¡Dadme aire! Necesito De espacio inmensurable, Do del insomnio al grito Se alce el silencio y hable!
Han pasado los años y Brull se ha encontrado —se ha completado— a sí mismo.
El niño está solo y juega un juego que nadie ve.
Hundido entre estatuas de cristal, tocando la bóveda del alma; estalactitas de vueltas y arcos espaciales, esponjas y p...
Alza tu voz sobre la voz sin nombre de todos los demás, y haz que se vea junto al poeta, el hombre.
Y es el proceso de la vida entera seguir, correr, volar... sin que sepamos cual será el fin de la fatal carrera.
¿Dónde fueron los pulcros viejecillos de guayabera blanca y de sombrero, que tomaban el sol junto a los hierros del parque...
Ay, ¿por qué este tenerte sin tenerte? Este llanto ¿por qué, no la alegría? ¿Por qué de mi camino te desvía quien me vence...
Y se acerca lo humano a lo divino con semejanza tal cuando me besa que en brazos de un espacio me reclino que en los confin...
Él es de la falange que a la tierra / viene del centro de la luz divina.
Legendaria ciudad noble y sencilla: / las gentes sanas, las costumbres viejas, / los patios flores, las ventanas rejas, / mezc...
Camagüey, se van tus rejas, / se van tus costumbres santas, / ya se fueron tus volantas, / Camagüey, ¡cómo te alejas!
Pocos autores han sido objeto de tan contradictorias apreciaciones como Gertrudis Gómez de Avellaneda. Elogios y vilipendios h...
El problema del vestido lo tengo resuelto ya: un modelito precioso: será de organza rosá con un escote muy bajo y con falda ac...
Nunca he olvidado el deleite con que escuchaba a Francisca, y cuando ahora, al cabo de tanto tiempo, se me pide que escriba un...
Último en el grupo de familia cuyos poemas reunió en una edición para venderla en provecho de la viuda y la huérfana de su her...
—¿Dónde vas con la frente siniestra, El labio mordido, jadeante el corcel? —A escupir a los pueblos abyectos Que besan sumi...
Voy atravesando valles, / voy parando en el batey, / voy fijando mil detalles, / voy camino a Camagüey.
Comenzaré por una afirmación ingenua y riesgosa: “Yo he inventado la poesía”. No hay por qué sonreír. Esto es verdad, y al que...
¡Adiós, patria feliz, edén querido! ¡Doquier que el hado en su furor me impela, tu dulce nombre halagará mi oído...
Bajo otro cielo, en otra tierra lloro… Esta nieve luciente me importuna… ¡El invierno me mata!... ¡yo te imploro!
Martha ha dejado su huella en el Camagüey antiguo, el Camagüey inmortal.
Una paloma / cantando pasa: / —¡Upa, mi negro, / que el sol abrasa!
Tú a quien el mundo enajenado oía en profundo y sublime arrobamiento, y cuyo excelso y poderoso acento a la asombrada Europ...