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Caso La Habana de Fito (6)

Caso La Habana de Fito (6)

El documental La Habana de Fito, de Juan (Pin) Vilar, fue exhibido el 10 de junio de 2023 sin el consentimiento del realizador ni del productor en el programa de televisión Espectador crítico, que conduce Magda Resik. A continuación, en orden cronológico, incluimos parte de lo publicado al respecto por los implicados y por cineastas e intelectuales cubanos.

Asamblea de Cineastas Cubanos reunida el 15 de junio en el cine 23 y 12. 


Declaración de la Asamblea de Cineastas (12 de julio)

Estimad@ colega:

A partir de hoy, 12 de julio a las 8:00 a.m. y hasta mañana 13 de julio a las 8:00 a.m., hora de Cuba, estaremos realizando las votaciones para elegir a l@s cineastas que nos representarán como Asamblea y en las distintas Comisiones.

La votación tendrá lugar a través del grupo de WhatsApp que hemos creado. En su caso, se hará mediante correo electrónico [email protected]

El mismo día 13 de julio en horas de la noche de Cuba se darán a conocer los resultados de las votaciones y la estructura de la Asamblea de Cineastas Cubanos.

Podrán participar los integrantes del gremio que así lo deseen y no necesariamente tienen que haber firmado la Declaración de la Asamblea de Cineastas o haber participado en las reuniones previas de la misma.

Las comisiones por las que estaremos votando son:

  • - Política cultural,
  • - Censura y exclusión,
  • - Leyes y decretos,
  • - Producción.

Se votará por un máximo de nueve integrantes dentro de las propuestas existentes para cada una de las cuatro comisiones acordadas en nuestra anterior asamblea y hasta por 11 integrantes para el grupo de Representantes de la Asamblea. La cantidad mínima por la cual se vota queda a elección de cada cineasta que ejerce el voto.

Para hacer válida su elección, debe enviar vía correo electrónico ([email protected]) las propuestas que hace para cada una de las Comisiones o los Representantes de la Asamblea. Además, debe enviar en su nombre completo y profesión.

Si usted necesita aclarar alguna duda, puede ponerse en contacto nuestro equipo por esta vía.

Propuestas para Comisiones y Representantes de la ACC

Grupo de representantes de la Asamblea

  • 1. Anabel Ramírez / Productora. 39 años. Residente en EUA,
  • 2. Carla Valdés / Directora y guionista. 30 años Residente en España, 
  • 3. Deymi D Atri / Directora y directora de fotografía. 37 años. Residente en La Habana,
  • 4. Ernesto Daranas / Director y guionista. 61 años Residente en La Habana,
  • 5. Fernando Pérez / Director y guionista. 78 años. Residente en La Habana,
  • 6. Gustavo Arcos / Investigador y crítico de cine. 58 años. Residente en La Habana,
  • 7. Katherine Gavilán / Directora, productora, guionista y actriz. 34 años. Residente en España, 
  • 8. Magda González Grau / Directora y guionista. 67 años. Residente en La Habana,
  • 9. Manuel A. Rodríguez Yong / Productor y director. 33 años. Residente en La Habana,
  • 10. Raúl Prado / Director y Director de fotografía. 37 años. Residente en EUA,
  • 11. Rosa María Rodríguez / Directora, productora y actriz. 34 años. Residente en La Habana,
  • 12. Jimmy Ochoa / Director y productor. 48 años. Residente en EUA,
  • 13. Juan Antonio García Borrero / Investigador y crítico de cine. 58 años. Residente en Camagüey, 
  • 14. Kiki Álvarez / Director y guionista. 62 años. Residente en La Habana,
  • 15. Luis Alberto García / Actor, director y productor. 61 años. Residente en La Habana,
  • 16. Senel Paz / Guionista. 73 años. Residente en La Habana,

Política cultural

  • 1. Dean Luis Reyes / Crítico y profesor de Cine. 51 años. Residente en España
  • 2. Diego Santana / Especialista de la Cinemateca de Cuba. 25 años. Residente en La Habana
  • 3. Fernando Pérez / Director y guionista. 78 años. Residente en La Habana,
  • 4. Gloria Rolando / Directora. 70 años. Residente en La Habana,
  • 5. Irina Carballosa / Sonidista. 32 años. Residente en La Habana, 
  • 6. Jorge Campanería / Director. 61 años. Residente en Camagüey, 
  • 7. Juan Antonio García Borrero / Investigador y crítico de cine. 58 años. Residente en Camagüey,
  • 8. Kiki Álvarez / Director y guionista. 62 años. Residente en La Habana,
  • 9. Lilmara Cruz / Editora. 30 años. Residente en La Habana,
  • 10. Magda González / Directora y guionista. 67 años. Residente en La Habana,
  • 11. Manuel Pérez Paredes /Director. 83 años. Residente en La Habana,
  • 12. Rebeca Chávez / Directora y guionista. 77 años. Residente en La Habana,
  • 13. Katherine Gavilán / Directora, productora, guionista y actriz. 34 años. Residente en España,
  • 14. Belkis Vega / Directora y guionista. 71 años. Residente en La Habana.

Censura y exclusión

  • 1. Carla Valdés / Directora y Guionista. 30 años Residente en España, 
  • 2. Deymi DAtri / Directora y directora de fotografía. 37 años. Residente en La Habana,
  • 3. Gustavo Arcos / Investigador y crítico de cine. 58 años. Residente en La Habana,
  • 4. Jorge Fuentes / Director. 78 años. Residente en La Habana,
  • 5. Luis Alberto García / Actor, director y pProductor. 61 años. Residente en La Habana,
  • 6. Lynn Cruz / Actriz, escritora y productora. 46 años. Residente en La Habana,
  • 7. Manuel A. Rodríguez Yong / Productor y director. 33 años. Residente en La Habana,
  • 8. Oscar Pérez / Editor. Residente en La Habana,
  • 9. René Arencibia / Director. 64 años. Residente en La Habana,
  • 10. Marilyn Solaya / Directora, actriz y guionista. 51 años. Residente en La Habana,
  • 11. Reynaldo Lastre / Crítico. 38 años. Residente en EUA.

