Saludo humilde os rindo,
patriarca S. José,
vuestra memoria honrando
con gozo y sencillez.
Pues tantas preeminencias
lograsteis poseer,
cual Niño custodiando
de cielo y tierra al Rey.
Hoy que en su eterna gloria
brillar cual Dios le veis,
rogadle por los tristes
que están a vuestros pies.
Oh Esposo de María!
Sus hijos son también
los que en la tierra gimen
pidiéndola merced:
Que todos en Vos tengan
grande abogado y fiel,
que su defensa abrace
junto al Supremo Juez,
Y todos en la excelsa
feliz Jerusalén,
del que abrigasteis Niño
la gloria puedan ver.
Amén. Amén.
Tomado de Devocionario nuevo y completísimo en prosa y verso por la Sra. Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda. Sevilla, Imprenta y librería de D.A. Izquiero, 1867, p.18.