Marchaba lento el escuadrón riflero:
ciento veinte soldados de la España
que llevaban, cual prueba de su saña,
a Sanguily, baldado y prisionero.
Y en un grupo forjado por Homero,
treinta y cinco elegidos de la hazaña,
alumbraron el valle y la montaña
al resplandor fulmíneo del acero.
Comentarios
Romel Hijarrubia Zell
3 añosEsto es un típico error tipográfico no rectificado ni cuestionado, que sepa: " Y en un grupo forjado por Hornero", Lo primero que "suena" es ¿Quién es el "dichoso" Hornero? Dentro del contexto del poema, sólo cabe "Homero", como recurso poético. En una edición española para la Educación Media, aparece rectificado dicho error, que acogimos y comentamos en un mangoconarroz. Es totalmente incongruente "Hornero" con el resto del tema. Si estoy equivocado, favor rectificarme, si es posible con una edición original de Villena. R.
Romel Hijarrubia Zell
3 añosAñado: El "yaguarama" citado no tiene relación con la población del mismo nombre. Es el "machete" utilizado por nuestros mambises como arma de combate en las cargas al machete, al que se añadía una protección de metal para que el arma del enemigo no se "deslizara" sobre el machete mambí y dañase al portador. R.
María Antonia Borroto
3 añosPável García me ha hecho llegar este fragmento en el que Rolando Rodríguez brinda una imagen nada épica de Julio Sanguily: "En cuanto a lo que decía de Julio Sanguily, Manuel conocía los vicios de su hermano. Bien sabía que todo el dinero de que dispusiera lo gastaría en licor, francachelas con mujeres y juego. Eso sí, era de suponer que no sabía una larga historia que ensuciaba el expediente de aquel personaje: había sido rescatado por Ignacio Agramonte, cuando desnudo, le hacía el amor a una campesina del Camagüey y había sido sorprendido por una columna española. Tampoco conocía [que] el propio Vicente García lo había sorprendido en relaciones con el campo enemigo, para obtener bienes para su uso personal. Mucho menos que después de la guerra le había aceptado al general García de Polavieja una “botella” en los ferrocarriles, ni que aceptaba coimas de los bandoleros cuando tomaban un rescate por algún rehén. Mucho menos que le había quitado dinero a los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso para un alzamiento que nunca tendría lugar, y Martí le había prohibido ir al Cayo y lo había tenido que abochornar, porque para que se alzara el 24 de febrero, había tenido que tomar los ahorros ofrecidos por un pobre tabaquero para que Julio aceptara ir a la manigua, cuando era jefe de Occidente en la cospiración. Se sabía que no pensaba alzarse el 24 porque, para esa fecha, tenía empeñado el revólver y el machete. Se sospechaba que, incluso, había sido el traidor que había transmitido la fecha del alzamiento al capitán general Calleja Isasi". Rolando Rodríguez: República de corcho (i) La Habana. Ed. Ciencias Sociales, 2010, pp.252-253.