Es hora de penumbras y de misterios.
Sigilosa, en puntillas, traen mis brazos una corona hecha con flores del pensamiento que entre lágrimas y suspiros y meditaciones profundas, tejieron tus hermanas, tus hermanas en ideal, tejieron para ti.
Es hora de penumbras y de misterios.
Sigilosa, en puntillas, traen mis brazos una corona hecha con flores del pensamiento que entre lágrimas y suspiros y meditaciones profundas, tejieron tus hermanas, tus hermanas en ideal, tejieron para ti.
Es una ofrenda que, en nombre de todas deposito reverente en el altar de tu gloria.
Y mi mano trémula enciende a la vez una lámpara ante ese altar, lámpara que ha de mantener vivo, inextinguible, el fuego sagrado de tu memoria.
Y los labios musitan una plegaria que, cual hilo de plata de manantial escondido, brota espontánea y pura a través de las fibras más sensibles del corazón.
Y en tanto, en el momento solemne, una campana deja oír el son augusto de su gemido.
Y estas flores del alma, estos frutos del pensamiento que tienen perfume de vida, que abrieron sus pétalos espirituales al calor del sentimiento más puro, son flores que no se mustian.
Perennemente tu recuerdo y tu ejemplo serán faro que nos indique el sendero del bien y la puerta del triunfo.
Y este Camagüey, al que con arrullo de paloma pedías “calor de nido” y al que volviste ávida de sus brisas, te mantendrá siempre en tu sitial glorioso, porque fuiste constante y tenaz en el esfuerzo, abnegada y heroica en la ímproba faena de conquistar el laurel.
Acaso tus hermanas no plantemos un sauce gemidor junto a tu losa; pero, en cambio, te prometemos hacer bien a las almas que sufren, distribuir pan del espíritu, caminar hacia el ideal, e invocando tu venerado recuerdo, marcharemos tras el lábaro augusto de tu ejemplo.
Tomado de Las Antillas. La Habana. Director: Sergio Cuevas Zequeira. Año 1, Tomo 1, No. 5, Agosto 1920, p.406…
Comentarios
María Antonia Borroto
4 añosA Pável García debemos la posibilidad de publicar este texto y de acceder a varios números de la revista Las Antillas, de la que no tenía noticias. Los datos sobre esta interesante publicación en Ecured son bien escasos (https://bit.ly/3htLCiI), sin embargo, una primera revisión me permite apreciar que se trataban diversos temas, referidos, como es fácil suponer, al ámbito antillano. El primer número, por ejemplo, muestra en la sección "Antillanos ilustres" un retrato de Manuel de Zequeira y Arango, y da cabida a un amplio resumen del surgimiento de la Asociación Puertorriqueña en el Ateneo de La Habana. El número 5 de su primer año —de donde hemos tomado el texto de Dolores Salvador— abre con un trabajo del puertorriqueño Sergio Cuevas Zequeira, director de la revista y autor de muchos de los artículos sucesivamente publicados, que recuerda un homenaje a Aurelia Castillo de González organizado por la revista Bohemia. Siguen a éste, un poema de Nieves Xenes deicado a Aurelia, "Un cuento de Francisca", de Aurelia (ya publicado en El Camagüey: https://bit.ly/3ACkiGi), con notas de la autora (también incluidas, junto con las tomadas de La Habana Elegante, en la referida publicación en El Camagüey) y poemas de Aurelia. Esta "Lámpara votiva" de Dolores Salvador cierra la ofrenda a la escritora.
