropas de la Isla, Mariscal de Campo don Federico Cagigal. El mismo clérigo decía que los habitantes de la villa eran muy aplicados al trabajo y al interés, leales, hospitalarios, generosos y valientes a toda prueba, pero poco dados al culto divino. Ése fue el primer plano que se levantó de la población, y su informe adjunto es una gran observación del carácter de sus hijos, que parece no ha variado en gran proporción en el decursar del tiempo y la evolución del mundo.

En 1748 el sacerdote camagüeyano de la Orden Mercedaria fray Manuel Agüero y Varona, construyó de su peculio uno de los templos más bellos, amplios y mejor edificado en toda Cuba: La Merced.

En 1751 se aumentaron los trapiches de fabricar azúcar, se comenzó la exportación de madera, mucha de la cual se llevó al arsenal de La Habana para la construcción de buques. En Guanaja, don Waldo Roque, fundó un importante astillero, la primera fábrica de “calesas” y “volantas” de la región. Se aumentó la exportación de ganado y sus productos derivados. También en esos días estaba en el apogeo de su gloria la fabricación de los típicos TINAJONES, que han hecho un símbolo de la población y de algunas instituciones e industrias locales de nuestros días. El tinajón se fabricó únicamente aquí, por lo que constituyó una peculiaridad. Los más famosos fueron los construidos en el tejar de Carrasco.

Desde 1734, se estableció la costumbre de celebrar la FERIA DE LA CARIDAD, desde el día 29 de agosto al segundo domingo de septiembre de cada año, costumbre que se ha mantenido hasta nuestros días, habiéndose celebrado el pasado año la número 210.

En 1762, fray Manuel de la Virgen Agüero y Agüero mandó a construir a su costo el SANTO SEPULCRO, todo de plata, que hay en la Iglesia de La Merced. Este sacerdote era sobrino del otro mercedario que construyó la iglesia. El proyecto inicial establecía que el Santo Sepulcro se construyese adosado a la pared del templo, pero el artífice Juan Benítez Alfonso, traído especialmente de México, sugirió la idea que fue aceptada de hacerlo portátil. Para indicar su costo y tamaño baste decir que se fundieron 23 mil pesos fuertes de plata, más la moneda que echaba en el llamado caldo el público espectador, así como plata pura en barras; y que su conducción requiere dieciséis hombres provistos de almohadillas en hombros. Esta joya religiosa es única en Cuba.

En el propio año se llevó a efecto el sitio de La Habana por los ingleses, contribuyendo Camagüey con trescientos milicianos para defenderla, de los cuales murieron peleando más de cien el día 22 de Juño. El ayuntamiento de Puerto Príncipe recibió el día 14 de Agosto un pliego de órdenes del Jefe de las fuerzas inglesas de ocupación, al que se le contestó con gran arrogancia, propia de buenos descendientes de castellanos, en los siguientes términos: “Tendrá V. E. por la más esforzada y declarada negativa el intento de rendirse esta villa a la subordinación de V. E., por no ser extensiva la jurisdicción que se dice haber ganado en virtud de la capitulación practicada, como categóricamente lo participan nuestros Jefes, aseverando quedar libre esta villa y las demás poblaciones: en cuyo supuesto, ponemos en la inteligencia de V. E. estar estos vecinos con valeroso ánimo dispuestos a rendir primero sus vidas que el vasallaje a otro Soberano que nuestro Católico Monarca.” No conformes con todo lo hecho, los alcaldes don Mauricio Socarrás y don Pedro Blas Arango, organizaron una compañía de infantería cada uno para la defensa de la villa contra la dominación inglesa, permaneciendo la población sobre las armas hasta el 6 de julio de 1763 en que La Habana volvió a poder de España, junto con la zona comprendida de Matanzas a Mariel, a cambio de la Florida, que la dio el rey Carlos III por La Habana y Manila.

En 1766, uno de los cultivos mayores de la jurisdicción era el tabaco, y se dice que de inmejorable calidad. Pero las medidas sobre contribuciones tomadas por el gobierno causaron disturbios en la villa, al extremo que las fuerzas de la guarnición no pudieron aplacarlos. Los propios vegueros arrasaron sus vegas, prefiriendo eso antes que pagar más impuestos. El gobierno obligó a la Junta de Fomento, a dictar la disposición de 26 de enero de 1767 facultando a los cultivadores de tabaco de Puerto Príncipe a sembrarlo extensamente en las márgenes de los ríos, siempre que en ellas no lo hicieran los propios dueños de las haciendas, sin perjuicio de la crianza del ganado, pagando poco arrendamiento por las tierras ocupadas. La medida no tuvo aceptación, porque los ganaderos, que criaban suelto, la combatieron, no resurgiendo este brillante negocio, quedando como única vega la denominada “La Concepción”, de fama y calidad.

En 1772 se reorganizó la explotación de las minas de Bayatabo, que fue comenzada en 1725 por el maestro fundidor Bastián D’Ocampo, de origen portugués, que en el mismo sitio fundió cañones para la artillería y campanas para las iglesias y ermitas de la villa, exportando algunas a España.

En 1774 la villa contaba con 14 332 habitantes, siendo la segunda de la isla en cultura y vecindario, motivo por el cual la visitó el mariscal de campo, conde O’Reilly, quedando deslumbrado por sus riquezas, que le permitió organizar un batallón de milicianos compuesto de vecinos que se pagaron los armamentos, municiones, equipos, uniformes, alojamiento y demás emolumentos, para tomar parte en la defensa de la Isla. Alguien ha dicho que entonces Camagüey era el potrero y granero de Cuba. Las exportaciones consistían en reses, carnes saladas y ahumadas, azúcar, tabaco, miel, aguardiente, frutos menores y otros productos como los magníficos ladrillos y demás materiales de construcción que se enviaban a Santiago de Cuba para obras como la reconstrucción del Morro de dicha población en 1775.

Con motivo de la evacuación de Santo Domingo por las tropas españolas, el Rey de España dispuso que la Audiencia de la misma, creada el día 5 de octubre de 1511, fuese trasladada a Puerto Príncipe. La Real Orden tenía fecha de 14 de mayo de 1797, y el día 30 de junio de 1800 quedó instalada en el edificio que había sido Colegio de Jesuitas, el mismo que hoy ocupa y que es conocido por Palacio de Justicia. Con ello Puerto Príncipe quedó convertida en Capital Judicial de la Isla, hasta el año 1853 en que el General Concha la llevó para La Habana en represalia por los brotes de rebeldía independentistas en el lugar. En 1868 volvió a ser traída a Puerto Príncipe. En 1880, con motivo de las reformas políticas y administrativas del Pacto del Zanjón, volvió a funcionar definitivamente y aún está allí. Esta Audiencia tiene el singular privilegio de ser la PRIMADA DE TODA LA AMÉRICA. También tiene la peculiaridad, desde el punto de vista feminista, de haber sido pionera en Cuba en el desempeño por mujeres de cargos judiciales. Las dos primeras mujeres designadas para oficiales de sala, están allí; la primera mujer que actuó de fiscal; la primera mujer que fue abogado de oficio, actuaron en la Audiencia de Camagüey. Desde otro aspecto es de señalar que tuvo un alguacil que desempeñó su puesto durante cincuenta años consecutivos. Para poder ejercer en la Isla, los letrados necesitaban hacer ejercicios y jurar ante esta audiencia, y entre los que así lo hicieron se encuentra el gran José María Heredia.

