¡Qué penumbra de dalia desterrada!
¡Qué eclipse de guitarra y romancero!
¡Qué apagarse de trenzas y toreros
yerra doliente por tu madrugada!
Salgo al aire con pala y con azada
buscando por el cielo derrotero
que me lleve a cavar entre luceros
la tumba pura para ti soñada.