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     A este ardor que me punza a que despierte
     con insaciable anhelo correspondo,
     del saber rebuscando en lo más hondo
     el enigma del mundo y de mi suerte.

     ¡Fuerza! ¡Materia! ¡Vida que os concierte!
     ¡Móvil arena en que mi fosa ahondo!
     ¡Copa amarga en el borde, y que en el fondo
     guarda las turbias heces de la muerte!

     Pardos escombros con festón de yedra,
     donde afirma su rostro solitario
     esfinge eterna, inquebrantable y muda.

     La sarcástica risa de esa piedra
     alumbra las tinieblas del santuario
     y aterrado el mortal repite: ¡Duda!


       Tomado de Poéticous.

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