En 1802 el Gobierno de La Habana comunicaba al de Madrid sus preocupaciones por las manifestaciones de los habitantes de Puerto Príncipe contra las autoridades. Así comienza el siglo XIX, que para esta región fue pródigo en rebeldías, protestas y levantamientos, pudiendo asegurarse, sin temor a dudas que fue la mayor contribuyente a la independencia política de Cuba, sin que pueda probarse lo contrario documentalmente.

Iglesia de la Soledad

El 29 de abril de 1803 nació en la casa situada en la calle Contaduría esquina a San Ignacio, hoy Lugareño 325, el ilustre cubano GASPAR BETANCOURT CISNEROS, conocido luego por EL LUGAREÑO. Éste fue uno de los hombres más extraordinarios de Cuba. En 1820 ya era conspirador por la independencia de Cuba y tres años más tarde fue uno de los cinco cubanos comisionados para ir a la América del Sur con el objeto de obtener de Simón Bolívar cooperación para la independencia de Cuba. Tomó parte en todos los movimientos revolucionarios del país hasta su muerte que ocurrió el 7 de diciembre de 1866. Fue de los precursores de la abolición de la esclavitud. Periodista en Cuba y en los Estados Unidos. Dominaba perfectamente los idiomas inglés, francés e italiano, habiendo viajado por toda Europa. Fue el iniciador del ferrocarril o camino de hierro a Nuevitas.

En 1807 se comenzó la construcción de la ermita de la Candelaria, a la orilla del río Hatibonico y a la entrada de la barriada de la Caridad, permaneciendo allí hasta 1895, en el mismo lugar que hoy ocupa la residencia de la familia Betancourt Agramonte, nietos del Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz. En esa Ermita celebraban sus oficios religiosos los isleños o canarios residentes en la ciudad.

Por ese tiempo, el Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Joaquín de Osés-Alzúa y Cooparacio, donó para la iglesia de La Soledad de Puerto Príncipe un reloj público, traído de Barcelona, donde se había construido en 1773, no instalándose hasta el 8 de septiembre de 1822, trasladado luego a la iglesia de La Merced, donde hoy se encuentra. Dicho prelado había sido consagrado en la referida iglesia de Nuestra Señora de La Soledad, el día 24 de noviembre de 1793, a raíz de su preconización como Obispo de Santiago de Cuba, habiendo sido él último como tal con el número 33, y el primer arzobispo al erigirse en metropolitana la Catedral de Santiago de Cuba en 24 de noviembre de 1803, título que ostentó hasta su muerte en 1824. Fue el primer obispo de Santiago de Cuba, en treinta y tres habidos, que se consagró en su jurisdicción, pues los otros venían consagrados y hasta el presente ha sido el único arzobispo de dicha Archidiócesis en igual forma. He ahí un caso singular en la historia eclesiástica de Cuba. Lo consagró el obispo auxiliar de La Habana Fray Cirilo de Barcelona, capuchino, quien estando por los Cuatro Lugares, ahora Las Villas, se trasladó a Puerto Príncipe por delegación del Obispo propietario de La Habana, don Felipe Trespalacios, que fue el primero de dicha mitra, entonces nueva. El prelado consagrado vino acompañado, para el solemne acto, de su chantre don Matías Boza y del Sacristán Mayor y Vicario Juez Eclesiástico, don Francisco de la Torre. El maestro de ceremonia, don Antonio Díaz, nativo de Santiago de Cuba, en el mismo acto fue atacado de un síncope, del que no volvió, muriendo a las veinticuatro horas. Ésta fue la segunda consagración episcopal habida en Cuba, que como la primera, ocurrió también en Puerto Príncipe, para orgullo del clero y católicos de Camagüey.

En 1810 se editó en Puerto Príncipe el primer periódico, titulado El Espejo, publicado en manuscrito por el licenciado don Antonio Herrera y Gordo, abogado de la Real Audiencia de la villa. La redacción estaba en su propia casa, San Ramón 63, hoy Enrique José (Norte) 71, donde mismo nació más tarde, en 1868, el Dr. Manuel Varona Suárez, que durante la República desempeñó los cargos de Secretario de Sanidad y Beneficencia, alcalde de La Habana y Senador.

En 1812 se descubrió en Puerto Príncipe la conspiración del negro libre José Antonio Aponte, por denuncias de un moreno y un pardo esclavos, ofendidos por habérsele dado la jefatura del movimiento a otros. Esto originó una alarma general en la Isla. Fueron ahorcados ocho conjurados, treinta y un azotados, muriendo algunos en el acto, enviándose el resto al presidio de San Agustín de la Florida, quedando otros cuarenta y dos azotados recluidos en la cárcel de aquí. En la lucha murieron noventa y dos alzados en Maraguán y algunos más en la población.

En 1813 fue terminado el actual cementerio general, iniciado el año anterior. En él se han enterrado los PROTOMÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA DE CUBA, tanto de 1826, como de 1851, al igual que ilustres próceros, patricios y matronas. Este cementerio es merecedor de que se le declare MONUMENTO NACIONAL, y en ese sentido deben realizarse gestiones oficiales.

Calle Avellaneda

El 23 de marzo de 1814 nació en la villa Gertrudis Gómez (de Avellaneda) y Arteaga, la que fue luego universalmente conocida por LA AVELLANEDA, teniendo lugar ese hecho en la calle que hoy lleva su nombre y entonces conocida por “San Juan” o “De las carreras”, distinguiéndose la casa por una lápida colocada por el ayuntamiento a petición de Enrique José Varona. Esta camagüeyana ha sido la única persona que ha dominado conjuntamente todas las ramas de la literatura, según opinión de los críticos más autorizados, teniendo por eso su nombre un lugar prominente en las letras hispano-americanas.

A fines de 1814 llegó a la villa el sacerdote franciscano fray José de la Cruz Espí, conocido popularmente por el PADRE VALENCIA, por ser natural de esa ciudad del Levante español. Sus obras benéficas perduran en la ciudad, entre las que se destaca el Hospital de San Lázaro, ahora Asilo Padre Valencia, realizadas por colectas públicas hechas por él mismo entre el vecindario. Murió absolutamente pobre el 2 de mayo de 1838, siendo sepultado en la capilla del propio hospital.

Iglesia y convento de El Carmen (Ursulinas)

El 15 de noviembre de 1818 nació aquí JOAQUÍN DE AGÜERO Y AGÜERO, quien veinticinco años antes de Yara, en 1843, dio libertad a sus esclavos por escritura pública. Fundó una escuela gratuita en Guáimaro. Como participante en el alzamiento independentista de El Jucaral, fue fusilado el 12 de agosto de 1851 con tres compañeros más.

