¡Patriarca venerable al fin inerte,
por mi culto patriótico endiosado!
Juzgando tu ideal no realizado,
te has batido animoso con la muerte.
Aquí en mi seno amante anhelo verte
sumido en sueño eterno, y reclinado,
por mostrarle tu faz al que, malvado,
ose en mi libertad traición hacerte.
Turbia la vista, el horizonte abarca
y descubre allá un haz de luz radiante,
desde esta orilla que al dolor condena.
De ella al partir, tu majestuosa barca,
dejando atrás estela deslumbrante,
se aleja sobre el mar, blanca y serena!
Febrero 28, 1914
Tomado de la revista Gráfico, 7 de marzo de 1914, Vol.III, Num.53, p.5.
El Camagüey agradece a Jaime López García la posibilidad de publicar este texto.