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Lámpara votiva (A Aurelia Castillo de González)

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Lámpara votiva (A Aurelia Castillo de González)

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Es hora de penumbras y de misterios.

Sigilosa, en puntillas, traen mis brazos una corona hecha con flores del pensamiento que entre lágrimas y suspiros y meditaciones profundas, tejieron tus hermanas, tus hermanas en ideal, tejieron para ti.

Es una ofrenda que, en nombre de todas deposito reverente en el altar de tu gloria.

Y mi mano trémula enciende a la vez una lámpara ante ese altar, lámpara que ha de mantener vivo, inextinguible, el fuego sagrado de tu memoria.

Y los labios musitan una plegaria que, cual hilo de plata de manantial escondido, brota espontánea y pura a través de las fibras más sensibles del corazón.

Y en tanto, en el momento solemne, una campana deja oír el son augusto de su gemido.

Y estas flores del alma, estos frutos del pensamiento que tienen perfume de vida, que abrieron sus pétalos espirituales al calor del sentimiento más puro, son flores que no se mustian.

Perennemente tu recuerdo y tu ejemplo serán faro que nos indique el sendero del bien y la puerta del triunfo.

Y este Camagüey, al que con arrullo de paloma pedías “calor de nido” y al que volviste ávida de sus brisas, te mantendrá siempre en tu sitial glorioso, porque fuiste constante y tenaz en el esfuerzo, abnegada y heroica en la ímproba faena de conquistar el laurel.

Acaso tus hermanas no plantemos un sauce gemidor junto a tu losa; pero, en cambio, te prometemos hacer bien a las almas que sufren, distribuir pan del espíritu, caminar hacia el ideal, e invocando tu venerado recuerdo, marcharemos tras el lábaro augusto de tu ejemplo.


Fotografía de Aurelia Castillo incluida en la revista Las Antillas.  

Tomado de Las Antillas. La HabanaDirector: Sergio Cuevas Zequeira. Año 1, Tomo 1, No. 5, Agosto 1920, p.406…


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