Loading...

Revolución y cortesía

5

Revolución y cortesía

5

Hace ya muchos años, cuando yo era candidato a Alcalde de Camagüey por el PSP, me aconteció algo que no he podido olvidar. Fue que al salir yo una tarde de las oficinas de dicho partido en aquella ciudad, tropecé con un joven que a su vez entraba a ellas. Para excusarme tuve la poca fortuna de exclamar:

—¡Oh, perdón!

Nunca lo hiciera. Porque tomándome del brazo, con un tono entre fraternal y agresivo, aquel compañero me amonestó:

—¡Cómo perdón! ¡Los comunistas no pedimos perdón jamás!

Ahí tomé yo la palabra. Invité a mi ocasional interlocutor a que se sentara conmigo, y creo que lo convencí al cabo de que se podía ser muy revolucionario, y hacer gala al mismo tiempo de muy buena educación (en el caso de haberla recibido, claro) sin que en nada amenguara ello el ardor antiburgués, antimperialista o lo que fuera. ¿Por qué no?

También he contado en una revista sindical cuyo nombre no recuerdo en este momento, mi experiencia acerca del modo de tratar al público consumidor que tienen algunos dependientes de cafés y restaurantes en Cuba, y que me pareció de lo más grosero en comparación con sus colegas europeos.

Parece que yo andaba en lo cierto, porque he visto unos carteles del corte de aquellos que presentaban al que vendió al contado y al que lo hizo al crédito y en los cuales aparece un camarero fino al lado de otro vulgar, y la recomendación de que es como actúa el primero la manera adecuada de proceder en ese oficio.

No hace mucho tiempo el propio Primer Ministro tuvo que intervenir en las relaciones (al parecer no muy buenas) entra los empleados de ómnibus y los que utilizan ese medio de transporte urbano, así como también en las de los choferes de autos de alquiler o de punto con sus pasajeros. En ambos casos para limar asperezas y disminuir la tensión entre el pueblo y sus servidores.

Mucha gente se queja de que en los comercios se trata mal a los clientes, y se les despacha como si se les hiciera un favor, y se les responde en términos tan agresivos que casi da miedo no ya el comprar una mercancía, sino preguntar con toda humildad el precio de ella.

Ahora bien, ¿por qué ocurre esto? A nuestro juicio porque existe la malhadada creencia de que se es más revolucionario, más radical cuando con mayor rudeza nos presentamos. ¿La elegancia o la belleza? Prejuicios burgueses. Sin embargo, Che Guevara no se cansaba de pedir que se ponga cuidado en la más artística presentación de la mano de obra, en el “acabado” de los artículos; que éstos sean no sólo buenos, sino hermosos. Lo mismo hay que decir de la indumentaria en lo que toca a aquella con que debemos aparecer en público. ¿Por qué asistir a una recepción diplomática en suéter o en camisa, para hacer un alarde de radicalismo, de “obrerismo” que a nada conduce, si lo indicado es ir como la buena educación manda sin que padezca la buena revolución?

De igual modo ocurre en cuanto al trato personal, el respeto debido a gentes de nuestra amistad o que se hallan bajo nuestro mando y dirección. A lo que habría que añadir las relaciones entre organismos fraternales y la correspondencia que entre ellos se intercambia, que es a veces ejemplo de engallamiento frívolo y orgullo gratuito de parte de la entidad que se cree (o que es) superior a otra.

Nada de esto expresa la revolución; al contrario, la niega. Como si para entregarse en cuerpo y alma a ella hubiera que renunciar a las artes y las letras, al bien vestir, al bien hablar, a los espectáculos hermosos, a las expresiones delicadas, a la cortesía, a la cultura, en fin. Dijo Martí que había que ser culto para ser libres. ¿Por qué no decir también que hay que ser revolucionarios para ser cultos? Lenin sabía organizar muy bien un sindicato, pero eso no le impidió admirar a Shakespeare y a Balzac.

Publicado en el diario Hoy, 5 de diciembre de 1962; tomado de Manual de educación formal. La Habana, Ministerio de Educación, 1983, pp.142-143

6
¿Haz disfrutado este artículo? Pues invítanos a un café.
Tu ayuda nos permite seguir creando páginas como ésta.

