A Mariano Brull
Ésta es la vieja sala familiar. Aquí un día
El padre de mi padre miró con alegría
A sus hijos y nietos juntos en la reunión;
Y aquí entre cuatro velas durmió su último sueño
La madre de mi madre, y se cumplió su empeño
De rezarle un rosario como única oración
Por la ventana abierta, el Sol de la mañana
Derrama alegremente su bendición cristiana,
Mientras la vieja criada, rosmando algún cantar
Va sacudiendo todo, debajo la mirada
De la Abuela, en un marco severo retratada
Por un pintor anónimo que nadie ha de nombrar.
Aquí fue donde una tarde de fin de año,
—Ya pensaba en los Reyes y en su divino engaño—
Vi que comentaban, juntos en un rincón,
Mi padre y mis hermanos, cosas que no entendía.
Y luego, vi a mi madre rezar, y que decía:
Haz , Señor, que termine esta revolución.
Todo sigue lo mismo. La Abuela está en su marco
Severamente triste, viendo que sobre un charco
De Sol, vuela una mosca y vuelve a revolar.
Nada turba el silencio. Todo está como antaño.
Únicamente yo, cansado, todo el año
Miro que va pasando sin Reyes que esperar.
Portada de la revista Social donde apareció este poema.
Tomado de Social. La Habana, Enero de 1925, p.34.
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