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La capital del sol. Tragicomedia en tres actos (fragmentos)

9

La capital del sol. Tragicomedia en tres actos (fragmentos)

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Dramatis personæ

Larisa, La Salamandra
Lorencito, camionero, antiguo chulo de Larisa
Roli, antiguo cómplice de Lorencito
Pepe Martí, millonario con muchos negocios turbios, antiguo cómplice de Roli y Lorencito
Fito y Robertón, factótums de Pepe Martí
Yumisleidys Martí, la hija de Pepe
Aitana, amante española de Yumisleydis
Alain, alias Spiderman, aspirante a chulo y a cantante de reguetón que sufre de aracnofobia
El chileno culiao, business partner de Pepe

La obra transcurre en distintas locaciones de la ciudad de Miami.


Escena 3, Primer Acto

(Aparece el “gordo” Pepe Martí con dos “asistentes”, Fito y Robertón. Están afuera, junto a la piscina de una mansión con vista al mar. Durante la escena se verá que Fito, mano derecha de Pepe, ha traído a Robertón para una especie de “entrevista de trabajo” con el jefe.)

    Pepe: Si no tuviera una cena
    con todos esos magnates
    de business por Nochebuena
    tiraba un yiro en el yate.
    Qué calor más perro, asere.

    Fito: Bueno, jefe, si usted quiere
    yo cancelo pal carajo.

    Pepe: El trabajo es el trabajo.
    No se llega a donde estoy
    sin un plus de sacrificio
    por eso soy el que soy
    siempre dispuesto al servicio
    sin patria pero sin amo.
    Sácame los Ferragamos
    y el traje de Valentino
    azul que me va de muerte
    con el Rolex de platino
    que esta noche me combino
    mejor que una caja fuerte.

    Robertón: ¿Con una camisa Hermés?

    Pepe: Y una corbata de Prada
    que lo mío es la italianada
    con un retoque francés.

    Fito: Jefe, antes que se me olvide,
    llamó el Comandante Oliva
    que si abre la boca, pide
    y necesita en La Habana
    doscientas anguilas vivas
    y un envío de caviar
    de beluga la semana
    que viene pa celebrar
    yo no sé qué aniversario.

    Pepe: Él siempre tan proletario.
    Pero quién le va a negar
    al Comandante caviar
    todos esos caprichitos
    aunque parezcan triviales,
    si por unos cariñitos
    él me abre de par en par
    los paraísos fiscales
    donde yo puedo lavar
    el dinero solidario
    que te paga tu salario
    y compra “puentes de amor”
    y el vestido Christian Dior
    que llevó tu hija en el prom…
    Avívate, Robertón
    y consigue esas anguilas
    que hay que mantener tranquilas
    a las tropas de La Habana.

    Fito: Cuando Robertón se afana
    no hay Dios que se le resista:
    te busca un sapo alquimista
    y una pantera vegana.

    Robertón: Jefe, pida lo que quiera
    que conmigo no hay escache.
    Yo a usted lo saco del bache.
    Aquí en Miami cualquiera
    sabe que no hay salación
    que no se resuelva sola
    si aparece Robertón.
    Y no a punta de pistola
    que eso es cosa de tecatos
    es que en este pueblo roto
    yo sé dónde duerme el gato
    a quién le aprieta el zapato
    y quién no salió en la foto.

    Pepe: ¿Y ya que estamos hablando
    de tus muchas cualidades
    relaciones y amistades
    cuéntame el cómo y el cuándo
    y explícame por qué vía
    llegó esa sabiduría
    en esta jungla de asfalto
    que te ha puesto en lo más alto
    trabajando para mí?

    Robertón: ¿Yo sabio? Sabio es Martí.
    Sabia es la doctora Polo.
    Lo que pasa es que yo aquí
    tuve que arreglarme solo
    porque yo fui marielito
    siendo un niño.

    Pepe: ¿En el Mariel?

