Querida Olivín:
En mi poder tu última del cinco. Veo que ya tienes resuelto todo lo del viaje. Pero ¿pasa por La Habana ese vapor de turista?
Querida Olivín:
En mi poder tu última del cinco. Veo que ya tienes resuelto todo lo del viaje. Pero ¿pasa por La Habana ese vapor de turista?
¿Sabes ya los requisitos que tienes que llevar para viajar sola? Creo lo mejor decir, como yo, que solo vienes por 6 meses.
Sobre el dinero que te falta no sé qué hacer. Papá, como desde hace dos años, mantiene la misma inestabilidad. Díjome que te iba a enviar. Pero no sé más nada. Te enviaré mañana unos 35 o 40 dólares. Es lo más que puedo hacer no te imaginas [hay una palabra ilegible, pero parece decir Hofman], como lo que tienen allá los tintoreros. Gano 25 dólares semanales. Pronto ganaré más, aquí o en otra casa.
De allá nadie ha contestado una sola carta. Tampoco un telegrama que puse tras antes de ayer ofreciendo ir si el movimiento era serio para ayudar al P. en su labor.
Bueno, al diablo. Me concretaré a lo de Cuba. La carta que me envías del P. está muy buena. Pero sobre la U. N. tienen equivocaciones o la situación cambió ya. Las gentes de aquí de la U. N. prueban que sí irán hasta donde sea necesario
Me alegro de que Salvador embarque para Rusia. Igualmente Gustavo. Le convendrá mucho estar al lado de su mujer en Europa. Se equilibrará y sanará. Estoy bien. Trabaja y cosa rara, toma parte en el trabajo del P. Debes ver qué es lo que vas a traer. Escríbeme sobre esto. Hay un libro que me interesa me envíes por correo enseguida. Las Universidades Populares de L. Palacios. Úrgeme mucho. Lo espero.
No traigas todos los libros. Tampoco los de cuestiones sociales, mis recuerdos de agitación porque registran y los quitan. Aquí hay de todo. Lo que sí desearía es que no desaparecieran. Dime dónde piensas guardarlos bien seguro hasta que volvamos a Cuba. Me sería muy doloroso perderlos.
No olvides contestar esta carta, PUNTO por PUNTO. Hazlo a la dirección de Dr. Miguel Suárez (para Julio A. Mella) 325 W-82 rd. Street. New York N.Y. U.S.A.
Acabo de recibir tu cable. Bien. Te espero. Pero lo que no sé es si tienes dinero, si Papá envió bastante o todavía debo enviarte. Si no te envió avísame. Pero no podré enviar + de 35 o 40 por ahora.
Otra cosa:
¿Por qué llegó tan tarde la carta de Cuba?
Y las direcciones del sobre, por qué no llegaron. Ellas me anunciaban el envío de buenas direcciones secretas. Qué has hecho de ellas.
Contéstalo todo. Escribe tu carta con esta delante.
12 de octubre de 1927
Mi querida Olivín:
No sabes cómo me encuentro. Un poco más y me llevan para un manicomio o una cárcel. Tus cartas indicaban una contestación mía para decidir y antes de recibirlas decidiste. Cuando ya tenía todo preparado para irme y recibo un cable de Rafael en que me decías que tú habías salido para ésta: New York. Como me pensaba ir había ya dejado el trabajo y ahora resulta que llevo una semana sin dinero, sin trabajo, etcétera. Por una carta de Gustavo parece que tú estás en La Habana.
Puse un cable a papá diciéndole que esperaban esta. Ya a México te había contestado las cartas. Primero. No puedo quedarme aquí. Me es imposible vivir solamente comiendo y durmiendo.
Después de trabajar unas doce horas al día, no se puede hacer nada más. Ahora necesito ir enseguida a la ciudad de donde vine. Voy a ingresar en la Universidad. Aquí no tengo porvenir alguno. He determinado acabar la carrera. A Cuba no podré volver más nunca, Machado será eterno. La U.N., por las noticias que tengo, no hará nada. Entonces Cuba no tiene más solución que la revolución proletaria en otros países. Es terrible haber nacido en un maletín de mano… Así soy yo en Cuba. Si sigo dependiendo de Cuba no me desarrollaré más que lo que es posible en pedazo tan miserable de tierra, miserable por su tamaño, miserable por su ideología de los que podrían hacer algo. Solamente los obreros, solamente ellos, podrán hacer algo, cuando el tiempo les llegue, pero por hoy…
Segundo. En esta situación no me es posible permanecer y he de volver a México enseguida. Yo sé bien los compromisos que tengo contraídos, el deber que tengo de mantener a Nachta y a ti, mientras no puedas trabajar. Pero, ya sabes: vivir aquí me es imposible. No olvides tampoco el aspecto político. En cualquier momento de agitación me expulsarían. En vista de esto es que te decía en carta enviada a México que tu decisión de irte para Camagüey me parece correcta aunque dolorosa.
Pero más doloroso sería que Nachta se enfermase o tú. No sería una partida muy larga. Hasta que yo me arreglase y pudiese encontrarme entradas extras.
Escríbeme, escríbeme. ¿Por qué embarcaste sin decirme nada?
1o de noviembre de 1927
Tomadas de Mella. Textos escogidos. Compilación: Julio César Guanche. Prólogo: Rosario Alfonso Parodi. Ediciones La Memoria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 2017, pp.217-219.