No soy maga ni sirena, / Ni querub ni pitonisa, / Como en tus versos galanos / Me llamas hoy, bella niña.
A cincuenta años de la primera edición de El diario que a diario se hace de nuevo el recorrido y se escudriñan sus recodos par...
Tú, que cuando la luz en el cielo encendiste / que nos bañara a todos los hombres le dijiste, / Señor: Pasó ya el tiempo de la...
Un poema de Esteban Borrero publicado en El Fígaro.
¡Cómo nutres de luz a tu criatura / en tanto la devoras! ¡Qué secreta, / qué secreta, Señor, es tu ternura!
De libertad, sublime y glorïoso, / El pendón recibid, camagüeyanos; / Con entusiasmo desplegadlo ufanos, / Que ha llegado el m...
Ilesa isla intacta / bozal del mar nómada, / cabezal de nardos / ahogados en luz.
No le basta a la nube el firmamento, / ni basta al árbol de la flor la gala, / ni al ave errante la ilusión del ala, / ni al h...
No existe lazo ya; todo está roto: / plúgole al cielo así, ¡bendito sea!, / amargo cáliz con placer agoto; / mi alma reposa al...
A Camagüey suelo ir / por revivir / mis claros días de infancia. / Aspiro allá en su fragancia / rosas que no volverán.
Yo no voy a decirte que soy un hombre puro. / Entre otras cosas / falta saber si es que lo puro existe.
Epístola de Dios. La poderosa / mano lanzó la flecha que corría / a un destino de antena temblorosa.
Tú, que dejaste la tierra, / responde tú, / donde tu padre reposa / bajo una cruz, / ¿dónde dejarás tus huesos? / Responde tú.
Sólo sabrás dos cosas: de amor y de belleza. / Lo demás... nada importa. Toda la vida es / amar; sentir lo bello; tener una tr...
Comemos muerte cada día, / y la muerte nos roe cada noche.
Si pregunta por mí, traza en el suelo / una cruz de silencio y de ceniza / sobre el impuro nombre que padezco.
¡Tú ostentas a Dios hecho hombre! / ¡Tú elevas el hombre hasta Dios!
¡De Adán el linaje ya está redimido! / ¡Y aún queda la Madre al pie de la Cruz!
La forma de la muerte no es una calavera. Es tu ausencia como una llanura calcinada.
¡Qué penumbra de dalia desterrada! / ¡Qué eclipse de guitarra y romancero! / ¡Qué apagarse de trenzas y toreros / Yerra dolien...
Sapito y Sapón son dos muchachitos de buen corazón.
Tiraron. (¿Cómo fue que pudieron tirar?) Mataron. (¿Cómo fue que pudieron matar?)
La distancia no existe. Abres una ventana, / albergue de palomas huidizas, y en la nieve, / serenas aparecen por un instante b...
¿Cuál es tu culpa, ¡oh cándida acusada? / —¡Sobre mi frente pálída y sagrada / llevar la Libertad!