¡La Bandera en el Morro! ¿No es un sueño?
¡La Bandera en Palacio! ¿No es delirio?
¿Cesó del corazón el cruel martirio?
¿Realizose por fin el arduo empeño?
¡Muestra tu rostro juvenil, risueño,
enciende, ¡oh Cuba!, de tu Pascua el cirio,
que surge tu bandera como un lirio,
único en los colores y el diseño!
Comentarios
María Antonia Borroto
4 añosEste poema apareció, junto a otros de la autora, en la edición especial con que El Fígaro saludó el nacimiento de la República. Esas ediciones del periódico son impresionantes por varias razones. En primer lugar, muestran la trascendencia del suceso, cómo fue percibido, tanto por los cubanos como por representantes de otras nacionalidades (se incluyen abundantes testimonios en ese sentido) y, sobre todo, la apoteosis popular. Hay también una enternecida mirada atrás, a las glorias de los años anteriores y el reconocimiento de los méritos nacionales. Y también estas sucesivas ediciones (pienso en las de 1901 y 1902, las que he podido consultar) muestran una modernización del rotativo; la utilización de fotos cada vez más amplias y con un sentido plenamente informativo, la ampliación del uso de los géneros informativos, en particular del reportaje, me permiten suponer que el periódico se acercó muchísimo a los presupuestos del periodismo moderno. Sería interesante constatar el vínculo entre el nacimiento de la República y la modernización de la prensa en Cuba. Pienso, sobre todo, en El Mundo, que desde su propia génesis enarboló su modernidad como cualidad y como meta permanente. Por eso, cuando El Fígaro saluda con un fotorreportaje el primer aniversario de El Mundo, encomia la novedosa rotativa, el buen gusto y funcionalidad de la sala de redacción y la existencia de un cuerpo de notables periodistas, ya en el sentido estricto de la palabra, entre ellos nuestro Manuel Márquez Sterling. Sé que un análisis ligero y festinado podría suponer que la modernzación de la prensa fue epigonal de lo que sucedía en Estados Unidos. Cuidado: no seamos tan superficiales. Ya la tradición periodística en Cuba tenía densidad suficiente, ya había un savoir faire respetable y ya, desde los propios años de la llamada Tregua Fecunda, puede advertirse la entronización de otros modelos y esquemas para el ejercicio del periodismo. Al certísimo hecho de que muchos periodistas cubanos habían ejercido antes en los Estados Unidos hay que añadir algo que me resulta particularme segestivo: no tenemos idea de la influencia al revés. Sí, del influjo cubano en la prensa norteña y de la propia tradición de la prensa cubana editada en los Estados Unidos.
Lourdes Fernandez
4 añosQue gran verdad.
Y. J. Hall
4 años¿Por qué los Estados Unidos no se anexó a Cuba? ¿Quién me puede ayudar a entenderlo?
María Antonia Borroto
4 años@Y. J. Hall La pregunta de los mil millones...
Domingo Peña
4 añosEstremecedor soneto. Hay que volver a la emoción, hay que besar lo bello que en letras se levanta. Gracias.
Emilio Antonio Barreto Ramírez
15 horasA la solucitud de ayudar a entender por qué Cuba no se anexó a los Estados Unidos, parto del vigor emocional que destila el poema de Aurelia Castillo. Estoy seguro que es suficiente testimonio. La independencia era un clamor absoluto e irreductible. Ellos me obliga a poner la pregunta en contexto, para explicar mejor. O sea, la pregunta correcta es: por qué Cuba no aceptó ser anexada a los Estados Unidos? Los mambises tenían ya dos guerras de independencia pensadas y realizadas mirando fijamente el proceso de la Revolución de las Revoluciones: la francesa, en 1789: a través de la cual se consiguió una republica Laica, constitucional: con separación de poderes y la conformación vigorosa de una sociedad civil perfectamente institucionalizada. Por eso, ambas guerras de independencia se llevaron a cabo con presencia de una República en Armas: no con una sino con dos Constituciones hechas por juristas profesionales educados en Europa.
