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De otro modo

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De otro modo

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      Si en vez de ser así,
      si las cosas de espaldas (fijas desde los siglos)
      se volvieran de frente
      y las cosas de frente (inmutables)
      volviesen las espaldas,
      y lo diestro viniese a ser siniestro
      y lo izquierdo derecho…
      ¡No sé cómo decirlo!

      Suéñalo
      como un sueño que está detrás del sueño,
      un sueño no soñado todavía,
      al que habría que ir,
      al que hay que ir,
      (¡no sé cómo decirlo!)
      como arrancando mil velos de niebla
      y al fin el mismo sueño fuese niebla.

      De todos modos, suéñalo
      en ese mundo, o en éste que nos acerca y nos apaga
      donde las cosas son como son, o como dicen que son
      o como dicen que debieran ser…
      Vendríamos cantando por una misma senda
      y yo abriría los brazos
      y tú abrirías los brazos
      y nos alcanzaríamos.
      Nuestras voces unidas rodarían
      hechas un mismo eco.

      Para vernos felices
      se asomarían todas las estrellas.
      Querría conocernos el arcoiris
      palpándonos con todos sus colores
      y se levantarían las rosas
      para bañarse un poco en nuestra dicha…
      (¡Si pudiera ser como es,
      o como no es… En absoluto diferente!)

      Pero jamás,
      jamás.
      ¿Sabes el tamaño de esta palabra:
      Jamás?
      ¿Conoces el sordo gris de esta piedra:
      Jamás?
      ¿Y el ruido que hace
      al caer para siempre en el vacío:
      Jamás?

      No la pronuncies, déjamela.
      (Cuando esté solo yo la diré en voz baja
      suavizada de llanto, así:
                                                Jamás…)


Incluido en Sabor eterno (1939). Tomado de 
Obra poética. Compilación y prólogo de Enrique Saínz. La Habana, Ed. Letras Cubanas, 2007, pp.108-109.

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