  
Comentarios
Romel Hijarrubia Zell
2 años

Para mí, Nicolás Guillen es,- era-, un poeta de "altos y bajos", muy desigual en su obra. Sólo recuerdo el título aproximado de dos: Soldado y la dedicada a Jesús Menéndez. En el resto puedes encontrar a un compañero de viaje haciendo la poesía necesaria para el necesario compañero o momento o una sabrosa y muy cubana poesía dedicada a una mujer "sandunguera" y hermosa. Tiene de todo,- como en botica-, como este artículo tan actual o más hoy que en 1,962 donde la educación formal no existe y la propia de un ser humano al dirigirse a otra es una simple y directa grosería. No hemos avanzado, sino retrocedido. Ya la cubanísima guayabera es cosa de burgueses; el más simple de los funcionarios va de traje cuantas veces puede o, por ser lo contrario de él, en chancletas "mete dedo" con la pelambrera de meses, el pull over,- camiseta-, sucio y apestoso para destacar su posición independiente, radical y avanzada social o musicalmente. Estoy al 90% con este escrito actual suyo. Discrepo, si me es permitido, de este segmento: " creo que lo convencí al cabo de que se podía ser muy revolucionario, y hacer gala al mismo tiempo de muy buena educación (en el caso de haberla recibido, claro) sin que en nada amenguara ello el ardor antiburgués, antimperialista o lo que fuera. ¿Por qué no?". La "buena educación" en algunos casos se recibe en el hogar o en la escuela formadora pero, aún sin ellas, lo normal es ser educado ideologías  aparte, porque no hay razón para ser grosero, vulgar o indecente en el hablar ni en el trato personal: seas secretario o dirigente o una personal "normal". Es lo que pienso y tengo la libertad de decirlo, aunque este, tal vez, equivocado. ¿Por qué no? R.

3
Responder
Leopoldo Vázquez
2 años

Buenas poesías algunas, muy campechano y muy camagüeyano pero se dejó estafar por las lecturas del vividor de Marx y luego más tarde por quien tú sabes ( Fidel ) y comparsa, así es que mire a su alrededor y vea a dónde nos han llevado: a la miseria y al maltrato.