Leyes y decretos

  • 1. Alejandro Ramírez / Director. 50 años. Residente en Guatemala, 
  • 2. Armando Capó / Director. 44 años. Residente en La Habana,
  • 3. Darsi Fernández / Abogada y Delegada de la SGAE en Cuba. 58 años. Residente en La Habana,
  • 4. Ernesto Daranas / Director y guionista. 61 años. Residente en La Habana,
  • 5. Esteban Insausti / Director y guionista. 52 años. Residente en La Habana,
  • 6. Glenda Martínez / Sonidista. 31 años. Residente en La Habana,
  • 7. Inti Herrera / Productor y director. 47 años. Residente en La Habana,
  • 8. Iván Giroud / Investigador y curador. 66 años. Residente en La Habana,
  • 9. Lía Rodríguez /Productora y Abogada. 50 años. Residente en España,
  • 10. Martha María Ramírez / Periodista, feminista y productora. 47 años. Residente en España.

Producción

  • 1. Carlos Gómez / Director y productor. 36 años. Residente en La Habana,
  • 2. Frank Fernández / Productor y director. 41 años. Residente en La Habana,
  • 3. Gricel González / Productora. 60 años. Residente en La Habana,
  • 4. Yamila Marrero / Productora. 37 años. Residente en La Habana,
  • 5. Pedro Suárez / Editor y supervisor de posproducción. 59 años. Residente en La Habana,
  • 6. Raisel Pompa / Productor. 40 años. Residente en Granma,
  • 7. Reymel Delgado / Productor. 46 años. Residente en La Habana,
  • 8. Ricardo Figueredo / Productor y director. 51 años. Residente en Argentina,
  • 9. Ricardo Miranda / Editor y productor. 63 años. Residente en La Habana,
  • 10. Mónica Pita / Productora. 54 años. Residente en La Habana,
  • 11. Sucel Lage/ Productora. 40 años. Residente en La Habana,
  • 12. Vladimir García / Productor. 50 años. Residente en La Habana,
  • 13. Félix Salgado López / Productor. 33 años. Residente en Francia, 
  • 14. Danny García / Productora. 23 años. Residente en La Habana,
  • 15. Leila Montero / Productora. 30 años. Residente en España, 
  • 16. Dayana Prieto / Productora. 37 años. Residente en España.

#NuestroCineSeráLibreONoserá
Saludos cordiales,
Asamblea de Cineastas Cubanos


Gustavo Arcos Fernández-Brito en Azul y punto (12 de julio)

SED DE MAL

Más de seiscientos artistas de todas las manifestaciones y generaciones han expresado recientemente su firme rechazo a las autoridades culturales del país al considerar que, de forma arbitraria, se violaron principios y derechos de propiedad intelectual establecidos por la ley.

Un documental, La Habana de Fito (Juan Pin Vilar, 2022) se ha convertido en la manzana de la discordia al ser exhibido en la televisión nacional sin el consentimiento de su autor.

Una ley (en este caso la 154/2022 de Derecho de Autor) se vuelve inoperante y malévola cuando deja resquicios para ser manipulada o interpretada a su antojo por el poder. No se pueden legitimar un grupo de derechos en un párrafo y negarlos en otro. Ya sé que es una práctica en muchas partes del mundo, pero lo que está mal, lo está para todos y debe ser enmendado.

Es cierto que la legislación protege el derecho de los autores sobre sus obras, pero también, según la interpretación oficial, se los quita cuando el material se utiliza con fines de enseñanza o investigación (art 86.1 inciso e). Aunque el documental se presentó en un espacio del llamado Canal Educativo, es bueno aclarar que para la hora de transmisión, pasadas las 10:00 p. m., la programación concebida para esos fines ya ha concluido. El programa Espectador Crítico, no pertenece a esa red de cursos y programas de carácter docente que se articulan en la televisión nacional. No es un espacio integrado o que complemente ninguna etapa específica de nuestros centros educativos y no se utilizó un clip o fragmento del filme para ampliar un contenido con intención investigativa. Mucho menos se proyectó en un plantel docente para propiciar algún debate.

Aceptar como natural esa licencia, de exhibir sin autorizar, es leído por los artistas como extraña y peligrosa patente de corso que legitimaría toda la difusión pública de sus creaciones inéditas, no comercializadas, simplemente por estar situadas en… ¡El Canal Educativo!

Cuestionadas por los cineastas, las autoridades aceptan que se pudieron cometer irregularidades, pero éstas tienen un carácter excepcional y no deben preocupar a la comunidad. Todo el mundo entendería la guerra como excepción, una catástrofe natural de grandes proporciones o una devastación generada por desastres y pandemias, pero los del Ministerio de Cultura parecen tener su particular forma de entender lo excepcional.

Los argumentos se suceden para acallar las críticas del gremio y cuando ya no queda ninguno, se recurre al antiguo mantra de Palabras a los intelectuales, el discurso pronunciado por Fidel Castro en junio de 1961, del que sólo suelen citarse algunas frases: “…dentro de la Revolución, todo, contra la Revolución, nada, …porque el primer derecho que tiene la Revolución es su derecho a existir y contra ese derecho, nada, ni nadie”.

Al ministro de cultura no le es suficiente citar a Fidel, sino que también acude a Alfredo Guevara, recordándoles a los cineastas una entrevista en la que el fundador del ICAIC habla de los sucesos alrededor del documental PM (Orlando J. Leal-Sabá Cabrera Infante,1961) donde dice: “si teníamos que prohibir, prohibimos”.

Siguiendo esa lógica de ¡aquí mando yo!, los funcionarios culturales han descontextualizado convenientemente eventos históricos para colocar al documental en la categoría de obras contrarias a la Revolución. Un filme que pone en peligro la estabilidad de la nación y, ante eso, no hay leyes que valgan.

Uno pudiera preguntarse: ¿cómo es posible que tal proyecto recibiese ayudas de un fondo institucional? Si la película, ya terminada, fue apreciada y aceptada por los directivos del ICAIC, ¿cuándo se volvió contra la Revolución? ¿Cómo es posible que, con el visto bueno del organismo, clausurara un festival en New York con fuerte presencia de filmes e invitados cubanos?

En el contradictorio relato del viceministro Fernando Rojas (reunión del 23 de junio), se nos dijo que nunca hubo censura cuando éste y otros filmes fueron retirados de un programa audiovisual a fines de abril, en la sede del grupo teatral El Ciervo Encantado. Según sus palabras, las directoras del proyecto cometieron un error de procedimiento cuando comunicaron a las autoridades culturales un programa que luego sufrió cambios. ¿Era muy difícil aclarar el asunto públicamente y reprogramar las proyecciones para otra semana?