EJ 12 de noviembre de 1817 la villa de Puerto Príncipe recibió el título de CIUDAD, con escudo de armas, uniforme a los capitulares, tratamiento de Señoría en Cuerpo y el uso de Maceros. Todavía la ciudad conserva su bello escudo demostrando su abolengo y su leyenda.

El 7 de abril de 1810 llegaron a la ciudad las primeras monjas Ursulinas procedentes de La Habana, instalándose en la extinguida Casa de Beneficencia, sita en San Ildefonso y San Diego, hoy Bembeta y Martí, donde está el Asilo de las Hermanitas de los Pobres, San Juan Nepomuceno. Años más tarde se trasladaron al extremo opuesto de la manzana, nuevo monasterio de El Carmen, sito en Carmen y San Ramón, ahora Marín Varona y Enrique José (Oeste). La iglesia del monasterio es de dos torres, y la plaza que le queda al frente tiene la característica de tener sólo dos esquinas, conservando en la actualidad su aspecto colonial por sus casas antiguas, ameritando su conservación y protección como cosa típica y peculiar. A una cuadra de allí está una plazoleta con seis esquinas, denominada de Bedoya, que es otro caso típico del Camagüey antiguo.

El movimiento separatista era perenne e incurable. Los revolucionarios tenían varias sociedades secretas, siendo las principales las nombradas “La Cadena Eléctrica”, nombre muy avanzado para el tiempo, y “Los Carbonarios”. Los partidarios del Gobierno les opusieron otra secreta nombrada “Los Treinta y Dos Labradores”, que se dedicó a vigilar a sus enemigos. Después del fracaso de la conspiración de los Rayos y Soles de Bolívar, para crear la República de Cubanacán, que tuvo su ramificación en Camagüey, el día 16 de marzo de 1826, fueron ahorcados en la Plaza de Armas, ahora Parque de Agramonte, el célebre patriota Francisco Agüero y Velazco, conocido por “Frasquito” y el pardo Andrés Manuel Sánchez y Pérez, siendo éstos LOS DOS PRIMEROS MÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA DE CUBA. Fueron delatados por una negra esclava, a quien, como a los denunciantes del plan de Aponte en 1812, se le compró la libertad por una colecta pública. Agüero y Sánchez habían llegado el mes anterior por la costa Sur, EN LA PRIMERA EXPEDICIÓN REVOLUCIONARIA LLEGADA A CUBA, procedentes de Colombia, y fueron condenados por la Audiencia.

El día 10 de febrero de 1828 nació en la casa número 20 de la calle Mayor, ahora Cisneros 214 al 220, en la señorial mansión de sus padres los Marqueses de Santa Lucía, el que luego fue honrado con el título de GRAN CIUDADANO, DON SALVADOR CISNEROS Y BETANCOURT. No es posible detallar aquí su extraordinaria vida dedicada a la defensa de las causas nobles. Es de notar que siendo marqués, fue siempre demócrata por principios y por hechos; siendo demócrata nunca fue demagogo; y siendo idealista nunca fue iluso. Ha sido el cubano que ha reunido más singularidades, pudiendo señalarse las siguientes:

  • 1.—Único título de Castilla a favor de la independencia de Cuba.
    2.—Jefe de la Revolución en Camagüey en las dos guerras, la del 68 y la del 95.
    3.—Representante de Camagüey en todas las asambleas y comités, desde el 4 de noviembre de 1868 hasta el día de su muerte, 28 de febrero de 1914.
    4.—Firmante de las cuatro constituciones nacionales que rigieron en Cuba mientras vivió.
    5.—Primer Presidente de la Cámara de Representantes de Cuba, constituida en Guáimaro.
    6.—Único que fue Presidente de la República en Armas en las dos guerras, del 68 y del 95.
    7.— Único delegado a la Convención Constituyente de 1901 postulado por todos los partidos de su provincia.
    8.—Único senador cubano elegido dos veces por períodos largos de 8 años, y postulado por todos los partidos de su Provincia.
    9.—Peticionario del sufragio femenino en la Constituyente de 1901.
    10.—Primer Presidente del Consejo Nacional de Veteranos.
    11.—Decano del Congreso Cubano desde su formación en 1902 hasta su muerte.

En el orden regional puede citarse una larga relación de actividades beneficiosas desarrolladas por el siempre bien querido Marqués de Santa Lucía. En 1856 fue un propulsor de la creación del CASINO CAMPESTRE, orgullo de los camagüeyanos de todos los tiempos. En 1849 cooperó eficazmente en la construcción del magnífico TEATRO PRINCIPAL, que llegó a ser el segundo de la Isla, superándolo solamente el de Tacón, que tanto esplendor le dio al arte en Camagüey, y por donde desfilaron las mejores figuras y más sobresalientes personalidades de todos los géneros teatrales de esos tiempos, pues al camagüeyano le gustaba el teatro. En 1866 organizó y reglamentó el Cuerpo de Bomberos de la Ciudad, con todos los adelantos de la época, cuyo equipo proporcionó de su peculio particular. La atención de servicios públicos por iniciativas privadas, permiten señalar al Marqués de Santa Lucía y a su pariente no menos ilustre don Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, como los precursores de los actuales movimientos particulares denominados ACCIONES CÍVICAS O CIUDADANAS.

El día 3 de diciembre de 1883 nació en esta ciudad CARLOS JUAN FINLAY Y BARRÉS (sic), de padre escocés y madre francesa, descubridor que fue del agente transmisor de la fiebre amarilla, descubrimiento científico que hizo posible la construcción del Canal de Panamá, obra detenida por las epidemias. Su partida de bautismo en la Parroquia Mayor de Puerto Príncipe, señala a esta ciudad como el lugar de su nacimiento. habiendo el Club de Leones de Camagüey colocado una tarja de bronce para conmemorar ese hecho en una casa del antiguo callejón del Cañón, ahora de Finlay, que está señalada como lugar de la ocurrencia, aunque algunos mantienen el hecho en discusión. Existe el propósito de honrar la memoria de este sabio insigne dando su nombre a la avenida que se está construyendo para unir a la ciudad con el aeropuerto, elevando en la misma un monumento que puede ser admirado por los viajeros aéreos que visiten la ciudad procedentes del mundo entero y para todos sus rumbos.

Escuelas Pías e Iglesia del Sagrado Corazón 

El 15 de diciembre de 1836 llegaron a la ciudad los primeros Escolapios, estableciendo el “Liceo Calazancio del Príncipe”, instalándose en la Plaza de Armas, en la parte donde hoy están los establecimientos comerciales.

El día 10 de enero de 1837, el Capitán General de la Isla firmó la Cédula de Propiedad a perpetuidad a la sociedad constituida en la ciudad para la construcción del ferrocarril de Puerto Príncipe a Nuevitas. Aunque otros ferrocarriles fueron terminados antes por haber acelerado su construcción, esta concesión FUE LA PRIMERA OTORGADA PARA OBRAS DE DICHA CLASE EN TODOS LOS DOMINIOS ESPAÑOLES.

