Si en estos que me dais dulces momentos,
¡oh, ilustres socios del Liceo habano!,
no os revela mis vivos sentimientos
la profunda emoción que oculto en vano,
romped, romped mi lira, que impotente
nunca puede alcanzar de la armonía
tonos que os den su vibración valiente
la voz que al labio el corazón envía.
Enalteciendo, cual alumnos fieles,
de artes y letras a las nobles musas,
prodigáis generosos los laureles
que en tan bella región vierten profusas:
y hoy, que con uno coronáis mi frente,
dispensando la prez de la victoria
al culto que les rindo reverente,
suyo el triunfo será; ¡vuestra la gloria!
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