Se ha llegado a decir (leer artículos en La Jiribilla, plataforma del Ministerio de Cultura) que Juan Pin Vilar quería armar un show pues sabía que su obra sería prohibida, y tal hecho se integraba perfectamente a la guerra cultural contra Cuba (¡!) Me detengo un momento en este punto pues, como es habitual, el aparato mediático oficial despliega su dramaturgia criminalizando al director, asociándolo con fuerzas enemigas, insultándolo en las redes y espacios audiovisuales, presentándolo incluso como un astuto manipulador que esconde perversas intenciones. Ellos pueden decir lo que quieran, pero al acusado no se le permite derecho a réplica. La idea es destruirlo, moral y profesionalmente, mostrándolo como un enemigo del pueblo.

Lo cierto es que el realizador y los directivos del Icaic habían mantenido conversaciones plenas hasta el infausto día y las siguieron teniendo después. El presidente de la institución le había comunicado al productor Ricardo Figueredo posibles itinerarios del filme en nuestro país. Mientras eso ocurría en La Habana, los representantes de Fito Páez gestionaban el tema de sus derechos musicales con Sony, la multinacional propietaria de ellos. En el documental se escuchan varias piezas de su repertorio y hay cuestiones legales que deben dirimirse con respecto a su difusión.

Pocos saben que el proyector de El Ciervo Encantado tiene desperfectos técnicos y el propio Juan Vilar gestionó uno, que fue instalado en la sede del grupo teatral para ese frustrado Jam Audiovisual, del cual se benefició el único programa autorizado ese fin de semana conformado por cortos de la FAMCA-ISA. ¿Cómo sostener el disparatado argumento de que el director tenía una pérfida intención?

Tras el incidente de El Ciervo..., pasaron semanas en las que Vilar propuso a la dirección del Icaic presentar su película en la sala del Chaplin, como había ocurrido con las otras obras premiadas bajo el Fondo de Fomento. Una presentación puntual, sin fines comerciales (en varios sitios también lo acusaron de querer enriquecerse con el filme), siguiendo la rutina establecida por el propio decreto ley 373 sobre el cine independiente y los proyectos ganadores del Fondo. Pero tal propuesta jamás fue autorizada.

El realizador sostuvo varios encuentros con las autoridades, pero ahora ya no se hablaba de reprogramar o estrenar sino de mutilar la obra. Se hizo evidente que nunca se trató de un lapsus burocrático de las directoras de El Ciervo Encantado sino de una cuestión relacionada con los contenidos del filme. Alguien, en alguna instancia, decidió de pronto que se tergiversaba la historia de Cuba y, por tanto, había que controlar y prohibir.

Dos fueron las escenas de la discordia. En una, Fito, tras un concierto en la Plaza de la Revolución, recuerda la desaparición de Camilo Cienfuegos en 1959. Evoca el trágico suceso para invitar a los jóvenes a interrogar el pasado, para ver la Historia desde otras perspectivas. En otra, muestra su rechazo a la pena de muerte aplicada contra unos secuestradores de lancha en 2003. Dos momentos que debían ser extirpados del filme. Su director no accede, porque no ve problema alguno en ello, y la película ya ha sido vista en determinados espacios. Entonces las autoridades dan un ultimátum y todo alrededor del documental empieza a precipitarse.

Otra vez, un funcionario o grupo de ellos conspiran contra una obra artística y sus autores. Su obsesión con el control del pensamiento y las lecturas oficiales de la Historia los llevaron a intervenir. ¿Cuántas veces hemos visto tales eventos en nuestro entorno? No hay que ir muy lejos, ahí está el caso de Santa y Andrés (Carlos Lechuga, 2016), filme prohibido, a expensas del criterio de una comunidad de cineastas que lo defendió. También aquí, una secuencia “incómoda” (la del acto de repudio contra Andrés) debía ser suprimida y, como es conocido, su director se negó.

Cuando el 10 de junio una copia no autorizada, y sin su corte final, fue exhibida arbitrariamente en la televisión nacional, hay un correlato de implicaciones políticas generadas por el errático y torpe accionar de los funcionarios culturales que se intenta conjurar. Un artista de primer nivel, amigo de Cuba, se mostraba con razón irritado por la intriga alrededor de una obra donde él, Fito Páez, es sujeto y voz principal. La cancillería argentina, a solicitud del músico, había intervenido indagando por lo sucedido. Juan Vilar y Ricardo Figueredo se entrevistan con el embajador argentino en La Habana. Un viceministro de cultura cubano sostiene intercambios (que van subiendo de tono) con el representante de Fito al que se le llega a decir que sus opiniones sobre Cuba son superficiales y marcadas por las campañas contra nuestro país. Se intenta zanjar las diferencias invitando a Fito a La Habana para que dé un concierto. Eso no es posible, hay una gira internacional que ya está conformada y a punto de comenzar, pero sobre todo hay un ambiente degradado y una mirada retorcida sobre las libertades y los derechos de artistas cubanos que el músico argentino no puede validar.

La versión oficial señala que tuvieron que exhibir el documental en televisión para, por una parte, destruir la idea de la censura y, por otra, alertar al pueblo cubano (¡y al mundo!) de interpretaciones erróneas sobre sucesos de nuestra Historia que allí se trataban. El ministro Alpidio Alonso dijo, enfático, que tal cosa no podía permitirse, pero, ¿a qué espectador le está aclarando el funcionario, si nadie en Cuba ha visto el documental? ¿Qué estado de opinión pública se tiene que desmontar? ¿Quién dio la orden de suspender la proyección en El Ciervo Encantado, para luego insistirle al director que corte dos secuencias? ¿Qué pervertida concepción es esa en la que el arte debe ser explicado y desmenuzado por especialistas antes de su apreciación por los espectadores, incapaces por sí mismos de leer o entender su discurso?

La mayor incoherencia es que si tal cosa (¡proteger al pueblo de las intenciones oscuras del arte!) fuese legítima, el ministro debería renunciar y su organismo desaparecer por incompetentes, pues si a estas alturas los ciudadanos no pueden discernir “correctamente” lo que alguien dice en dos minutos de una película, toda la política cultural y educativa de seis décadas de Revolución salta por los aires.

Fito Páez no miente, no manipula la Historia de nuestro país, no es irrespetuoso con la isla, solo evoca pasajes de su vida, en un sencillo documental estructurado sobre sus recuerdos, sentimientos y memorias. Juan Vilar no ha puesto en peligro, como se dijo en televisión y en tweets oficiales “la hermosa relación de amistad de Fito con Cuba”, sino que son precisamente ellos, los funcionarios con su irresponsable proceder, los que la han contaminado.

