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El derecho y el deber

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El derecho y el deber

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No es el derecho una garantía política ni una conquista de la libertad; el derecho es natural y nace con el hombre. En ninguna parte existe la soberanía absoluta, y la libertad no emana del derecho político, sino que procede del natural: por este derecho es que los pueblos se lanzan a la conquista de los derechos políticos.

Si los derechos políticos nacen o derivan del derecho natural, he aquí por qué los pueblos sometidos a un sistema político contrario al derecho natural, se sublevan, se arruinan, hasta conquistar la libertad que se desprende de los derechos. Cuando los pueblos hacen el sacrificio de sus vidas y de sus propiedades para conquistar los derechos políticos que la usurpación y la conquista les han quitado, esos pueblos, al usar de su derecho natural, contraen una obligación que se constituye un Deber, deber que sobreentiende un derecho, pues no puede haber uno sin el otro.

En el levantamiento cubano, es decir, en el movimiento armado para conquistar los derechos políticos que reclamaba el derecho natural, cada uno de los que se insurreccionaron aceptó como un deber: arrojar a los españoles de Cuba; de consiguiente, dueño de su voluntad y de su derecho natural, contrajo la obligación ó deber, de crear en Cuba una cosa que no existía: así, pues, el deber no se ha concluido aún, todavía tenemos a los españoles en nuestro territorio; todavía poseen nuestras ciudades; todavía asesinan a nuestros hermanos; todavía ultrajan a nuestras familias, y todavía disponen de nuestras propiedades; así, pues, nos es preciso empuñar las armas y dejar vanas teorías para el día en que libres de opresores, no solo se puedan establecer, sino proclamar los derechos políticos, causa de nuestra revolución.

Si nos hallásemos en un orden regular de cosas, si no tuviésemos enemigos que combatir y el país estuviese libre de españoles, entonces, tendrían lugar los derechos políticos. Hoy que tenemos un considerable número de enemigos, que varios campamentos apoyan las excursiones que sin cesar hace la ferocidad española, no tenemos sino el Deber de tomar un arma y de pelear hasta la muerte contra el tirano de los derechos de Cuba.

La experiencia ha demostrado en un año esta terrible verdad: que por cada patriota que muere en combate, son asesinados veinte cubanos, que ya en los ranchos, o cuidando sus intereses, o cumpliendo una comisión civil, son sacrificados con horror por las hordas de salvajes que en defensa de la soberanía de la fuerza nos envía España.

Los patriotas que han tenido por guía el Deber, están aún hostilizando al enemigo; los que parapetados con el Derecho desertaron las filas, han perecido a manos de los españoles, o asustados tiemblan de miedo y espanto, entregándose, en su loco desvarío, al enemigo, para ser más tarde asesinados en las calles de las poblaciones, ó encerrados en las cárceles, para que sirvan de rehenes a los odios y venganzas del aborrecido opresor. En Cuba no hay sino deberes que cumplir: matar españoles, exterminarlos y echarlos del país, es la obligación de todo cubano. Toda otra idea, otra teoría, no es más que ponernos el lazo al cuello y matar la revolución.


Incluido en el periódico El mambí, en 1869; tomado de Gonzalo de Quesada: Ignacio Mora. Biblioteca de Patria. New York, Imprenta América, S. Figueroa, Editor, 1894, pp.70-73.

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