Responder
Romel Hijarrubia Zell
2 años

Respeto la opinión ajena, aunque no la comparta. Tal es el caso con la del lector Leopoldo Vázquez cuando expresa: "... pero se dejó estafar por las lecturas del vividor de Marx y luego más tarde por quien tú sabes ( Fidel ) y comparsa, así es que mire a su alrededor y vea a dónde nos han llevado: a la miseria y al maltrato". Si algo no fue jamás en su vida Marx es que fuera un vividor, si un luchador integro moral e ideológicamente. Padeció más hambre "que un forro de catre" como expresa el refrán cubano. Incluso contra su propio partido cuando se constituyó le reprochó duramente sus veleidades con Lasalle y errores conceptuales elementales. Tan fuerte fue la crítica que NO se atrevieron a publicar las opiniones propias y de Engels, quien 20 años después las publicó por su cuenta en un folleto donde expresa por primera y única vez, su concepto de cómo llegar a un paso superior en la Sociedad Humana: el socialismo democrático, como recoge en La Crítica al Programa de Gotha que puede buscar en la web donde está publicado por diferentes organizaciones. Personalmente, creo que Engels era mucho mejor persona que Marx al que ayudó cuando estaba en la más profunda miseria, con la muerte de uno de sus hijos sencillamente de hambre, que si pasó mucha la familia, incluida su esposa que era de la alta burguesía prusiana, que se mantuvo al lado de Marx a pesar de su infidelidad conyugal y la miseria en que vivieron la mayor parte del tiempo. Marx no engaño a sus seguidores y estudiosos: estudio el desarrollo de la sociedad desde los tiempos de los egipcios y los griegos hasta la aparición y desarrollo del capitalismo industrial. No previó el paso al capital monopolista,- como si hizo Engels-, por lo que sus ideas sobre el capitalismo poco o nada tienen que ver con el actual en la mayor parte de los países desarrollados. Guillen NO se dejó engañar por quien sabe el lector Vázquez: fue desde muy joven un vanguardista en la poesía y la escritura cubana. Como bien expresa Vázquez, algunas con mejor fortuna que otras. Sí se sumo al carro de la victoria y lo disfruto al máximo. Cuando le pidieron los guatacas de turno que hiciera un poema sobre "quien tu sabes" se negó. Poco a poco fue dejando de ser "importante" hasta que desapareció del ámbito cultural diario. Cuando el lector Vázquez expresa "...así es que mire a su alrededor y vea a dónde nos han llevado: a la miseria y al maltrato..." Seamos sinceros,- Ud. y yo-, el pueblo cubano mayoritariamente aplaudió y acogió la Reforma Agraria, la Rebaja de los Alquileres y de la Electricidad, la Campaña de Alfabetización, la primera nacionalización, etc. hasta que llegó la segunda nacionalización que terminó con todo lo poco que quedaba del comercio e industria minorista privado. No "nos han llevado..." fuimos comparsa y aplaudimos en más de una decena de ocasiones, hasta que se le fue la musa al que fue un gran líder nacional e internacional y nos fuimos hundiendo en el desorden, el ordeno y mando, en la corrupción y en el poder transferido a mediocres y ladrones. Además, abandonemos el "victimismo" porque mecanismos tenemos aun hoy, para expresar nuestro desacuerdo con el "sistema" como ocurrió con las últimas elecciones en que una buena parte de la población se abstuvo de cooperar con ellas. La otra forma es la de huir de la Patria hacia otras tierras. No hay lucha organizada contra lo existente, así que todos somos responsables de lo que tenemos cuando no nos agrada o lo rechazamos responsabilizando a otros de lo que tenemos. Somos individualmente responsables de lo que tenemos, por acción cómplice o por omisión al no oponernos y callar la boca antes que decir lo que pensamos. Hemos vivido entre 1,902 y 1,944 muchas situaciones pésimas, pero Cuba es "la Isla de corcho" porque siempre hemos salido a flote. Eso espero ocurrirá más temprano o más tarde, pero sucederá como que el sol sale todos los días por el Oriente. R.

2
Responder
Ernesto Piñero
2 años

No sólo se perdieron las buenas maneras y el correcto vestir, también se perdió la industria ligera porque, como dice Guillén, es cierto que, siendo el Che ministro de ese ramo, pidió estética para los productos pero lo cierto es que todo lo realizado, desde los productos de jabonería y perfumería hasta lo peletero, fue horrible.

3
Responder
Aurelio Márquez-Machado
1 año

Nicolás Guillén, y su dualidad siempre utilizando lo 'double' como esencia. "Me escoltan mis dos abuelos.” decía. Entonces cuando procuro Guillén, lo escojo como se escoge el frijol, como escarbo y selecciono la maleza en mi jardín y selecciono curiosamente lo que busco porque ¡vaya, tengo el derecho!… ¿o acaso soy embudo para tragar todo lo que se le echa? ¿no escogió Nicolás a su abuelo negro para sacarle lascas al asunto? (e hizo bien). Yo admiro y quiero a Guillén pero eso no quiere decir que sea él tabú. —¡Tun, tun! —¿Quién es? —¡De qué callada manera... —¡Abre la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —tengo lo que tenía que tener. —¡Cierra la muralla! En Tengo, dijo Guillén:… "tengo el gusto de ir. / (es un ejemplo). / a un banco y hablar con el administrador,. / no en inglés,. / no en señor,. / sino decirle compañero como se dice en español. Pero “compañero" no es lo mismo que “señor” (El compañerismo huele a rebaño y es gregario) tampoco es “tú" lo mismo que “usted” y supongo que ya es muy tarde para remedios porque eso fue popularizado por los líderes máximos (y mínimos) de la revolución. Pero cómo Nicolás dijo "El negro canta y se ajuma, el negro se ajuma y canta,” yo selecciono la poesía como slecciono donde y como vivir mi vida.¡Oh, perdón!

3
Responder
También en El Camagüey: