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No acudas a linimento...

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No acudas a linimento...

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       No acudas a linimento,
       alcanfor, miel o saliva,
       que atenúen el momento
       de más ardor. No se esquiva
       con ardid, ni se deriva
       esa quema: se convierte
       en su contrario. Divierte
       el placer así obtenido
       por el sendero invertido:
       más vida cuanto más muerte.

        Tomado de Poeticous.

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Comentarios
Romel Hijarrubia Zell
4 años

Me agrada el ritmo y la aparente sencillez del verso libre. Además, es irónico destacar la vida a través del sufrimiento. R.

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Y. J. Hall
4 años

Muy apropiada la pintura de Hockney para sugerir la homosexualidad de Severo, implícita en el poema.

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María Antonia Borroto
4 años

@Y. J. Hall Un pintor, me parece, no muy conocido en Cuba (al menos no más allá de ciertos círculos), a pesar de que su obra es muy atractiva y, según estuve revisando, muy bien cotizada.

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Y. J. Hall
4 años

A mí me gusta mucho. Lo descubrí viendo un documental sobre James Watson donde él dice que vendió su premio Nobel para, entre otras cosas, comprarse un Hockney :)

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María Antonia Borroto
4 años

@Y. J. Hall Una buena inversión la de Watson.

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Alma Flor Ada
4 años

Gracias por incluir a Severo con este ágil, aparentemente sencillo poema. Guardo de él grandes recuerdos. Fuimos compañeros de bachillerato. Él y su primo Pepito (mas tarde Monseñor Sarduy) que asistieron a clase por la tarde, los primeros cuatro años, se unieron en Quinto año a nuestro grupo de seis amigas inseparables, conocidas como las Egregias, que asistíamos en la mañana. En Quinto año, Letras era por la mañana, para todos independientemente de la inicial de su apellido.

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Alma Flor Ada
4 años

Ese curso de 1954-1955 hubo muchas huelgas estudiantiles y eso nos motivaba a reunirnos en el Casino, entre otras cosas a hacer teatro improvisado. Aquello devino en la producción de una obrita muy elemental pero a la cual invitamos a todo el claustro. Después de la obra hicimos una “mesa redonda” en la que analizamos los aciertos y a nuestro juicio desacierto de la educación recibida. Fue una sorpresa para los profesores y nos ganó el reconocimiento de los compañeros y nos llevó a alquilar el Teatro Principal el verano siguiente, 1956, y volver a presentar “La sonámbula”. Me hubiera encantado poder revivir con Severo sus recuerdos de aquel momento de entusiasmo e ingenuidad adolescente en que fuimos protagonistas de aquel imposible noviazgo escénico del cual, afortunadamente, guardo fotos y nuestras conversaciones para cambiar al mundo.

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María Antonia Borroto
4 años

@Alma Flor Ada ¡Qué bueno sería tener aquí, en El Camagüey, un texto suyo que evoque esos momentos!

Alma Flor Ada
4 años

Gracias, Maria Antonia. Es posible que algo haya escrito, pero si vale igual puedo escribirlo ahora especialmente para El Camaguey

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