Legendario solar de la Hermosura
donde, soñando tiempos medioevales,
columbra la ficción fieros rivales
al revolver de una calleja obscura.
Aníbal ronda en pos de una aventura
cabe las anchas rejas señoriales,
y Alcides, caballero de ideales,
limpia el polvo a su bélica armadura.
Camagüey, patriarcado del ensueño,
donde nació el glorioso Lugareño
y sus cuitas cantó la Avellaneda,
Palo Seco ilumina su horizonte,
y la sombra inviolable de Agramonte
en sus llanuras épicas se hospeda.
Los redactores de Social presentaron así estos versos:
En los juegos florales de Matanzas fueron premiados con la flor natural, una joya hecha por un artista francés, estimada en 2 500 francos, y 200 pesos en metálico, estos bellos e inspiradísimos sonetos del ilustrado literato y académico, director de Letras y amigo nuestro muy querido, Dr. José Manuel Carbonell. El tribunal que otorgó el premio lo formaron los señores Manuel Sanguily, Antonio S. de Bustamante y Guillermo Domínguez Roldán. Fue designada por el poeta vencedor reina de la fiesta la señorita Olga Schweyer y Tavío.
Lema: Para mí la patria no será nunca triunfo; sino agonía y deber.
El Camagüey agradece a Emilio Cueto las noticias sobre este texto.
Tomado de la revista Social. La Habana, marzo de 1919, Vol.IV., Num.3, p.28.
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