Emilio Antonio Barreto Ramírez
15 horasA lo anterior tengo que añadir que en pleno debate de la Constitución de 1901, realizado en Estados Unidos, cuando los anfitriones estadounidenses insertaron a la fuerza en el debate la Emnienda Platt hubo dos voces cubanas absolutamente radicales que inicialmente se negaron, de manera rotunda, a firmar el documento proteccionista: Salvador Cisneros Betancourt y Juan Gualberto Gómez, quienes apostaban definitivamente por regresar a la manigua para reiniciar la guerra por la independencia definitiva. Ambos fueron persuadidos allí mismo por Manuel Sanguily. La persuasión no llegó únicamente por la acertada visión profética de Sanguily acerca de que en algún momento la tal Enmienda dejará de existir y los cubanos seríamos los únicos dueños de nuestros destinos. Esa profecía de peso político tan real no fue suficiente para que Sanguily convenciera a Cisneros Betancourt y a Juan Gualberto Gómez. La otra razón de peso específico -por ser una realidad palpable- también fue un argumento de Sanguily y consistía en qué después de treinta años de guerra, los campos en el Oriente cubano eran tierra arrasada: ya no había ni siquiera posibilidades para alimentar tropas adentradas en una nueva guerra irregular.
Romel Hijarrubia Zell
7 horas@Emilio Antonio Barreto Ramírez: ¡Muy buen análisis el suyo! Añado: Sanguily pronunció un maravilloso discurso,- estando enfermo-, contra el Tratado de Reciprocidad Comercial con los EE.UU. de Norteamérica, porque imponía condiciones contrarias a los intereses de Cuba en comparación con el Tratado por Cinco años que le proponía Europa al gobierno cubano. Lo he releído muchas veces y, en todas, me emociona hasta las lágrimas la profundidad y humanidad de ese maestro de oradores. El Congreso envió sus representantes a los EE.UU. y discutió el proyecto más de diez sesiones diferentes. Ello dio motivo a un libro histórico de Enrique Hernández Millares (sic), titulado "La más Hermosa", "Historia de un soneto". La respuesta a Sanguily es una joya también de la dialéctica verbal, pues Sanguily pudo preparar el suyo con tiempo a pesar de estar enfermo. Su oponente fue nada menos que el abogado de los intereses azucareros de EE.UU. y de los hacendados cubanos, Antonio Sánchez de Bustamante estuvo a la altura del reto. Improviso a partir de una novela llegada a La Habana, donde se narra la historia de una familia, parte de la cual se hunde en la miseria, mientras otra progresa. Es la contrapartida al discurso de Sanguily el rechazo a lo propuesto por EE.UU. o el aceptar la oferta. Lo pude comprar por dos pesos y mandar a encuadernar, cuando dos pesos era mucho dinero para mí. Es todo. R.
Emilio Antonio Barreto Ramírez
14 horasLa apuesta por una Cuba soberana, constitucionalista e insertada en el concierto de repúblicas de Occidente era una decisión inalterable al precio que fuera necesario. Las pruebas también radican en que los protagonistas fueron hombres ricos de Cuba que lo renunciaron a todo. Incluso Martí, quien nació y se crío en un hogar humilde llegó a tener conciencia de como se vive en y desde la riqueza primero insertado de muy buen grado en la familia de Rafael María de Mendive y después casado con Carmen Zayas Bazán. Y a todo eso renunció. No eran casos aislados de renuncia a la riqueza; era una decisión mediada por la intransigencia.
Emilio Antonio Barreto Ramírez
14 horasDejo una nota más: si en Puerto Rico la anexión caminó expeditamente fue porque en la historia colonial de esa isla no hubo, salvo el Grito de Dolores, una fuerza independentista contra la Corona de España.