Para Jorgito Mañach y Baños que, de niño, le gustaba jugar con la luna
La luna y el niño juegan
un juego que nadie ve;
se ven sin mirarse, hablan
lengua de pura mudez.
¿Qué se dicen, qué se callan,
quién cuenta una, dos y tres,
y quién tres y dos y uno
y vuelve a empezar después?
¿Quién se quedó en el espejo,
luna, para todo ver?
Está el niño alegre y solo;
la luna tiende a sus pies
nieve de la madrugada,
azul del amanecer;
en las dos caras del mundo
—la que oye y la que ve—
se parte en dos el silencio,
la luz se vuelve al revés,
y sin manos, van las manos
a buscar quién sabe qué,
y en el minuto de nadie
pasa lo que nunca fue...
Comentarios
Yesabel Rodriguez Castañeda
4 añosHermoso
Maritza Betancourt Bernal
4 añosQué excelente juego de imágenes. Qué encantó de poesía
Lourdes Gómez
4 añosBello poema
Roberto Méndez
4 añosUn gran poeta, lamentablemente poco recordado y pobremente evaluado, aunque fue un autor cosmopolita, una figura influyente de la vanguardia y con varios textos antológicos en lo que menos importa es la jitanjáfora...También excelente traductor del francés. Llevo años investigándolo y cada vez lo aprecio más.
Belzaida Ochoa
4 añosPrecioso! Se lo enseñaré a mi Bonita. Gracias, María Antonia querida por esta luz de Luna. Un gran abrazo.
Kenny Ortigas Guerrero
4 añosHermoso poema, lleno de una ingenuidad liberadora