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Día de difuntos

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Día de difuntos

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La ley ineludible que el mundo entero cumple al desaparecer para siempre nos sobrecoge de terror y espanto en todos los momentos: no hay espectáculo que más se repita en la naturaleza, ni otro tampoco que revista para los que lo presencian más extraña y singular novedad, ya hiera un ser amado por los lazos de la familia, o un anciano venerado por sus virtudes, o un hombre en que la patria cifre fundadas esperanzas. Pero, en ningún caso sorprende y sobrecoge más que en la desaparición de los niños, capullos embalsamados de gloria, de ciencias, de dicha y virtud. Aquellos por razón de su ministerio batallan en tan supremos momentos, conocen bien esas horas de angustia, horas en que puede creerse que la vida y la naturaleza han trocado sus eternas e inmutables leyes. Cuando perdida ya toda esperanza, ha desaparecido el último aliento de vida, veréis acercándoos al lecho del niño muerto, por los vivos deseos de la imaginación y del cariño, agitarse la sábana que lo cubre, le veréis mover tímidamente los brazos, y acaso escucharéis el estertor triste y largo de la agonía; mas, todo aquello es pura ilusión: sólo queda la imagen del dolor profundamente grabada, y que su misma intensidad renueva en vuestra mente. Ah ¡si en aquellos momentos fuera dable todavía luchar; pero es inexorable la naturaleza y se han cumplido sus fallos!

Tomado de El Fígaro. Año VII, Núm.40, La Habana. Noviembre 1ro de 1891, p.3.

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Comentarios
Romel Hijarrubia Zell
1 año

"La ley ineludible que el mundo entero cumple al desaparecer para siempre nos sobrecoge de terror y espanto en todos los momentos:..." Cierto que la Vida es nacer, surgir, desarrollarte, crecer, envejecer: morir un día cualquiera por una u otra causa. Lo importante no es morir, pues es inevitable, sino vivir de forma que quede un rastro de nuestra existencia, recordada por los hechos y la forma en que existimos haciendo el bien, lo correcto y recto para nuestros hermanos humanos. No debemos existir "siempre sobrecogidos de terror y espanto en todos los momentos" porque ello, precisamente, aceleraría nuestro fin. La Vida es hermosa, es un bien impagable e irrenunciable que nos permite hacer y recibir tanto bien como para estar serenos, dignos, cuando llegue nuestra hora de pasar a otro estado, convertirnos en otra forma de vida la cual ha sido posible gracias a nuestra existencia. R.

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Fernando Ibarra
1 año

Hermoso y conmovedor artículo. Ejercer la medicina es un honor y un privilegio; pero a la vez, es una tarea ardua y a veces desagradecida. Sobre todo, cuando la vida de un niño se escapa de las manos, y se siente la impotencia de no poder cambiar el curso de su fatal destino. Esta experiencia, la viven los doctores muchas veces a lo largo de sus vidas, y cada una, deja una huella amarga y de profundo dolor.

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