A Manuel Sanguily
¿Qué pretendéis de mí; que goce y ría,
Que vaya, en el concurso tumultuoso,
A buscar alegría
En los excesos del festín ruidoso?
A Manuel Sanguily
¿Qué pretendéis de mí; que goce y ría,
Que vaya, en el concurso tumultuoso,
A buscar alegría
En los excesos del festín ruidoso?
¿Que vista, cual los otros, la librea
De la servil docilidad, que al hado
Se rinde sin pelea,
Y ríe con el pecho lacerado?
¿Que su vergüenza esconde, y que disfraza
El dolor con mezquino sentimiento,
Y en la pública plaza
Se embriaga por huir de su tormento?
¿Que, histrión, me burle de la fe sincera,
Y que ahogue en bastardo escepticismo
La protesta severa
De la inocencia ante el brutal cinismo...?
¿Que aplauda el mal, y por romper mi yugo
Esconda mi rubor, borre mi afrenta,
Cómplice del verdugo
Que en mis carnes sus manos ensangrienta...?
¡Oh, nunca, no! Del lacerado seno
Crece el vigor ante la herida nueva;
Y en su dolor, sereno
Ante la injuria, altivo se subleva!
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¡Sufro, sí, sufro! La mortal saeta
En la mitad del corazón me hiere;
Mas no abjura el Poeta
Ni vende su ideal; batalla y muere!
Puentes Grandes, 1886
Tomado de Revista Cubana. Periódico mensual de ciencias, filosofía, literatura y bellas artes. Director: Enrique José Varona. La Habana, Establecimiento tipográfico de Soler, Álvarez y Comp., 1887, t.VI, pp.551-552.