Los hechos nos llevan también a otra dimensión, como han expresado cientos de artistas. El rol jugado por la Uneac en todo esto es vergonzoso. Se ha callado, cuando ha debido colocarse al lado de los intelectuales y artistas. ¿Cómo entender que tantos de sus miembros se sientan agredidos y ninguneados sin que la asociación que… ¿los representa?, los apoye? Aquí tampoco hay nada nuevo pues en Cuba ya todo se presenta como un déjà vu.

Asamblea de Cineastas Cubanos

La ira de los cineastas no es casual, no es un pataleo, como algunos suelen despectivamente anotar. Desde inicios de los sesenta se han producido múltiples eventos de censura y confrontación con las instituciones o figuras del Partido. Ahora mismo hay cientos de películas que no se exhiben en nuestras salas por todo tipo de sospechas y prejuicios. Varios cineastas recordaron acontecimientos similares (los debates por una ley de cine hace 5 años) donde fueron tratados por parte del aparato cultural como quintacolumnistas y agentes de la contrarrevolución (¡!)

Es una regla, un modus operandi, practicado década tras década, contra todo aquél que discrepa de un canon o no sigue la corriente dominante. Basta con leer los mensajes y posts en redes sociales emitidos por altos funcionarios el pasado 10 de junio para apreciar una recurrencia, una forma enfermiza que mezcla desprecio y soberbia hacia los cineastas y la comunidad artística que los apoya.

No es un problema de la Revolución sino de un concepto incorporado en el ADN de un sistema y en muchos de sus funcionarios, quienes no saben o no quieren gestionar las críticas o el disenso. Para ellos el arte debe ser bonito, entretenido, dirigido siempre a ofrecer valores, consejos y soluciones al pueblo. Los creadores pueden articular diversas formas y transitar por estilos o estéticas, pero cuando se trata de observar críticamente la realidad, el miedo corroe el alma del poder.

Uno puede revisar los discursos, las cartas, las “notas al margen”, los “prólogos” y las órdenes emitidas una y mil veces contra los artistas “díscolos” y encontrará las mismas palabras, acusaciones y enfoques.

Los sucesos alrededor del documental de Juan Vilar son excesivos y surreales. Una muestra del rumbo fatal que ha tomado cierta jerarquía cultural en la isla que, obsesionada en su lucha contra la “banalidad impuesta por el imperialismo”, olvida mirar de frente los enormes problemas sociales y, por tanto, culturales, que nos asolan.

No hay sólo una guerra contra Cuba, hay una guerra brutal y esencial en todo el mundo contra los fundamentalismos, el fascismo, las ideas retrógradas, las discriminaciones y las exclusiones que cada día parecen ganar terreno. Si verdaderamente se quiere salir adelante en esa contienda, hay que empezar señalando y barriendo toda manifestación totalitaria de censura, segregación política y represión que reproducimos en casa. Nunca será legítima una lucha contra una hegemonía o dictadura del pensamiento si el resultado genera otra similar.


Julio Antonio Fernández Estrada en
El Toque, 13 de julio de 2023.

“NO ME IMPORTAN LOS CENSORES”.
ENTREVISTA A JUAN PIN VILAR 

A finales de 2021, el destacado documentalista cubano y director de televisión Juan Pin Vilar me dijo con emoción que la película, que se llamaría La Habana de Fito, estaba cogiendo forma y que cada vez se parecía más a lo que él esperaba.

Juan me anunciaba a cada rato que el documental le gustaba, que había encontrado más cosas, que se veía distinto, que sonaba mejor.

La Habana de Fito de Juan Pin Vilar es célebre sin haber llegado a las salas de cine. Su transmisión, sin permiso del director ni del productor del audiovisual, en el espacio Espectador crítico, de la televisión cubana, fue un escándalo cultural dentro y fuera de la isla.

Era esperable la censura al documental. Fito Páez habló con Juan Pin de sus experiencias en Cuba y de política. No es una entrevista sobre la relación de Fito con el poder en nuestro país, pero lo que muestra fue suficiente para la susceptible maquinaria del autoritarismo cubano.

Ahora, decenas de realizadores cubanos se han organizado, crearon una asamblea, existe un apoyo enorme al equipo de La Habana de Fito y los dirigentes tuvieron que sentarse a conversar sobre lo que han hecho y, tal vez, sobre lo que van a seguir haciendo, porque es su naturaleza.

Como siempre, detrás de la información pública hay más. ¿Qué viven quienes hicieron el documental?, ¿cómo asimilan el ataque oficial a la obra?, ¿se sienten acompañados por la organización espontánea de cineastas e intelectuales de distinto tipo?

Estas preguntas y otras se las hago ahora a Juan Pin Vilar. He sufrido mucho con él desde noviembre de 2020, y él me ha dado la seguridad de su cariño inesperado.

La audiencia quisiera saber varias cosas; estas son las respuestas del director del documental.

Juan Pin Vilar


—¿Creíste que La Habana de Fito sería un documental conflictivo para los estándares de la censura cubana?

—Mientras filmo no me planteo la censura como una búsqueda. Me concentro en lo que quiero narrar y, dentro de la narración, en lo que quiero decir. No me importan los censores. Estoy acostumbrado a lidiar con ellos y a no ceder. Pensé que sería polémico, pero no censurable.

Prestar atención a los límites que impone la censura es rebajarse como creador y darle espacio a lo mediocre y lo dictatorial. Los únicos límites que acepto me los impone el sentido común y el respeto absoluto por causas universales como el antifascismo, la lucha contra la homofobia, el antirracismo, etcétera. No existe una sola obra mía que sea lesiva a Cuba y a su historia.

—¿Cómo le contaste a Fito este barullo? ¿Cómo lo han vivido juntos?

—Sencillo. Sin aspavientos. Él ha estado al tanto del documental desde la idea, porque son sus testimonios y mi punto de vista unidos en una obra. Nunca me pidió que cambiara nada, nos respetamos mutuamente.

Cuando prohibieron la exhibición del documental en El Ciervo Encantado, le envié la nota de El Ciervo, después los textos de Gustavo Arcos, Fernando Pérez y Luis Alberto García. Más tarde su propio equipo y él contactaron conmigo y con el productor, Ricardo Figueredo, y fueron nutriendo su curiosidad.

