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¡Como los pájaros!

¡Como los pájaros!

Hay retratos que son como explicaciones de psicología, como amplias exégesis. Y cuando los hemos visto y desentrañado ya nos parece que sobran la palabra informativa o el suceso revelador del carácter. El retrato que se muestra al principio de esta colección es de los que explican, de los que hablan claramente. Es una mujer que parece asomada en el negro ventanal del marco. La más torturadora curiosidad la atormenta, y esa curiosidad se nota en la actitud de la cabeza y del busto inclinados, en la lealtad profunda y misteriosa de los ojos, en la sensualidad rotunda de los labios. Los ojos son verdes y francos, los labios gruesos, la nariz firme, el óvalo de la cara es regular, con una prolongación suave en la parte derecha del mentón; la frente es toda sinceridad y tormenta. En la boca hay un dejo de ironía y hasta de sarcasmo. En los ojos hay vigor, altivez, dolor. En el pelo echado hacia atrás hay descuido, y en el busto casi descubierto hay un amago de discreteo. Y así he visto casi siempre a Emilia Bernal en sus retratos: con algo sombrío, con algo de misterio, de arcano, en el mirar, en la expresión desconcertante, en la actitud interrogadora, en el gesto desolado.

Emilia Bernal

Así son también las poesías de esta mujer: fuertes, sencillas, sinceras, apasionadas y ricas en sonoridad, en belleza y en saber. Porque Emilia Bernal sabe de la vida, del dolor; sabe todos los pesares de la desilusión; ha conocido el desencanto, tal vez por haber pedido la realización de sus sueños de poetisa, y acaso porque la verdad es siempre menos generosa que la fantasía.

En la literatura cubana el caso de Emilia Bernal, con sus modalidades características y su existencia acorde con su arte, es único. No haré enumeraciones, pues que nunca se da la relación completa y se puede incurrir en omisiones injustas. Pero en rigor, nuestras poetisas son amas de casa que riman las encantadoras idealidades de su imaginación, que compaginan el vivir diario con las maravillas de sus ensueños. Si hay luchas, dramas, tormentas, en sus días, no lo dejan traslucir.

Tienen toda la sumisa conformidad de la mujer. Emilia Bernal fue primero rebelde, y después cumplió con el arte. Cuando la vida era una esclavitud forjó su independencia, hizo su libertad con sus torturas y se consagró por entero a producir, a preparar sus libros, su Alma errante y este manojo de versos que ha impreso García Monge en su colección magnífica de El Convivio.

Emilia Bernal puede considerarse entre nosotros como una afortunada cultivadora de la poesía, no solamente por el mérito de su obra, mérito que nadie podría negar, ni el refinado ultramodernista ni el intransigente clásico—, sino por la obra de su vida. En eso es una triunfadora ante la cual todos deben inclinarse con respeto y admiración.

En sus versos es una artista, una cultivadora serena de todas las formas del arte. Bellamente ha dicho su emoción, sin estridencias, sin arcaísmos, sin petulancias ni coqueterías. En la sonoridad de sus estrofas ha puesto su espiritualidad y su vigor de mujer sana y fuerte, su elegancia y su amor a la luz y a la verdad. Se advierte aquí una claridad que no excluye lo sombrío de las conturbaciones que ha debido contrarrestar la poetisa. No es una escritora de la que se puede decir una serie de palabras usuales, de cliché, sino de la que es preciso hablar de manera sencilla pero atenta y cordial.

Emilia Bernal es una poetisa que podemos presentar con orgullo, como representante intelectual de la Patria. Cada composición nueva es un paso más hacia la perfección. Sus versos rotundos, severos, están un poco más allá de la sensualidad y del amor, y sin embargo, del amor han adquirido su pujanza y su sabiduría.

¡Como los pájaros! es la primera obra de plenitud. Emilia Bernal, que sabe cuál es su camino, producirá otras tan llenas de armonía, tan serenas, tan ponderadas como la presente, en la que encierra lo definitivo de su personalidad.


La Habana, diciembre, 1923


Reseña del libro ¡Como los pájaros! J. García Monge, Editor. San José de Costa Rica, A.C. 1922. 
Tomado de la sección Bibliografía, Cuba Contemporánea. La Habana, Año XII, Tomo XXXIV (enero a abril, 1924), Núm. 133,  pp.80-81.

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