Día de difuntos
La ley ineludible que el mundo entero cumple al desaparecer para siempre nos sobrecoge de terror y espanto en todos los momentos...
Prólogo (Nuevo manual del cocinero criollo, de José E. Triay)
El prólogo a un interesantísimo manual de cocina.
Una carta literaria (a Enrique José Varona)
Yo no ignoraba (¿cómo había de ignorarlo?), que en Camagüey decimos como usted indicó en su donoso e interesante trabajo que revela bien una época, un período histórico, que esa “a” que en Camagüey es átona, en La Habana es tónica; y yo, tan adicto a...
Sobre el autor
Gonzalo Aróstegui (Camagüey 1859 - La Habana, 1940) fue un destacado intelectual. Muy joven se trasladó a La Habana y allí concluyó sus estudios de bachillerato y estudió Medicina, desde allí se trasladó a España y luego a Estados Unidos y a Francia. El 1 de julio de 1894 ingresó como Académico de Número de la Sección de Medicina, en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. El 11 de mayo de 1923 fue nombrado Director de la sección de Medicina, Odontología y Veterinaria, responsabilidad que desempeñó hasta su deceso. Nombrado Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, en 1919 se dio a la tarea de fundar los Institutos de Camagüey y Matanzas, lo cual le valió los reconocimientos de “Hijo Predilecto de Camagüey” e “Hijo Adoptivo” de Matanzas. Fue uno de los fundadores de la Junta Superior de Sanidad, por designación del Presidente Tomás Estrada Palma; fundador de la Sociedad Cubana de Pediatría; miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País; Presidente de la Liga contra la Tuberculosis; Vocal del Ateneo de México; Vocal del Instituto de Asistencia y Prevención Social; Vocal y Presidente del Consejo Escolar de La Habana y de la Junta de Educación de La Habana. Fue, además, Cónsul de Brasil por espacio de casi 30 años. En 1902 concibió, junto a otros autores, una Moción para constituir en esta capital una Academia de la Lengua”. Como Presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Americanos, cooperó en la edición de las obras de Gonzalo de Quesada; José Martí; Rafael Montoro; primer tomo de versos de la poetisa Emilia Bernal; Vidal Morales; así como en la revisión de diferentes artículos de Enrique Piñeyro, publicados en El Fígaro. Colaboró en periódicos políticos de Camagüey y La Habana. Fue además redactor y colaborador de la Revista de Ciencias Médicas, del Progreso Médico, de Vida Nueva y de la Revista de Medicina y Cirugía de la Habana. Realizó también traducciones de obras del inglés, francés, italiano y portugués.