Prados floridos, lago murmurante,
abras profundas, hórrido torrente,
la llanura sin límites, en frente,
negro y brumoso el mar en lo distante.
Tiniebla y luz en sucesión constante,
ya tocando el cenit, ya en la pendiente,
un vértigo de imágenes la mente,
y vuela el tren flamígero adelante.
Así en moción incontrastable vamos;
huyendo del dolor que nos espera,
en busca del placer que no encontramos.
Y es el proceso de la vida entera
seguir, correr, volar... sin que sepamos
cual será el fin de la fatal carrera.
Tomado de poeticous.com
Comentarios
Henry Mazorra
4 años"... la fatal carrera" Varona como de costumbre, sin paños tibios. Un sonetazo, cada línea tiene su propio peso.
Elinor Pérez
4 añosHay en esos versos una fuerza increíble que me recuerda a Heredia, pero Varona deja ver además los criterios éticos del pedagogo.
María Antonia Borroto
4 añosAsí es, Henry. Y lo curioso es que su nombre ni siquiera suele ser tenido en cuenta en la historia de la poesía en Cuba. Días atrás, a raíz de la publicación aquí mismo de "Dos voces en la sombra" (https://bit.ly/3oekYLF), debatíamos las injusticias de una historia de la literatura (y de la cultura) muy mal contada.
María Antonia Borroto
4 años¿Será éste el primer poema cubano inspirado en el ferrocarril? Me pregunto, y les pregunto. Si así fuere, Camagüey sumaría méritos a su vínculo con los trenes, desde las enérgicas campañas de El Lugareño, la inauguración misma del tramo Nuevitas-Camagüey, la creciente importancia del ferrocarril en el siglo XX (tanto en esta ciudad y a partir de ella, como en la línea norte, esa que enlaza Tarafa con el centro de la isla). Si así fuere, éste sería uno de los primeros textos que busca ir más allá del fenómeno mismo.
Eiblyn González
4 años... huyendo del dolor que nos espera, en busca del placer que no encontramos.
Y. J. Hall
4 añosEso estuvo muy bacán.