Él está en plena gira y yo en pleno debate. Comprenderás que lo ocurrido no es su prioridad ni enterarlo la mía. Lo importante y esencial sí lo conversamos. Sobre todo, cuando un viceministro, muy menor en cualquier sentido, intentó contactarlo pasando por encima de nosotros. Eso fue lo que realmente lo ofendió. No es posible que, en pleno siglo XXI, el Gobierno cubano pretenda que un artista lo apoye en un acto flagrante de censura de una obra y linchamiento mediático a su creador.

—¿Cómo han quedado tú y el equipo después de este bochorno producido por la administración, que nunca nos decepciona y que siempre cumple como mediocre destacada?

Entre atónitos y enojados. Mis amigos y mi familia con mucho miedo. Varias veces tuve que explicarles a mis hijas que no iba a ser detenido. Aunque en algún momento me asustó la ferocidad con que tuitearon algunos muy mediocres y de alta jerarquía política y pensé que podrían meterme preso.

Agradezco la solidaridad indirecta de Silvio Rodríguez, José María Vitier y Jorge Fuentes. Esas tres personas me conmovieron porque tengo puntos de vista diferentes con ellos en cuanto a la política y al Gobierno, pero nunca sobre la Patria.

Si toda la campaña que, obviamente, tenían preparada con el objetivo de criminalizarme y separarme del pensamiento revolucionario y patriótico no tropieza con muros de ese tamaño, no me caben dudas que yo estaría preso.

—¿Cuál es la cronología de hechos que llevaron a la censura y ataque frontal del documental y sus realizadores?

—La cronología empieza en la guerra de los emails en 2007 y mi negativa a aliarme con un sector de la cultura que estaba interesado en desviar la atención y falsear la narrativa de la historia cultural en la Revolución cubana. Ese es el germen de la campaña tan brutal desatada por algunos tuiteros contra el documental y contra nosotros.

Luego, el 27 de noviembre de 2020 me puse otra vez del lado de lo justo. Fue otro golpe para ese sector peligroso que todavía tiene influencias en las instituciones culturales cubanas. En ese sentido, el primer texto de Fernando Pérez es brillante.

Han estado 15 años cazándome la pelea. Por suerte son ciegos y menores. Ellos sí no están “a la altura del conflicto”. Han estado colocando a Cuba y la cultura debajo de una luz desfavorable ante la opinión pública. Si el argumento es que existe una campaña contra Cuba, cómo es posible que se censure un documental sobre una figura mediática como Fito, que iba a ser exhibido en una salita de un grupo de teatro, en un lugar desconocido de un barrio habanero.

Lo otro son los oportunistas de siempre, los aliados de la mediocridad que se dicen artistas o cineastas y por detrás comulgan con funcionarios a cambio de posibilidades y presupuestos. Esos me persiguen desde finales de la década de los ochenta; son un invento de la burocracia.

—A raíz de lo que ocurrió con el documental, ¿cuál seguirá siendo el rol del Fondo de Fomento del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) para la producción de cine independiente cubano?

—No sé. Es un espacio importante y positivo, por eso nunca lo menciono, a pesar del rol tan cobarde que han jugado en nuestro caso. Además, según Fernando Rojas, el Fondo fue quien entregó la película para que la exhibieran en televisión.

—¿Crees que el apoyo de cineastas y cientos de intelectuales sirva para “ganar” tu caso, política y jurídicamente?

Quisiera que ese apoyo, que agradezco, no se enfoque en mí, ni siquiera en el documental. La obra se defiende por sí misma. Lo que hay que apoyar es un hecho inédito en la cultura cubana pos-59. Los jóvenes de ahora son inclusivos y no discriminan a los que se fueron a vivir a otras geografías. Esa hermandad debemos defenderla todos, con independencia de nuestras ideologías o colores políticos.

Nunca en la historia de la Revolución cubana se ha tenido un escenario tan propicio para la inclusión. Ese es el gran ejemplo hacia la ciudadanía, “con todos y para el bien de todos”. Porque eso derrumba los conceptos de “fulano se fue” y “mengano se quedó”.

—¿Cuáles son tus planes ahora con el documental? ¿Podrá verse en Cuba y fuera la última versión?

—El documental recorrerá los festivales que pueda, como cualquier otro filme de cualquier otro director. No creo que lo envíe al de La Habana, no confío en ellos. No sé qué daño puedan hacerle al documental si los presionan.

—¿Demandarás al Instituto de Información y Comunicación Social (antes ICRT)?

—Recién me planteo muchas posibilidades legales, no tengo nada decidido. Haré lo que más sirva para que los jóvenes comprendan que Cuba es y debe ser independiente y soberana, y también libre de esta decadente y tramposa burocracia.


Yenys Laura Prieto en El Toque, 14 de julio de 2023

FITO PÁEZ: “MI ÚNICO PATRIMONIO ES LA LIBERTAD” 

Son las 12 del mediodía del 10 de julio de 2023. La Gran Vía de Madrid es una boca desenfrenada que engulle los cuerpos calientes, a 38 grados bajo el sol. Sobre el asfalto, hay una ciudad hecha de exilios y jirones cada vez más visibles. Fito Páez sabe de esas fracturas, las ha visto en una parte del público de su actual gira por España. Con él ha compartido la celebración por los 30 años de El amor después del amor, un álbum que puede escucharse como un exorcismo, un gemido, una liberación.

Si le preguntamos a Fito Páez sobre la diáspora latinoamericana en Europa dirá que “toda diáspora lleva tristeza porque representa el alejamiento del terruño”. Sostendrá también que hay “algo allí que debe ser reparado”. Así comienza esta conversación que ocurre a pocas horas de un concierto en Barcelona. Pero ahora estamos en Madrid, en un céntrico hotel donde el músico argentino Rodolfo (Fito) Páez nos espera para hablar sobre Cuba; las ideologías y los lenguajes; la censura y el vértigo; la memoria y la persistencia de la vanidad.

“La diáspora latinoamericana surge básicamente de un conflicto económico. Pero hay que decirlo, encontramos motivos ideológicos porque, por ejemplo, también en Argentina hay cuestiones ideológicas en juego. En el caso de Cuba, la gente que se adhiere al régimen será también parte del dolor de la gente que se va. Igual yo no veo que las cosas sean tan sencillas”, afirma Fito.