María Antonia Borroto
4 añosPoco a poco mostraremos otras facetas del prolífico quehacer de Dolores Salvador de Lafuente. A mí, en lo personal, me interesan muchísimo sus ideas sobre la educación de la mujer y el hecho mismo de que haya sido alumna y continuadora de la obra de María Luisa Dolz. No deja de maravillarme el sentido de continuidad que apreciaban entre sí muchas camagüeyanas. Me explico: cuando publicamos las palabras liminares de Domitila García en su Álbum poético fotográfico... advertimos que lo dedicaba a Gertrudis Gómez de Avellaneda, en quien muchas de sus contemporáneas percibían una suerte de inspiración, lo mismo se nota en Aurelia Castillo cuando prepara el editorial del número monográfico de El Fígaro dedicado a la mujer cubana, y la idea vuelve a estar presente aquí, esta vez en la pluma de una mujer más joven respecto a la propia Aurelia. Y es muy significativo también que el texto haya aparecido no en una revista femenina o feminista, sino en una dedicada a la cultura en el Caribe. ¿Cómo habrá llegado este texto de Dolores a las manos de Sergio Cuevas, quien figura, por cierto, entre los fundadores de la Academia de la Historia? ¿Cuál sería la relación entre éste y nuestro Gónzalo Aróstegui? ¿Habrá tenido algo que ver Aróstegui —cuya foto aparece en uno de los números— con la decisión de publicar una suerte de dossier dedicado a Aurelia y con la inclusión, junto a textos de Nieves Xenes y de la propia Aurelia, de éste de una principeña? Más allá de la pertinencia de estas preguntas, me seducen las redes que entre sí tejían las personas preocupadas por la cultura, la manera en que se conciliaban esfuerzos y se traspasaban las fronteras. Eso es fascinante; lo era entonces, lo es hoy.
Alma Flor Ada
3 añosMuchisimas gracias por la publicacion de este texto de mi abuela Dolores Salvador, texto que yo no conocia. Agradezco tambien la informacion sobre Las Antillas y tu mensaje de que publicaras mas sobre la obra de Dolores. Puedo decirte que su influencia fue grande en muchas maestras de Camaguey, de origen humilde, que se educaron en la escuela publica nocturna Carlos Manuel de Cespedes iniciada por sus gestiones y en la que ella enseno. Entre ellas recuerdo a Eduvigis Torne y su hermana (creo que se llamaba Albertina). Sus hijas siguieron su ejemplo: La mayor, Virginia Lafuente Salvador, se inicio como maestra rural y luego fue catedratica de la Escuela Normal para Maestros en Camaguey, y en la Escuela Normal No. 1 en La Habana. La segunda Mireya Lafuente, fue tambien maestra rural y luego profesora en la Escuela Tecnico Industrial de Santa Clara. Mi madre, la tercera, no estudio magisterio sino contabilidad, pero fue maestra de vida siempre. Y mas tarde, estudio para serlo en los Estados Unidos. La menor fue maestra primaria por parte de su vida. Mi abuela murio cuando yo no habia cumplido 7 aNos y, sin embargo, ha sido la mayor influencia de mi vida. En mi large vida de educadora su ejemplo ha sido siempre mi guia. Una de esas sorpresas extraordinarias, que validan nuestros instintos mas profundos, me ocurrio en la ciudad de San Francisco, hace apenas pocos anos.
Alma Flor Ada
3 añosEstaba visitando, con otras colegas, sin ningun anuncio previo una escuela y pasamos por una clase cuya maestra no tenia la menor idea de quienes eramos. Me sorprendio ver sobre su mesa mi libro de memorias infantile Alla donde florecen los framboyanes en el que aparece un breve capitulo sobre Lola. La maestra viendo que miraba el libro me dijo, sin sospechar que yo era la autora: "Es mi primer aNo como maestra y este es un regalo que me hicieron en mi graduacion. Tengo el libro aqui, porque habla de una maestra como yo quisiera poder llegar a ser. Y cuando me siento insegura, me pregunto: ?Que haria ella? ?Que diria? Y siento mucha confianza.
Alma Flor Ada
3 añosEsta experiencia me permitio afirmar una y otra vez al hablarles a maestra que nunca podremos saber cuan lejos, en tiempo y espacio, puede llegar la influencia de una maestra sincera.
María Antonia Borroto
3 años@Alma Flor Ada Me ha emocionado mucho leerla. Y pensaba en el magisterio como vocación, como sacerdocio; en esa suerte de tradición familiar, herencia casi genética, que hizo que en una misma familia, como la suya, muchas personas eligieran ser maestros, y lo fueran por absoluta convicción. Muchas gracias.
Teresa Fernandez Soneira
1 añoLe dediqué un artículo a la gran Aurelia Castillo en una publicación del PEN club de Miami hace un par de años. La admiro y la leo con frecuencia, la gran poeta, patriota camagüeyana y su "pluma de oro" como titulé mi artículo.