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        Era una modistilla de carne perfumada
        con agua de colonia y jabón de Castilla
        a quien amé con una pasión vaga y sencilla
        que nació de unos versos de amor y una mirada.

        Recuerdo que al decirla por primer vez: amada,
        se coloreó un instante su pálida mejilla
        y apoyando la mano nerviosa en una silla
        se miró los zapatos y no me dijo nada. 

        Esta muchacha inútil nunca pudo decirme
        algo que interesara... Yo comencé a aburrirme
        de aquel amor pequeño para las ansias mías.

        En realidad, apenas sufrimos o gozamos; 
        hablamos 5 veces y 9 nos miramos:
        fue una pasión que sólo duró 14 días.


Publicado en El Camagüeyano, 1925. Tomado de un recorte sin fecha conservado en el archivo de María Antonia Borroto. 

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