Van a fusilar
a un hombre que tiene los brazos atados.
Hay cuatro soldados
para disparar.
Son cuatro soldados
callados,
que están amarrados,
lo mismo que el hombre amarrado que van a matar.
—¿Puedes escapar?
—¡No puedo correr!
—¡Ya van a tirar!
—¡Qué vamos a hacer!
—Quizá los rifles no estén cargados...
—¡Seis balas tienen de fiero plomo!
—¡Quizá no tiren esos soldados!
—¡Eres un tonto de tomo y lomo!
Comentarios
Abdel Martínez Castro
3 añosEstremecedor. La pena de muerte no debe existir. El código penal cubano merece tanto o más debate que el código de familia. Y merece ir a urnas.
María Antonia Borroto
3 añosHoy, 15 de mayo de 2022, cuando es aprobado el nuevo Código Penal que incluye la pena de muerte, tomo del muro en Facebook de Julio César Guanche estas opiniones de Julio Antonio Mella: Julio Antonio Mella, contra la pena de muerte: "¡La Pena de Muerte! Se aplica desde que existe el hombre sobre la tierra, y la aplicaban, antes de esto, los animales para subsistir. Hoy el civilizado del siglo XX sigue el mismo procedimiento: «la Pena del Talión», «ojo por ojo y diente por diente», «quien con hierro mata, a hierro muere»… Desde Caín, «aplicando según sus medios legales», la Pena de Muerte a su hermano, y rival en el cariño de Jehová, hasta el tribunal sentenciador del soldado Cabrera, las sociedades han aplicado el castigo máximo sin poder terminar con la violencia sangrienta de los criminales. "En toda Universidad se enseña hasta el cansancio la inutilidad de la represión con la vida. Todos los textos nuevos, y profesores inteligentes, y alumnos estudiosos, están conformes en que a la sociedad no le interesa castigar, ni vengarse, sino defenderse y reformar. A pesar de esto, hombres de estudio ordenan la muerte de seres humanos, en nombre de un puesto de juez y de un título de doctor, otorgados para defender la sociedad; pero nunca para horrorizarla y degradarla con espectáculos canibalescos. "Los textos enseñan el efecto nocivo de las penas de muerte. En una ciudad europea unos niños «jugaban al ahorcado» como habían visto en la plaza pública el día antes, tomando tan buenas lecciones, que el compañerito que les servía de reo, murió por el frenesí diabólico con que los muchachos imitaron las ceremonias y gestos de esa gran propaganda del crimen que son las ejecuciones públicas y escandalosas. Cuando el último encuentro mundial de pugilato entre un bárbaro americano y otro francés, uno de los espectadores salió de la fiesta prehistórica tan sugestionado, que, al explicar el golpe decisivo de su ídolo, mató al oyente. Cuando se despierte la fiera anestesiada por la civilización no hay duda que igualaremos a los cavernarios." Fragmento del texto "Los prejuicios del siglo bárbaro. La pena de muerte y los crímenes oficiales" (1925)