En 1841 se comenzó la construcción de la Alameda de la Caridad, que existió hasta 1939, en que un comité de vecinos y propietarios de la barriada construyó la Avenida actual, admirada por propios y extraños.

En el propio año el ilustre camagüeyano José Ramón Betancourt y Betancourt, nacido el 17 de octubre de 1823, publicó una novela titulada Una Feria de la Caridad en 183… donde de manera notable se pintan las costumbres de la época. Este camagüeyano fue diputado a Cortes y senador en España, distinguiéndose por su labor en favor de esta ciudad. Murió en La Habana el 24 de junio de 1890.

Estatua de Ignacio Agramonte

El 23 de diciembre de 1841 nació en la casa Soledad número 5 esquina a Candelaria, ahora Estrada Palma e Independencia, Ignacio Agramonte y Loynaz, el que más tarde por su carácter y heroísmo ha sido calificado como el Bayardo de la Revolución Cubana. Se graduó de abogado y fue Juez de Paz en La Habana. Se lanzó a la Revolución en 1868, organizando la vida e instituciones civiles de la misma. Fue redactor de la Constitución, de Guáimaro en 1869. ENTRÓ EN LA MILICIA CON SU GRADO MÁXIMO, siendo el único caso en la historia militar, ya que no lo ha logrado ningún genio de la guerra en el mundo. Murió en el combate de Jimaguayú el 12 de mayo de 1873 (sic). Su cadáver fue traído por las fuerzas españolas y exhibido públicamente en el Hospital de San Juan de Dios, y temiendo las autoridades su rescate se ordenó su incineración, lo que se llevó a efecto en el Cementerio General, aventándose sus cenizas para que no pudiesen ser recogidas por nadie. Este mayor general fue el que engrandeció la palabra VERGÜENZA, al decir a los timoratos que con ella contaba para seguir la guerra, a falta de armas y municiones.

El día 5 de abril de 1846 se inauguró la vía férrea a Nuevitas, en el tramo desde Sabana Nueva, lugar donde está ahora el kilómetro 12 hasta el “Número 1”, donde ahora está Puerto Tarafa. La estación lo fue el 10 de mayo siguiente.

En 1848 se terminó la construcción del Cuartel de Caballería, que luego lo fue también de infantería. De 1903 a 1943 funcionó allí el HOTEL CAMAGÜEY, cosa singular en el giro y que tanto renombre alcanzó. Allí estuvieron sus últimas horas en capilla los mártires de 1851, Joaquín de Agüero, Miguel Benavides, Tomás Betancourt y Fernando de Zayas. Próximamente se instalarán en ese edificio el Museo y Biblioteca “Ignacio Agramonte”, junto a planteles de enseñanza que formarán EL PALACIO DE LA CULTURA DE CAMAGÜEY.

El día 13 de abril de 1849 nació en la casa de Contaduría y San Ramón, ahora Lugareño y Enrique José (Oeste), el que luego fue el gran filósofo de América ENRIQUE JOSE VARONA Y DE LA PERA. Fue del grupo de Las Clavellinas el 4 de noviembre de 1868. Fue director del periódico Patria a la muerte de Martí. Fue el Secretario de Instrucción Pública que innovó los planes de Enseñanza Nacional en 1899. Además desempeñó los cargos de catedrático de la universidad y vice-presidente de la República. Un conferencista lo ha definido como el ORÁCULO CUBANO porque todo lo que anunciaba ocurría. Previó la interdependencia de las nacionalidades en el año 1900, cosa que ahora se ve como una realidad.

En este tiempo funcionaba la Sociedad Secreta Libertadora. La agitación en Camagüey era tal que el Capitán General se determinó a traer la Comandancia General del Centro que estaba en Trinidad, y trasladar la Audiencia para La Habana, para así no tener el nuevo Jefe Militar cortapisas en sus actuaciones. La segunda parte no pudo llevarse a efecto por la oposición del Ayuntamiento. En lo militar se estableció la capital de Cuba en Camagüey, pues el general Concha ordenó al segundo cabo Vicente de Castro, su traslado a esta Ciudad junto con su Estado Mayor y una gran fuerza, hasta nueva orden. El 12 de agosto de 1851 fueron fusilados los cuatro revolucionarios AGÜERO, BENAVIDES, BETANCOURT y ZAYAS, a las seis de la mañana. Iban a ser ahorcados, pero en vista de que los revolucionarios envenenaron al verdugo, el mariscal Lemery ordenó su fusilamiento, SIENDO LOS PRIMEROS PATRIOTAS EJECUTADOS EN CUBA POR ESE MEDIO. En plena dominación colonial se les hizo por el pueblo un monumento SECRETO Y PÚBLICO, aunque parezca paradójico. Consistió en la siembra de cuatro palmas en la Plaza de Armas, hoy de Agramonte, SIENDO EL PRIMER MONUMENTO ERIGIDO EN TODA CUBA A MÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA.

Parque Gonzalo de Quesada (Casino Campestre)

El 25 de mayo de 1856 se concedió permiso para las ferias de ganado en esta Ciudad, libres de derechos. Comenzaron el día primero de septiembre del propio año, acompañadas de toda clase de diversiones, en el barrio de la Caridad, en el parque Gonzalo de Quesada (entonces Casino Campestre), coincidiendo con la ya centenaria Fiesta de la Caridad. Concurrió a ella el Gobernador y Capitán General de la Isla, don José Gutiérrez de la Concha, el mismo que había combatido los camagüeyanos con drásticas medidas por sus rebeldías, permaneciendo aquí desde el 29 de agosto hasta mediados de septiembre. Le acompañó un séquito brillante, en el que figuraban el Mayor General del Apostadero (Jefe de la Marina en la Isla) señor Pinzón; Brigadier conde de O’Reilly; el intendente general don Juan de Ariza (Jefe de la Hacienda); el director del Diario de la Marina, señor Araujo y Lira; el Comandante General del Departamento, don Carlos de Vargas y sus ayudantes; los hijos de tres Grandes de España: el Conde de Fernandina, el Conde de Villanueva (promotores de los Ferrocarriles de Occidente) y el Conde de O’Reilly, alojándose todo dicho elemento oficial en la señorial casa del último Coronel de Milicias de Puerto Príncipe, don Gaspar Betancourt (otro distinto a El Lugareño). Las sucesivas ferias ganaderas, celebradas con gran esplendor, se llevaron a efecto en el propio Casino Campestre, alcanzando las ramas de la Industria, comercio, agricultura, artes, ciencias y otros detalles, que demostraron la riqueza y cultura de los principeños.

En 1859, se instaló la Cárcel Pública en el mismo edificio que hoy ocupa en la calle de Jorge Rodríguez, entonces Francisquito, establecimiento penal que fue construido por el Ayuntamiento de Puerto Príncipe sin costo para el Estado, instalándose también allí el Presidio Departamental hasta el año 1888, en que se unificó con el de La Habana, habiendo sido durante esa época, por tanto, Capital Penal de Cuba.