Ante ese conflicto asegura que “algo altamente preocupante es cómo las dirigencias políticas de Latinoamérica no logran abrir la puerta a las nuevas generaciones y la gente más joven no logra ponerse en dos patas ante gente mayor que no está entendiendo la velocidad a la que va el mundo”. En un contexto así, la música de Fito deviene territorio de encuentro para quienes padecen distintos desarraigos. “Sé que vengo con la cinta de scotch a pegar y a juntar. Y me hace muy bien, por un lado, pero por el otro lado, no. La gente tiene que estar en su país”.

Lo próximo que nos cuenta tiene que ver con el documental realizado por Juan Pin Vilar, La Habana de Fito; la importancia de relativizar todas las narrativas —especialmente las del poder autoritario— y los aprendizajes que adquirió de Rashomon, el filme de Kurosawa, en el que hay varios puntos de vista sobre un mismo hecho. Así continúa el diálogo con el músico argentino de 60 años que reniega de los adjetivos altisonantes y de palabras como “límite”, “ícono” y “audacia” porque “en el mundo del “artisteo” esas palabras están muy travestidas”.

Fito Páez en Varadero, 1989.
Tomada de Mundo Páez


“La burocracia cubana no es Cuba. Cuba no es un burócrata”

Mientras el tour “El amor 30 años después del amor” transcurre en España; al otro lado del océano, en La Habana, las palabras de Fito remueven la costra anquilosada del aparato institucional cubano, que reacciona ante un documental en el que se entrevista al músico rosarino. La ciudad, como telón de fondo, invita a Fito a desnudar memorias, sitios y personas que definen su relación con la Isla y su historia más reciente. Un acto de censura y una exhibición no autorizada del documental realizado por Juan Pin movilizan a gran parte del gremio de cineastas y realizadores cubanos en defensa del derecho de creación y de la libertad de expresión.

Fito revela que tuvo en sus manos el primer corte del documental. Lo revisó. Le pareció que faltaban cosas. Sugirió cambios. Vilar los realizó. Se incluyeron nuevos testimonios y materiales de archivo. Con la entrevista a Pablo Milanés y a otros artistas lograron presentar “una visión más amplia”, asevera el músico argentino.

“Vi el documental, me gustó el último corte. También estuve al tanto de lo que sucedió primero con la suspensión de los tres filmes programados en el espacio de El Ciervo Encantado. Ahí comienza a haber un poquito de ruido, ¿no? sin ninguna explicación aparente, que es como parece que funcionan las cosas en Cuba, lamentablemente. A estas alturas, estar explicando que las cosas no son de una sola manera parece, por lo menos, paleolítico o medieval. Hay gente que todavía sigue atorada en este tipo de cuestiones”.

Según refiere Fito: “El arrebato fue inmediatamente después de una charla que tuvimos con un viceministro de Cultura. Mi mánager habló con él porque yo estaba recuperándome de una operación en el brazo”. En ese intercambio, el mánager fue informado sobre una legislación “por la cual no se pueden decir cosas en contra del régimen”. Aunque Fito no precisa de cuál ley se trata, varios artículos del nuevo Código Penal pueden ser utilizados con ese objetivo, entre ellos el 120 (limita derechos constitucionales en favor del “normal funcionamiento del Estado y del Gobierno”) y el 266 (referido a la regulación de contenidos publicados en redes sociales y medios de comunicación).

“Mi mánager le dice muy coherentemente cuando avanza esa charla de querer hacerme tocar en La Habana: Mirá, en estas condiciones, con esta ley que está allí rigiendo ahora, cómo vas a invitar a Fito a que vaya”. Finalmente decidió no aceptar.

Después de ese suceso, se realizó la exhibición del documental en el programa Espectador crítico de la televisión nacional, sin el consentimiento del director ni del productor del material. Fito califica la acción como “un movimiento infantil” y, por otro lado, como “una especie de antigua tradición de manipulación de los hechos”.

En esta parte de la entrevista, el músico argentino narra minuciosamente lo sucedido.

“La palabra manipulación va a cobrar valor, aquí y ahora, porque hacen la pasada del documental en la televisión abierta, de un día para el otro, sin permiso de Juan Pin; sin tener los derechos musicales, sin tener mi permiso. Entonces, se convierte en una provocación… Te diría en un sentido “menor”, porque parecen niños. No parece una charla adulta de alguien que quiere tener realmente una discusión al respecto, como lo haría cualquier intelectual o persona ligada seriamente a la vida estatal o a la vida de un Ministerio de Cultura”.

Reconoce también que escuchó los audios del programa televisivo en el que “le informan al espectador desprevenido que van a suceder cosas que no están bien. Pasan el documental y después, claro, dicen: “acá no hay ninguna censura, estamos pasando el documental”. Por no hablar del tema legal, pues se establece una nueva situación que pone en riesgo un montón de cosas como Estado, al haber cometido casi un delito —si no un delito— y la provocación de seguir dejando afuera al protagonista de esta escena”.

A raíz de la polémica, autoridades del aparato institucional cubano comenzaron a esparcir la narrativa de que Fito Páez había sido manipulado. El compositor rosarino reconoce que hay dos cuestionamientos que incomodaron especialmente al poder cubano. Uno tiene que ver con sus declaraciones sobre la desaparición de Camilo Cienfuegos (en las que invita a cuestionar un suceso no esclarecido) y el otro con su rechazo a la pena de muerte aplicada contra unos secuestradores de lancha en 2003.

“Parece una especie de táctica de los Servicios de Inteligencia antiguos. Intentan instalar la idea de que Juan Pin me manipula para que yo diga lo que digo allí”, afirma Fito. Sobre el episodio de Camilo, agrega: “es una discusión que tuve con parte de la juventud comunista de esos años. Les planteo: “Muchachos, por favor, hay que investigar esto. No tenés que repetir la letra que te dicen, sobre todo si no tenés pruebas científicas”. Yo conté esta anécdota que fue casi una pelea en la Casa de la Juventud en el año 93. Eran chicos que no querían pensar y tenían mi edad”. Sobre el episodio de las ejecuciones, Fito se promulga “contra la pena de muerte aquí, allí y en todos los lados”. Al respecto, concluye: “No le tengo que pedir permiso a nadie”.

“Yo soy amigo del pueblo cubano, no soy amigo de ellos. Ellos no representan al pueblo cubano. Yo sí soy amigo del pueblo cubano. Y voy a estar allí hasta las últimas consecuencias con lo que haya que hacer. Intentar acusarme de ingenuo o presentarme como una persona manipulable habla de lo poco que me conocen. Es una falta de respeto, por otro lado. Para que quede clarísimo, aquí Juan Pin no ejerció ninguna manipulación porque yo no soy un hombre manipulable y tengo mis ideas clarísimas”.

