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    El rifle y el machete en noble alianza
    rompieron los anillos opresores,
    y el triunfo, con sus mágicos fulgores,
    puso fin a la bélica matanza...

    La paz tornó a los pechos la confianza,
    cesaron de la guerra los horrores
    y volvieron los rudos labradores
    a empuñar sus aperos de labranza.

    Hoy, tras la recia y trágica contienda
    abundante y fructífera molienda
    la era nefanda del dolor resarce:

    y en vez del humo que al combate envuelve 
    por el éter tranquilo se disuelve
    el humo negro que la industria esparce...!


Tomado de Revista de la Asociación Femenina de Camagüey. Año II, Núm. 30, Camagüey, junio de 1923, p.10.

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