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El cacique del Camagüey

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El cacique del Camagüey

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     Ven a la margen de los arroyos
     Bajo el follaje de verde jagua,
     Ven, entre lirios, al son del agua,
     Hija preciosa del Siboney;
     Tú, Catalina de mis delirios,
     Ven a mis montes de cedro y juba;
     Piña del valle, palma de Cuba,
     Yo soy Cacique del Camagüey.

     Tú, más hermosa que en la sabana
     Torcaz bañada por el rocío,
     Garza del bosque, junco del río,
     Verde pimpollo sobre el yarey;
     Tú, más brillante que el tocororo
     Y más gallarda que la palmera,
     Serás mi amiga, mi compañera,
     Yo soy Cacique del Camagüey.

     Tú, verde grupo de tibisíes,
     Serás la gloria de estos lugares.
     Serás el fuego de mis hogares
     Serás la gala de mi batey;
     Serás señora de mi comarca
     Porque me inspira tu rostro lindo;
     Ven junto al tronco del tamarindo,
     Con el Cacique del Camagüey.

     En estas noches en que la Luna
     En todas partes su luz derrama,
     Suena la brisa, tiembla la rama,
     Mecen los vientos ceiba y copey:
     Con el recuerdo de tus sonrisas,
     Con los ensueños más peregrinos
     Por frescos bosques de verdes pinos
     Cruza el Cacique del Camagüey.

     Tendrás las conchas de nuestros ríos,
     Y blancas plumas de nuestras aves,
     Tortas, y flores, y frutas suaves,
     Y agua que brota del curujey;
     Tendrás los peces y las jutías,
     Y las guanaras las más hermosas,
     Y las colmenas más deliciosas,
     Pues soy Cacique del Camagüey.

     Tu pelo negro como la noche,
     Tu faz alegre como una estrella,
     Tus ojos vivos como centella,
     Tu boca dulce como el mamey,
     Tu talle altivo como las ceibas,
     Tu aliento grato, tu voz divina,
     Las dulces dichas ¡oh Catalina!
     Son del Cacique del Camagüey.

     Dame un remedio, porque me agito
     Como las aves que el jubo muerde,
     Lirio morado, palmera verde,
     Leve y graciosa como el catey
     Si tú te escondes en esos valles,
     Si no me escuchas y me deshechas,
     Prepara el arco, toma mis flechas,
     Mata al Cacique del Camagüey.

     ¡Ay! tus sonrisas y tus donaires,
     Tus ojos negros como es el cao,
     Son a mi vida sombra de guao
     Y me aprisionan como jagüey:
     ¡Oh Catalina! por tus amores,
     Toda la tierra que ciñe el rio,
     Y sus piraguas y su bohío
     Diera el Cacique del Camagüey.

     Aquí te esperan brisas y flores,
     Aves y palmas, frutas y mieles,
     Hamacas blandas y ricas pieles
     Con la indolencia del Siboney:
     Bellos aretes, collares de oro....
     Y, en fin, en medio de las florestas,
     Entre contentos, música y fiestas,
     Serás la reina del Camagüey.

     Ven a mi canto, ven a mi ruego,
     Tú, cocotero de la colina,
     Oye mis quejas ¡oh Catalina!
     Mi bien, mi gloria y única ley:
     Mas tú no vienes, mas tú te escondes
     Solo me dejas y me desechas,
     Prepara el arco, toma mis flechas,
     Mata al Cacique del Camagüey.


Nota de El Camagüey: Se ha modernizado la ortografía. En la edición consultada, por ejemplo, cacique aparece con s.
Tomado
Cantos del siboney. Cuarta edición. La Habana, Imprenta La Antilla, 1862, pp.66-68.

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