Fito y Pablo.


“La Asamblea de Cineastas Cubanos se paró en dos patas”

Fito ha seguido de cerca lo que reconoce como “un hecho histórico importantísimo por la búsqueda de libertades”. Hace referencia, especialmente, al encuentro del 3 de julio de 2023 entre integrantes del gremio en el cine 23 y 12, de La Habana, a partir de una iniciativa de la Asamblea de Cineastas y que tuvo como antecedente la reunión del 23 de junio convocada por el Ministerio de Cultura, el Icaic y el PCC.

“Ya está.
Ya se entendió”.

“Basta de echarle la culpa de todo al bloqueo norteamericano”, sostiene el músico al analizar un espacio saturado por el discurso político. “Hay que buscar formas más inteligentes para que no muera gente de hambre ni en el mar ni de ninguna manera. Hay sistemas que fracasan y no mucho más. ¿Defender eso de qué manera y para qué, para sostener qué, posiblemente el ego de unos cuantos líderes? Me parece que no, no vale la pena sacrificar una sola vida humana para que alguien sostenga una idea en favor de su propia vanidad. Ellos piensan que son Cuba, la burocracia cubana no es Cuba. Cuba no es un burócrata. ¿En qué momento las banderas ideológicas representan la vida de los pueblos? La gente es más sencilla, más abierta, más cálida en todos lados, en todos los rincones del mundo”, precisa el artista.

Para Fito lo más relevante es el gesto de los cineastas cubanos al “juntarse y entender que acá hay una anomalía… un hecho explícito de censura y de manipulación de la información de una manera tan ingenua y tan —te diría— “borde” que entra en el terreno de lo fantástico”.

“El mundo ya pasó. De esa forma ya no vive nadie más en ningún lado”, enfatiza él.

Fito prefiere no hablar de sus disputas allá adentro porque “no vienen al caso”. Pero sí se cuestiona “cuánta gente que se adhirió a la Revolución se siente hoy defraudada en su fuero íntimo. Y eso es también un dolor y una tragedia, porque las personas han confiado”. Si le preguntan sobre Pablo Milanés, responderá que siempre estuvo a su lado “peleándose con todos ellos, con los burócratas”. Y agregará: “A mí nadie me cuenta quién fue Pablo Milanés en Cuba. De ese lado estaba yo”.

Fito Páez y Cecilia Roth.
Tomada de Mundo Páez


30 años de música después de la música

Todo ha quedado registrado en video. Las palabras de Fito tienen el ardor de un muchacho obsesionado con la belleza y también la lucidez de quien ha visto mundo sin dejarse cercar por los dogmas. “Pasaron muchas cosas en los últimos 30 años que nos cambiaron muchísimo a todos. Yo he cometido un montón de errores ―algunos son públicos―, pero también he aprendido. Aquel que no reconozca sus errores la va a tener bien jodida”.

A sus 60 años, el músico argentino está reeditando El amor después del amor con otras versiones totalmente diferentes. “Hay algo ligado al misterio, a cosas más sencillas como la cultura de la comida de los domingos al mediodía y encontrarse con amigos y tomarse la cerveza y escuchar una música y enamorarse con una canción y tener hijos. Todo eso está allí. La celebración de El amor después del amor reveló parte de esa vida que no ves en los diarios ni en la radio ni en la televisión ni en las redes. Creo que fue eso: acordarnos de la vida de hace 30 años no solo con un efecto de nostalgia, sino como recuperación de una identidad”.

No hubo valentía, transgresión, desenfado, atrevimiento ni otros adjetivos que rebotan contra la mente inquieta de Fito Páez, agotado por el trasiego mediático. Las nuevas versiones del disco tienen que ver con un deseo lúdico de explorar la música como lenguaje. “No soy un artista audaz que vive en el límite. En el límite vive un alpinista que está a cinco mil o seis mil metros de altura sin poder respirar. El límite y el riesgo es de quien está en la primera línea de guerra intentando defender una trinchera”.

Para Fito la música no avanza, no evoluciona, es un lenguaje. “Tiene algo hermoso. Eso sí, la decisión que tome tu espíritu, tu sentir y tus saberes puede hacer que eso sea una poética en la construcción de la obra. ¿Que si tengo una poética? Yo creo que sí, floja, incompleta, llena de adjetivos malos”.

Con El amor después del amor Fito tomó la decisión de “pervertir” el material. “Por qué. Porque sí. Porque podemos. Vamos a divertirnos y a darle vuelta a todo. En todo caso, esa puede ser mi marca. Tengo algo muy charliano [de Charly García] o muy Luis Alberto Spinetta y es que somos “patafísicos”. Donde está la cámara de fotos a lo mejor vemos un pájaro y hacemos que esa máquina de fotos se transforme finalmente en un pájaro. Esa puede ser parte de mi poética en todo caso”.


Infancia y juventud: el cuerpo que recuerda

Durante los años de la pandemia, Fito dio vida a tres discos y un libro. “Hice tres álbumes, uno doble con orquesta —nunca había hecho un álbum con orquesta— basado en Los siete locos, de Roberto Arlt; y otro disco de piano solo. Mi editor en Planeta estaba interesado en que escribiera también unas memorias”. Pero hasta ese momento había leído pocas obras del género.

“No tenía modelo. Lo máximo que había tenido como modelo es el libro París era una fiesta, de Hemingway. Ese texto me acojonaba mucho porque estaba editado de una manera tan brutal, se notaba el hacha de Hemingway. Había leído también la biografía de Bonaparte”.

Fito en el Festival Internacional de Varadero, 1989.
Tomada de Mundo Páez

Una noche Fito se puso a escribir. Aquellas primeras líneas narraban la visita que realizó con su padre a la tumba de su mamá cuando era muy niño. “Posiblemente ese haya sido el tapón de la bañera y el agua salió de allí o se dejó ir”. Revela además que la escritura del libro autobiográfico Infancia y juventud desató experiencias muy movilizadoras; sobre todo, cuando debió relatar la muerte de su madre o realizar la recreación minuciosa de los asesinatos de sus abuelas. Para la reconstrucción de los hechos, revisó los expedientes de los tribunales y los diarios de esa época.