En el año 1860 ocurrió un acontecimiento singular, que ha tomado carácter de leyenda: LA APARICIÓN DEL AURA BLANCA EN EL HOSPITAL DE SAN LÁZARO. La institución pasaba por una crisis económica muy aguda y los asilados sufrían terribles necesidades. Un día, como a la una de la tarde, dichos asilados no habían aún desayunado, apareciendo en el patio del Hospital una gran cantidad de auras tiñosas, las que fueron espantadas por los ancianitos, observando con asombro que las de color negro huían, no así una de color nunca visto en esa clase de aves, UN AURA BLANCA. Se dejó apresar, siendo luego exhibida públicamente, cobrándose la entrada, lo que proporcionó al establecimiento una buena cantidad para solventar su crisis. El hecho causó sensación nacional, y el pueblo tiene la convicción, de que el alma del Padre Valencia, fundador del asilo, realizó el milagro aportando ejemplar tan extraordinario a sus protegidos. Nunca más el asilo ha sufrido situación semejante. Esta aura blanca se conserva en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, que nunca ha querido cederla a Camagüey.

En la noche del 14 al 15 de marzo de 1861, se hizo un censo general de población, ordenado por el Capitán General de la Isla. La Jurisdicción de Puerto Príncipe contó más de 61 mil habitantes. En ese año el gobierno estimuló la siembra del algodón y el cultivo del arroz, con premios a los cosecheros. En el año siguiente la producción azucarera de la región alcanzó un millón de arrobas de azúcar, 2 071 pipas de aguardiente y 3 171 de miel. A pesar de disfrutar de tantas riquezas, los hijos del país seguían alentando la idea de independencia, demostrando que no era lo material lo que les interesaba. He ahí la grandeza del separatismo.

El 20 de noviembre de 1864 se fundó la Sociedad Popular de Santa Cecilia, aprobándose su Reglamento el día 22 del propio mes por el Teniente Gobernador. Fue establecida en el antiguo teatro El Fénix, sito en el callejón de la Merced, el que por ese motivo se llamó luego de La Popular, actualmente Ramón V. Guerrero, en memoria del médico camagüeyano, que como Presidente de dicha entidad propició la construcción de su palacio en la Plaza de Charles A. Danna, siendo ese lugar ocupado ahora por el Colegio Teresiano. Esta Sociedad ha sido honrada con el título de BENEMÉRITA con derecho a usar el escudo de Armas de la Ciudad. Se distinguió notablemente por el cultivo de las artes y desarrollo de la cultura. Por su iniciativa se erigió la gran estatua del General Agramonte, que desde 1912 se alza en el parque de su nombre. En las dos guerras de independencia cerró sus puertas por haberse lanzado la casi totalidad de sus asociados a la lucha redentora.

Instituto de Segunda Enseñanza

Otra sociedad que ya existía con el nombre de Sociedad Filarmónica, actual Liceo, se había fundado en 1842 en la calle de San Juan esquina a San Diego, ahora Avellaneda y Martí. Esta Sociedad propició también el desarrollo cultural, al extremo de que en los tiempos previos al 68, entre los beneficios sociales para sus miembros, se contaba la enseñanza de los idiomas inglés, francés e italiano, extensiva a sus familiares. Celebró Juegos Florales importantísimos. fue un centro de gestación de los movimientos revolucionarios del 68 y del 95. Antes del año 1868 fue trasladada a la calle Mayor esquina a San Diego, hoy Cisneros y Martí, lugar donde todavía se encuentra. Durante las guerras de independencia también cerró sus puertas por encontrarse sus asociados en el campo de la Revolución, tomando el Gobierno el edificio para poner en él las oficinas de las distintas guerrillas existentes en la población. En su exterior hay una lápida, develada el 23 de diciembre de 1941, donde constan los nombres de sus socios muertos por la independencia de Cuba.

En 1865 por gestiones del vecindario apoyado por el Ayuntamiento y Tenencia de Gobierno, el Instituto de Aplicación ya existente, fue ampliado para la Segunda Enseñanza. Entre los catedráticos nombrados entonces figuraron tres mártires de la independencia de Cuba posteriormente: el camagüeyano Eduardo Agramonte Piña, AUTOR DE LA DIANA y demás toques para el ejército mambí; y los hermanos venezolanos Cristóbal y Tomás Mendoza y Durán, fusilado el primero en Pueyo, Camagüey, el día 28 de noviembre de 1870, y el segundo muerto en un ataque a Victoria de las Tunas.

El 20 de agosto de 1866 volvió a instalarse en Camagüey la Comandancia General y el Gobierno del Departamento del Centro, readquiriendo la ciudad su importancia militar. Conviene advertir que desde 1822, Camagüey fue siempre la población cubana que mayor guarnición militar tuvo en relación al número de sus habitantes, motivado ello por la desconfianza del gobierno. Otro detalle es el de que el Jefe Militar de Camagüey, siempre tuvo, y sin retirársele un solo día, la facultad de ejecutar sentencias de muerte sin elevarlas a La Habana, como tenían que hacerlo los demás generales, aun los de graduación superior.

El día 16 de diciembre de 1866, Camagüey presenció la mayor manifestación de duelo habida hasta entonces, el entierro de El Lugareño, fallecido en La Habana el 7 del propio mes. Fue embalsamado y traído por Nuevitas, tendiéndose en la Parroquial Mayor, hoy Catedral. Allí había sido bautizado 63 años antes. Se cuenta que era tal la masa humana que había en toda la calle Cristo, que su féretro pasó como por un puente de manos en manos, desde la puerta de la Iglesia hasta el propio Cementerio. El Lugareño fue el constructor del ferrocarril a Nuevitas, y como se ha dicho antes, uno de los precursores de las actuales organizaciones cívicas de servicio público. Hizo una colecta pública para arreglar el parque de la Plaza de Armas, ahora de Agramonte, hacia el año 1830, al ver que los obligados a hacerlo no lo verificaban. Proyectó en unión del Marqués de Santa Lucía la construcción del ferrocarril a Santa Cruz del Sur.

En 1867 se fundó la Logia Masónica TÍNIMA, que tuvo como Primer Vigilante al Marqués de Santa Lucía, siendo un centro de conspiración revolucionaria. En el propio año el Liceo celebró un gran certamen en el que se premiaron entre otros trabajos las “Odas sobre la muerte de El Lugareño”, escritas por el joven Enrique José Varona, luego gran filósofo de las Américas. Otro premiado fue el también joven de 23 años Emilio Bacardí, luego Alcalde de Santiago de Cuba, Senador de la República y gran industrial. Su trabajo literario se tituló “Conveniencia de reservar a la mujer ciertos trabajos”, lo que demuestra lo avanzado que era en sus ideas.

En Puerto Príncipe funcionaba una Intendencia de Hacienda, estando la otra en La Habana. Entre los ocupantes de la de aquí, antes de 1868, se contó al inmortal poeta catalán don Ramón de Camprodón, autor de la universalmente famosa zarzuela “Marina”, y autor también de “Flor de un Día” y de “Espinas de una Flor”.

