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José Pardo Llada

historia
Fidel: sacude la mata y... adelante
Por José Pardo Llada  |  27 de octubre, 2023

Huber Matos, Díaz Lanz y Urrutia. —Insurrección y revolución. —El anticomunismo. —Retrato de un ingrato. —El 21 de octubre, día de la infamia. —Un avión, un miserable avión. —El precio de la Patria. —El Comandante está en su puesto. —La consigna del p...

Sobre el autor

José Pardo Llada (Sagua la Grande, Cuba, 1923 – Cali, Colombia, 2009) llegó a ser considerado el comentarista radial más influyente de los años 40 e inicios de los 50 en Cuba. En 1944, apenas un año después de iniciarse en la radio, ganó celebridad al reportar durante tres días seguidos el paso feroz de un huracán. Identificado como “una voz sin precio ni temor”, Pardo Llada arremetió contra los gobiernos del Partido Auténtico presididos por Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás. Sus comentarios en el noticiero “La Palabra”, emitido por Unión Radio, le ganaron una gran notoriedad y abonaron el terreno para su carrera política. Se cuenta que paralizaba a las personas en torno a las bocinas, que mucha gente se reunía en bodegas y cafés a escucharlo. Vinculado a la oposición y, en particular, al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), llegó a la Cámara de Representantes en las elecciones de 1950 con un abrumador respaldo en las urnas. Se opuso al golpe de Estado dado por Fulgencio Batista en 1952 y a la censura de prensa impuesta por el gobierno de facto. Sus duras críticas le costaron una veintena de arrestos y la suspensión de la emisora en más de 40 ocasiones. Aun así, se mantuvo fustigando a la dictadura y su frase “¡Qué desparpajo, señores!” consolidó su resonancia en el periodismo radial de la época, a la vez que colaboraba con medios impresos como la revista Bohemia y el periódico Diario Nacional. Una vez que triunfó la Revolución, la defendió desde su tribuna radial, criticó duramente a sus detractores y a la política de los Estados Unidos, e hizo popular la frase “Fidel, sacude la mata”. Sin embargo, en marzo de 1961 salió de Cuba en un viaje supuestamente periodístico y, en su primera escala, en México, decidió no regresar a la Isla, opuesto al rumbo socialista que tomaba la Revolución. Finalmente se radicaría en Colombia, donde siguió trabajando en la radio y haciendo periodismo. Colaboró con diversas publicaciones y, luego de alcanzar la ciudadanía colombiana, se vinculó a la vida política, fundó el partido Movimiento Cívico y fue embajador en Noruega y República Dominicana. Entre sus libros figuran Memorias de la Sierra Maestra (1960), Pido la palabra (1983), Fidel y el Che (1988), Yo me acuerdo (1994) y Santería (2001). Dejó inconcluso un libro de memorias que escribía para la editorial Renacimiento, de Sevilla.