“Tuve días de angustias terribles, de descompostura; otros, de ataques de risa. Escribir una memoria es muy saludable. Entrás en una especie de montaña rusa y terminás muy diferente a como entrás. Me hizo muy bien y no escapé de las sensaciones. Hubo que llorar, reír, descomponerse físicamente. Hubo que vomitar, pasarse de alcohol, hacer trabajo de periodismo, leer lenguajes que me eran ajenos. Así que fue un ejercicio maravilloso”.

Hay un tema que le preocupa especialmente a Fito Páez y es la relación de “los jóvenes que están en el negocio de la música” no solo con la música, sino también con las palabras. Pero esa conversación queda pendiente para otro momento. Ahora tiene por delante varios meses de conciertos y la certeza de que siempre ha confiado en su deseo, que no lo ha traicionado.

“Que haya errado, sí. Que haya tomado el camino incorrecto, sí. Pasa que a veces uno confía mucho en su deseo y tu deseo muchas veces te puede tirar por la borda. Yo tuve suerte. No me pisó un colectivo. No me pisó una guagua en La Habana. No me agarraron a trompadas a la salida de un boliche. No me acosté con la mujer de ningún amigo. No me saqué el carné de conductor cuando era joven. Un poco es la suerte y otro tanto es la voluntad. Sí, hice algunas cosas que me protegieron. Tengo un fusible protector. Hay algo que me protege de mí mismo”.

Fito Páez contra la censura — El Toque


Asamblea de Cineastas Cubanos (13 de julio)

Reunión de la Asamblea de Cineastas, 3 de julio de 2023, cine 23 y 12
Frank Fernández

El día 12 de julio a las 8:00 am inició el proceso de votaciones para conformar los grupos de trabajo de la Asamblea de Cineastas Cubanos y cerró hoy 13 de julio a las 8:00 am.

Algunos cineastas, no tenían WhatsApp o tuvieron inconvenientes tecnológicos para realizar la votación y pudieron ejercer su voto por la vía del correo electrónico de la propia asamblea .

A continuación, les ofrecemos los resultados

Grupo de representantes de la Asamblea de Cineastas Cubanos

Fernando Pérez, Gustavo Arcos, Luis Alberto García, Ernesto Daranas, Rosa María Rodríguez, Deymi D Atri, Senel Paz, Kiki Álvarez, Carla Valdés, Manuel A. Rodríguez y Katherine T. Gavilán

Producción

Carlos Gómez, Frank Fernández, Yamila Marrero, Pedro Suárez, Reymel Delgado, Ricardo Figueredo, Mónica Pita, Leila Montoro y Dayana Prieto

Leyes y decretos

Alejandro Ramírez, Armando Capó, Darsi Fernández, Ernesto Daranas, Esteban Insausti, Glenda Martínez, Inti Herrera, Iván Giroud y Lía Rodríguez

Censura y exclusión

Gustavo Arcos, Luis Alberto García, Deymi D Atri, Marylin Solaya, Carla Valdés, Lynn Cruz, Manuel A. Rodríguez, Jorge Fuentes, René Arencibia

Política cultural

Fernando Pérez, Juan Antonio García,  Kiki Álvarez, Dean Luis Reyes, Irina Carballosa, Belkis Vega, Magda González, Rebeca Chávez y Katherine T. Gavilán

#NuestroCineSeráLibreONoSerá


Gustavo Arcos Fernández-Britto tras la elección de los representantes de la Asamblea de Cineastas (Facebook, 13 de julio)

Esto pudiera ser insignificante en un país donde hay tantos, graves y urgentes problemas que resolver.

Cientos de creadores acaban de trazar un camino histórico en nuestra nación, eligiendo a sus representantes para liderar transformaciones asociadas al cine y la cultura.

Aquí han coincidido diferentes generaciones y posiciones políticas, hay un amplio espectro de intereses y expectativas. Fue un proceso eleccionario completamente abierto, transparente y ejemplar.

Los jóvenes han estado coordinando, generando ideas, llevando la mayor responsabilidad porque cualquier cambio tiene que ser esencialmente para ellos que son el futuro.

Seguro surgirán obstáculos, ataques, amenazas, intentos de dividir y confundir, nada que no acompañe este tipo de gestos y acciones.

Hay una comunidad que se ha venido expresando. También existe una propuesta que nació de un diálogo con representantes del gobierno.

No será fácil lo que tenemos por delante porque hay muchas heridas que sanar, historias que superar.

Abrazo a todos los que confiaron y creyeron.

Gustavo Arcos mientras intervenía en la reunión de la Asamblea de Cineastas Cubanos del 3 de julio, en el cine 23 y 12.
Cortesía de la Asamblea de Cineastas Cubanos


Asamblea de Cineastas (15 de julio)

En horas de la tarde de ayer 14 de julio de 2023 se reunieron los integrantes del grupo de representantes y las comisiones de trabajo de la Asamblea de Cineastas Cubanos elegidos mediante las votaciones del día 12 al 13 de julio para tener el primer acercamiento y definir las próximas acciones:

1. Crear los canales de comunicación adecuados para viabilizar el trabajo de cada comisión.

2. Todos estuvieron de acuerdo en que es primordial que Censura - Exclusión y Producción comiencen a trabajar lo antes posible para que a finales de la próxima semana se pueda presentar ante el grupo el resultado del trabajo realizado.

El grupo de productores cubanos tiene un trabajo previo junto al Icaic que permite avanzar en varias cuestiones.

La Comisión de Censura y Exclusión debe presentar una exhaustiva relatoría basada en los hechos ocurridos alrededor del documental La Habana de Fito, dirigido por Juan Pin Vilar.

3. Comunicar a las autoridades del gobierno, el resultado de nuestras elecciones y la forma en que a través de cuatro comisiones articularemos nuestro trabajo. En este sentido consultar con el Icaic la manera más expedita para establecer esta comunicación con nuestros interlocutores gubernamentales.

4. Se propuso y se llevó a votación que Manuel Pérez sea un invitado permanente del trabajo que realice la Asamblea de Cineastas Cubanos por su trayectoria como cineasta y testigo privilegiado de momentos fundamentales de la historia del cine cubano en las últimas décadas.

A partir de la semana próxima el grupo de representantes de la Asamblea y los grupos de trabajos tendrán sus encuentros y les brindaremos por las vías que hasta ahora hemos destinado para esto, las decisiones y acciones que se definan.

#NuestroCineSeráLibreONoSerá

Reunión de los grupos de trabajo de la Asamblea de Cineastas, 21 de julio de 2023


Es continuación de La Habana de Fito (5).

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