El 4 de noviembre de 1868, salieron del Liceo los Camagüeyanos que se incorporaron a la revolución separatista, acaudillados por el Marqués de Santa Lucía, que la noche antes, a su regreso de La Habana, los reunió allí y tomaron dicho acuerdo. El Marqués abandonó la ciudad por la madrugada en una volanta que tomó por el callejón de Arrieta, Puente de Juan de Toro hasta la zona del actual reparto Garrido, y a cierta distancia ordenó al calesero desenganchara los caballos, montándolos ambos, continuando en esta forma hasta “Las Clavellinas”, donde se reunieron setenta y seis camagüeyanos, entre ellos el ya conocido escritor y filósofo Enrique José Varona,

Es imposible seguir aquí las vicisitudes de Camagüey durante toda la década de la Guerra Grande, pero baste decir que las mayores medidas del Gobierno y mando militar españoles, se tomaron contra esta región. A Camagüey vinieron a aplacar la revolución organizaciones singulares, que no fueron a otra provincia, como el Batallón de Voluntarios del Orden, formado por el cubano Francisco Acosta y Alvear a su costo, con presidiarios indultados; los Voluntarios Catalanes, formados por la diputación provincial de Barcelona con barretinas rojas y trajes regionales de Cataluña, que cuidaron la línea férrea de Nuevitas; la Guerrilla de Matanzas; el Batallón de Voluntarios de Victoria de Las Tunas; gran número de Milicias de Color; formándose aquí además los batallones de Los Jíbaros y Murciélagos con los más destacados de las anteriores unidades: y por último la Guerrilla de los Doce Apóstoles, célebre por sus crueldades. Se sentaron aquí precedentes militares tales como los Marinos a Caballo, que eran las guerrillas de los batallones de Infantería de Marina que operaban tierra adentro; el uso de los ferrocarriles con fines militares antes que en Europa, pues mientras aquí se hacía desde 1868 por los españoles, allá se verificó en 1870 por los alemanes; el uso de alambradas en las trochas militares y defensa de las poblaciones, copiada luego intensamente en la primera Guerra Mundial de 1914-18; y la utilización de mujeres en los talleres de ropas para las tropas, cosa que inició el mariscal Manuel Cassola Fernández, luego Ministro de la Guerra en España. Como se ve Camagüey ha sido un gran centro de experimentación.

El martirologio camagüeyano del 68 es inmenso. En un solo lugar, en Pueyo, situado detrás del Hospital General, fueron fusilados más de trescientos hombres, entre ellos noventa y uno por Consejos de Guerra, por lo que ha sido posible conservar sus nombres. El Hospital General era en esa época Hospital Militar, y fuera de La Habana fue el único en Cuba que podía dar de baja definitivamente por inútiles a los soldados del Ejército Español. En Pueyo se alza un bello obelisco que recuerda los nombres de esos mártires, levantándose en 1929 por suscripción popular hecha por el ya difunto coronel Ángel Castillo Quesada. También hay en Camagüey un monumento en el lugar donde fueron inmolados los mártires del 51, en la antigua sabana de Arroyo Méndez, que ahora es la Terminal Norte de los tranvías de la ciudad al final de la Avenida de los Mártires. En abril de 1878 fue enviada a Camagüey una Compañía de Orden Público, existente en La Habana para el cuidado policíaco de la capital, siendo parte integrante del Ejército. Camagüey fue el único pueblo cuidado por tal instituto durante unos cuatro años, hasta que se fundó la Policía Gubernativa, como en todas las poblaciones importantes de la Isla. Su cuartel lo tuvo en la gran casa Contaduría número 50, ahora Lugareño 205, donde mismo se encuentra la Jefatura de la Policía Nacional. Esta singularidad policial no es única de Camagüey ya que existió otra apenas se estableció el pueblo en el actual lugar; el Ayuntamiento de Santa María del Puerto del Príncipe, en sesión de 30 de enero de 1529, acordó la creación y organización de un cuerpo llamado de “VELADORES” para el cuidado de la población, cuyos mayores peligros eran entonces las sublevaciones de negros e indios. No se tienen otros detalles de la organización, única en su género en Cuba, y la primera de carácter colectivo en toda la Isla, en el orden policíaco, ya que los alguaciles de entonces eran individuales, a razón de uno para cada población.

Por ese tiempo vivía en Madrid un camagüeyano ilustre, mencionado antes en este trabajo, José Calixto Bernal y Soto, quien en 1877 publicó un libro titulado El Derecho, donde abogó por el sufragio de la mujer, cuando no lo había en ninguna parte del mundo; por la reforma de los Estados en manera que aún no se ha llegado a pesar del progreso, y lo que es más grande aún: por la formación de una SOCIEDAD UNIVERSAL DE NACIONES, en forma más amplia que la hecha por Wilson en 1919. Calixto Bernal nació en Camagüey el día 14 de octubre de 1804 y murió en Madrid en 1885. Su nombre ha sido honrado por el Ateneo de Madrid, donde figura su retrato. fue Diputado a Cortes donde dejó oír SU voz en defensa de causas justas, en unión de su coterráneo, José Ramón Betancourt y de Rafael Montoro, que aunque no era camagüeyano, representó esta región allá, y que por su oratoria se hizo acreedor al nombre del segundo Castelar.

En cuanto al sufragio femenino, no era la primera vez que se pedía por un hijo de Camagüey. El 10 de abril de 1889, en la Asamblea de Guáimaro, la señora Ana Betancourt, esposa de Ignacio Mora, Secretario del Exterior de la República en Armas, formuló esa petición. Allá donde ese día nacía el derecho político de Cuba, por la voluntad de un camagüeyano inmortal: Ignacio Agramonte Loynaz, ayudado por coterráneos como Salvador Cisneros Betancourt, y de villareños como Miguel Jerónimo Gutiérrez y Eduardo Machado, una mujer, que tuvo el valor de llegar hasta el Presidente de los Estados Unidos, Ulises Grant, para pedir protección para Cuba, pidió el voto y derechos para la mujer.

El 6 de septiembre de 1880 se dictó una Real Orden, declarando de texto en las escuelas de la Isla de Cuba, la Cartilla de agricultura, industria y comercio, escrita para uso de los niños por un ilustre mentor de Camagüey, don Gabriel Román y Cermeño, profesor de Instrucción Pública Privada y Superior en la ciudad. También escribió otras obras útiles.

Pero no era la primera vez que de Camagüey partían rayos de luz de semejante naturaleza. El día 1ro de abril de 1819, la Real Audiencia de Puerto Príncipe dictó su célebre e inmortal VOTO CONSULTIVO o auto acordado sobre la división de las haciendas comuneras, que tuvo condición de Ley, en vista de ser la única disposición legal dictada hasta entonces. Esta disposición rigió en todos los dominios españoles hasta la promulgación de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el día 19 de enero de 1886, y en Cuba se modificó por la Orden Militar número 62 de 1902, del Gobierno Interventor Norteamericano. Este documento es célebre en la jurisprudencia agraria y todavía es citado por los peritos juristas.

Casas coloniales

En 1888 se publicó el libro Colección de datos históricos geográficos y estadísticos de Puerto Príncipe y su jurisdicción, siendo su autor el anciano de 72 años don Juan Torres Lasquetti (sic), cuyo nombre lleva hoy la antigua calle de San Pablo. Se dice que estuvo trabajando cincuenta años en esa obra, fue la segunda de su género en la ciudad, ya que la primera la escribió don Tomás Pío Betancourt por el año 1843. Dicha obra tiene entre otras curiosidades, el tener relacionados por índice alfabético las 108 calles y callejones de la ciudad en 1888, con los nombres de entonces, mencionando los metros de largo de algunas y los orígenes de sus denominaciones.

El 7 de marzo de 1889, falleció en el Hospital de Hombres de San Juan de Dios, donde había vivido desde su llegada a esta ciudad en 1835, fray José Olallo Valdés, de la Orden Juanina. Virtuoso sacerdote, hizo del cuidado de los enfermos un apostolado. Murió a los 73 años de edad, y su nombre fue impuesto a una de las calles de mayor longitud de la ciudad, la nombrada De los Pobres. Por el curioso recorrido que hace esta calle, sólo comparable con el de San Ramón, hoy Enrique José Varona, se señala como una peculiaridad de Camagüey.

Así llegó el 1895, y Camagüey se aprestó a volver a la gesta. Otra vez, como en el 68, el Marqués de Santa Lucía dirigió el movimiento. Como en el 68 también, la región habría de ser la sede de las Asambleas Constituyentes de la República en Armas, (Jimaguayú en 1895 y La Yaya en 1897) al igual que la sede del Gobierno en toda la campaña. Durante este período, se sentaron algunos precedentes militares, tales como el uso de máuser, traídos en 1892 para el Regimiento de Tarragona, y la utilización por una guerrilla en el 95, los Tiradores de Puerto Príncipe, de rifles niquelados. Este cuerpo armado fue el único que los utilizó, y que fueron los capturados a los cubanos en la expedición de los tranvías, traída por Enrique Loynaz del Castillo. Al terminar la campaña, el Gobierno en Armas se situó en el ahora desaparecido pueblo de Santa Cruz del Sur, hasta su cese mediante entrega a la Asamblea de Representantes allí reunida, que luego pasó a Marianao y el Cerro. Dos pueblos hay en la Provincia de Camagüey que han sido Capital de la República en Armas: Guáimaro y Santa Cruz del Sur, habiendo sido los únicos en Cuba que disfrutaron de tal honor.

En 1900, al elegirse los delegados a la Convención Constituyente, todos los candidatos presentados en Camagüey por los cuatro partidos que entonces había, eran revolucionarios separatistas, y como se ha dicho antes, en las cuatro candidaturas y con el número UNO iba Salvador Cisneros Betancourt, único caso en Cuba. Mereció el título de Eterno Rebelde, por oponerse a todo lo que no fuera sano y puro. Pidió el envío de un cable al presidente Kruger del Transvaal, por su resistencia al ataque inglés. No firmó la Constitución promulgada el 21 de febrero de 1901, por hallarla impropia para Cuba y para su democracia, como posteriormente se demostró. A esta Constituyente no quiso ir de Delegado el Dr. Enrique José Varona, por las razones expuestas en la extensa carta que el 21 de agosto de 1900 dirigiera al general Maximiliano Ramos, señalando entre otras cosas, la influencia americana en la Convención, por entender también que era él producto de una minoría armada contra un pueblo desarmado. Al presentarse a la Convención Constituyente la Enmienda Platt, los delegados camagüeyanos, Salvador Cisneros Betancourt y Manuel Ramón Silva, se opusieron a la misma.

El día 22 de abril de 1903, el Consejo Provincial acordó cambiar el nombre de Puerto Príncipe a la Provincia, por el de Camagüey, por ser el nombre aborigen y el empleado por los revolucionarios. El Ayuntamiento siguió la pauta trazada, y el 9 de Julio del propio año, a moción del concejal señor Jesús María Arango Tan, cambió el nombre al municipio y ciudad, poniéndole CAMAGÜEY, volviendo a llamarse como antes del 2 de febrero de 1514.

Casa colonial - Plaza de San Juan de Dios

El 8 de diciembre de 1902, Camagüey quedó comunicado por ferrocarril con Santiago de Cuba y La Habana hasta Pinar del Río. Esta empresa ideada por primera vez en 1866 y repetida varias más, se hizo posible entonces, gracias a la tenacidad y pericia del gran canadiense SIR WILLIAM VAN HORNE, que también hizo otra Empresa Ferroviaria en el Canadá. Desde esa fecha Camagüey quedó convertido en un gran centro ferroviario, y su economía local y regional, quedó unida a dicho sector de actividad pública. En movimiento es superior al de La Habana, pues en trenes de viajeros diariamente entran 18, salen 18 y pasan 4, y en cargas más o menos otro tanto, sin los extras que todos los días los hay. Su perspectiva en este sector es magnífica. Los Ferrocarriles Consolidados de Cuba, construyeron en 1925 (entonces Ferrocarril de Cuba), un gran edificio, que según los expertos es lo mejor de Cuba en Oficinas y Archivos, dirigiéndose desde allí el tráfico de las tres provincias orientales de la Isla. Alguien ha dicho que Camagüey es el Chicago de Cuba, pero si en la actualidad no lo es, lo será en el futuro, por su industria ferroviaria y por la riqueza ganadera.

En 1903 se inauguró el Hotel Camagüey, propiedad del Ferrocarril de Cuba, en el histórico edificio llamado Cuartel de Caballería o de la Vigía. Por sus detalles fue el único en Cuba, y será inolvidable para quienes lo conocieron. El pasado año la Empresa cerró sus operaciones en ese sector y próximamente será utilizado ese edificio para el MUSEO y BIBLIOTECA Ignacio Agramonte, atendido por un patronato oficialmente reconocido. También se instalarán allí algunos Centros de Enseñanza, como la Escuela del Hogar y la Normal de Kindergarten.

En 1912 se celebró en la Zambrana una gran exposición de carácter general.

El día 8 de noviembre de 1914, Camagüey presenció un acontecimiento singular en la historia eclesiástica de Cuba: la Consagración de su Primer Obispo. Fue este prelado fray Valentín Zubizarreta y Unamuzaga, Carmelita Descalzo, que por este motivo escogió para el acto la iglesia de la Merced. Ha sido el segundo prelado de Cuba consagrado en su propia sede, ya que el anterior lo fue en 1903, el Obispo de La Habana, Mons. Pedro González Estrada, nacido en Camagüey. De todas maneras, Camagüey es la única Diócesis cubana, cuyo primer Obispo se consagra en su propia jurisdicción y sede, ya que en las otras cinco, sus primeros lo fueron en otros lugares, y aquellos que lo hicieron dentro de su jurisdicción, ocurrió fuera de la sede. Este Prelado es actualmente Arzobispo de Santiago de Cuba.

El día 6 de agosto de 1920, falleció la ilustre poetisa camagüeyana, AURELIA CASTILLO CASTILLO en su casa de Cristo número 5 en esta ciudad. Nació allí mismo el 27 de enero de 1842. Fue esposa del teniente. coronel del Ejército Español don Francisco González del Hoyo, distinguiéndose por ser una de las mejores cultivadores (sic) de las letras en Cuba.

Por el año 1923, Camagüey llegó a ser la región azucarera más importante del mundo entero. Cuba producía por esa época más de 24 millones de sacos de azúcar, o sea el 25% más o menos de la producción mundial. De esa producción Camagüey participaba en más de 7 millones de sacos, o sea unas 16avas partes de la producción mundial. En 1926 se hizo la primera restricción azucarera. En 1922, Puerto Tarafa, sito en la bahía de Mayanabo, al lado de Nuevitas, antiguo Número Uno, se convirtió en el PRIMER PUERTO EXPORTADOR DE AZUCAR PEI. MUNDO. En la Provincia llegó a haber veintisiete ingenios moliendo a la vez, pero SU producción era superior a las otras provincias, debido a lo moderno de los mismos. El central “Violeta” elaboró en un solo año UN MILLÓN DE SACOS. Son enormes también el “Jaronú” en Esmeralda y el “Vertientes” en el propio municipio de Camagüey.

Avenida de la Libertad (La Caridad)

Camagüey es el único municipio cubano con territorio limitado por las costas Norte y Sur de la Isla. A la primera sale por el barrio de Miguel Benavides, antes Gloria, con el embarcadero de Puerto Pilotos; y a la segunda por el Estero de Santa María, Barrio de Ignacio Agramonte. Camagüey es el primer municipio de Cuba en territorio, pues tiene 6,438 kilómetros cuadrados. Antes de la segregación de Guáimaro, Florida y Esmeralda, era más grande que la Provincia de Matanzas. En población llegó a ser el segundo de Cuba, conforme al censo de 1931, quedando como tercero en el de 1943, superándole Holguín por poca diferencia. Su ciudad capital es la segunda de Cuba en perímetro y la tercera en habitantes, contando aproximadamente cien mil de los últimos. Su movimiento social es intenso, tanto por lo heterogéneo de la población como por sus múltiples actividades. La sucursal de The Royal Bank of Canadá, es la primera de Cuba en movimiento, según los expertos. Su Junta Municipal Electoral es la primera de Cuba, por el número de electores y colegios que abarca. El mayor hotel tiene cinco pisos, con comedor en el roof. Tiene el primer parque público de Cuba, qué es el antiguo Casino Campestre, ahora Gonzalo de Quesada, rodeado de sociedades deportivas y centros educacionales como el Instituto de Segunda Enseñanza y la Escuela Normal de Maestros. Radican aquí la Delegación Central de la poderosa Hermandad Ferroviaria de Cuba y la de la Asociación de Empleados de Ingenios. Próximamente será instalado en la torre de la modernizada iglesia de la Caridad, un reloj de CUATRO ESFERAS que es el primero de su tipo en toda Cuba. El Mercado de Abasto, próximo a la Estación del Ferrocarril, es importantísimo, proyectándose la construcción de otro, en un futuro próximo, en el barrio de la Caridad, con ideas de superación.

El puerto natural de Camagüey es Nuevitas. En tiempos de la colonia era Comandancia Militar, y la Marina Cubana lo hizo Distrito Naval en 1934, suprimiéndose luego, gestionándose ahora su restablecimiento para bien de la población y zona. Para asuntos de mar y base de hidroaviones, ese puerto camagüeyano es insuperable. En Santa Cruz del Sur se proyecta establecer, en uno de sus cayos adyacentes, el Club Nacional de Pescadores.

EL 11 de junio de 1933 aterrizaron en el actual aeródromo de Camagüey, los aviadores españoles capitán Mariano Barberán y teniente Joaquín Collar, procedentes de Sevilla, después de estar 39 horas 55 minutos en el aire en el avión CUATRO VIENTOS. Este acontecimiento tan singular en la aeronáutica española y en la historia aérea de Cuba, puso a Camagüey con letras mayúsculas en el mapamundi aéreo. Actualmente el AERODROMO DE CAMAGÜEY es el segundo de América en extensión superficial, y el segundo de la América Latina en vuelos semanales, superándole solamente la ciudad de México que tiene 109 y aquél 74, pero con probabilidades próximas de quitarle la hegemonía, por ser el crucero de todas las Américas.

El 19 de Julio de 1941 se inauguró la Clínica de Maternidad Obrera, considerada por los técnicos como la mejor, enviándose a ella pacientes de todos los lugares.

Benemérita Sociedad Popular. Sede de las sesiones de trabajo de la convención.

En el orden deportivo puede asegurarse que se cultivan gen éxito todas sus ramas.

Su contribución al Erario Nacional fluctúa entre ocho y doce millones de pesos, calculándose las posibilidades de llegar pronto a 14 millones.

En la Granja Escuela El Lugareño existe un vivero forestal de los más ricos.

Su comercio es tan importante, que las mejores casas de La Habana tienen aquí sucursales que obtienen magníficas ganancias. La Aduana de Nuevitas ha llegado a veces a ser la segunda de Cuba en recaudación. La Zona Fiscal de Camagüey es la segunda de Cuba, superándola solamente la de Oriente de La Habana. La Colonia Española tiene un sanatorio que es considerado el mejor de su clase fuera de La Habana. Tiene muchas industrias prósperas.

Además de los monumentos señalados en el curso de este trabajo, existen el de BARBERÁN y COLLAR, frente al Instituto de Segunda Enseñanza; el de SALVADOR CISNEROS BETANCOURT, y el del LIBERTADOR DESCONOCIDO en el Casino Campestre; el de MANUEL RAMON SILVA en la Plaza de la Caridad; y los bustos de MARTÍ en la plaza de su nombre y el de ENRIQUE JOSÉ VARONA también frente al Instituto.

Este folleto ha sido editado y distribuido por la Comisión Organizadora de la VII Convención Anual de Leones, Distrito C de Cuba, a iniciativa del Dr. José R. Torrella Solá, Presidente del Club de Leones de Camagüey.

Publicidad insertada en el folleto: 


Texto e imágenes tomados de Camagüey. (Datos curiosos y originales de su historia), en Camagüey. Sede de la VII Convención Anual de Leones. Junio 23, 24 y 25, MCMXLIV. Camagüey, Imprenta Ramentol, 1943.
Se ha modernizado el uso de las mayúsculas, aunque sí han sido conservados los énfasis del original. Los textos que identifican las fotos de espacios urbanos son los mismos que aparecen en el folleto.
El Camagüey agradece a Eduardo Rodríguez la digitalización de parte de las imágenes. 

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