¡Esclavo! ¡Esclavo! Cuando duerma todo
el mar, la tierra, el cielo, el bosque, el llano,
iré a la puerta de tu cárcel negra
para llamarte con ternura, ¡Hermano!…
Como perdida tórtola que al nido
llega, entre canto y lloro, a la alborada,
mi voz doliente llegará a tu reja
en el silencio de la noche blanca.
“¡Hermano! ¡Hermano”… y sellaré de besos
el dintel de tu puerta y de tu alma,
y velaré tu sueño de poeta
echada al pie del muro de tu cárcel.
Incluido en Alma errante (1926). Tomado de Antología literaria. Verso, prosa y traducción poética. Selección e introducción de Manuel J. Santayana Ruiz. Prólogo, edición y notas de Emilio Bernal Labrada. New York, Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2020, p.48.
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