¿Qué perspectiva cree usted que se presentan a cada uno de nuestros partidos políticos con motivo de las próximas elecciones parciales, y sobre el resultado de éstas en relación con la campaña presidencial de 1916?
Sr. Director de Gráfico:
Para intentar siquiera responder a las preguntas que Vd. se sirve hacerme, necesito antes dirigirme esta interrogación: ¿Hemos salido ya del período constituyente? No lo creo. Los más de nuestros partidos políticos han sido y son puramente personales. Quiero decir con esto que son grupos de hombres que siguen a otros, por el prestigio de éstos, o por su don de gentes, o porque se les ha creído dadivosos, o por cualquier otro carácter poderosamente atractivo.
No recuerdo ahora más que una excepción: la del partido conservador nacional, desde sus inicios hasta el triunfo de la actual situación. Y esto, por dos razones transitorias. La primera, porque se formó durante la interinatura funesta de Mr. Magoon, para procurar que cesara cuanto antes y se volviera al gobierno de los cubanos. Y la segunda, porque se había visto con espantosa claridad el abismo que la guerra civil había abierto ante nuestras plantas; y se comprendía que era necesario, perentoriamente necesario, afirmar la paz pública, de modo que los partidos aprendieran a ser elementos de gobierno, cuya arma es el voto, y no facciones dispuestas a disputarse el poder en batallas más o menos campales.
Pero nuestro escenario ha cambiado. De Mr. Magoon no queda sino el recuerdo acerbo; y se ha ido perdiendo el miedo a que vuelva a imperar entre nosotros la violencia. Con esto, el partido conservador ha podido ir poco a poco acercándose al tipo corriente en Cuba. Quiero decir, que su fuerza en la opinión es, sobre todo, la que le prestan sus directores.
Con tales antecedentes, y suponiendo que no esté equivocado, resulta muy difícil, al menos para mí, prever el resultado de las elecciones de este año, y mucho más con relación a la futura campaña presidencial. Se puede ver aproximadamente de antemano que fuerza han adquirido en la opinión una doctrina o la solución que se pretende dar a una dificultad de la vida pública o las nuevas aspiraciones que abriga una comunidad nacional. No hay modo de saber con seguridad por anticipado si A se confederará con B, o si los parciales de C ganarán prosélitos o se subdividirán en fracciones. Hay aquí materia para la cocina política, y ese no es mi fuerte.
Lo que no significa que me atribuya fuerte alguno.
Tomado de Gráfico. Vol. III, Núm.62. La Habana, 9 de mayo de 1914, p.1.
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