    Robertón (reflexivo, casi en un aparte):
    Con mi vieja. Dos añitos.
    Aquello fue duro y cruel...
    Yo fui el niño famoso de la foto
    el bebé que elevaron en el aire
    y aparecí en montones de periódicos
    símbolo sin querer de aquel desmadre.
    Mi vieja se escapó del comunismo
    pero más todavía del salvajismo
    que era la ideología del viejo mío
    porque según me dice, la sonaba
    incluso cuando estaba embarazada
    y casi me sacó medio movío
    de todas las patadas que le daba.

    Pepe: Qué horror, bróder. Menos mal
    que se escapó y tuvo suerte.
    Comunismo con golpes es la muerte.

    Robertón: Yo no sé si la pobre tuvo suerte al final
    porque aquí cayó en perra depresión
    y terminó volviéndose crackera
    y yo anduve rodando en foster homes
    donde me dieron hasta con manguera
    y una vez me amarraron con alambre de púa
    me dejaron trancado lleno de mierda y flema.
    Pero con el alambre me inventé una ganzúa
    y me escapé, me fui completo del sistema.
    Tenía trece añitos y desde aquel momento
    me he buscado la vida de todas las maneras.

    Pepe: Coño, papo, tú tienes pa tres libros de cuentos.

    Robertón: Si no lo hubiera visto, ni yo me lo creyera.
    Osogbo, mal de ojo, maldición, brujería,
    no salía de una y la otra me caía.
    Fue mala la first season, y peor la secuela.
    Al cabo de unos meses me agarran otra vez
    y los guardias del Juvie me viran al revés.

    Pepe: Te lo digo, que tienes pa dos telenovelas.

    Robertón: Esa vez me sequé, me quedé sin aliento
    pero ocurrió un milagro: en lo peor del tormento
    desembarcó en Miami de repente mi abuela.
    Ella me encontró hecho un esperpento
    pero hasta me hizo volver a la escuela...
    Trabajó limpiando boarding homes y hoteles
    hasta que murió de una pulmonía
    y volví de nuevo al mambo violento
    viviendo una vida que no era la mía
    y ahí me volvieron a hacer los papeles
    foster homes y golpes pero me escapé
    y otra vez la calle, me fui pal carajo.
    Cuando me vi solo por fin empecé
    a abrirme camino en esta ciudad.
    No le tengo miedo a empezar de abajo
    y a los dieciocho quedé en libertad.
    Fui troquero en Tampa, bombero en Orlando
    puse piso y techos en la Sauesera
    fui barbero en Brickel, llevé contrabando
    desde Cayo Hueso a Boca Ratón.
    Tuve un dealer de Audi, vendí guayaberas
    monté un cafecito aquí en el Doral
    produje conciertos de ska y reguetón
    trabajé en casinos y en un tribunal,
    me metí en política, llegué a concejal
    pero me enredé y estuve guardao
    por unos impuestos medio mal pagaos...
    Fui manager nocturno de Home Depot
    y chulo de unas cuantas bailarinas
    abrí un par de clínicas de botox y lipo
    tuve una franquicia y vendí joyas chinas.
    Tengo un barcito en la playa que se llama Vista al Mar
    y anduve dos años limpiando piscinas.
    En fin, que hice de todo, todo menos robar.

    Pepe: ¿Y matar?

    Robertón: …es que cuando uno ha hecho tanto y tanto negocio
    siempre de vez en cuando te sale algún mal socio
    que quiere darte el tumbe o sacarte en la prensa.
    A eso yo lo llamo legítima defensa.

    Fito: Jefe, yo puedo dar fe
    que Robertón es un duro
    que la pone como é
    y me sacó de un apuro
    muy grande allá en la prisión
    cuando cuatro mexicanos
    sicarios de profesión
    casi me cortan la mano
    y me arrancan otra cosa
    todavía más dolorosa.
    Si Robertón no deshace
    a palos el linchamiento
    iba a seguir el desguace
    y yo no iba a hacer el cuento.

    Pepe (A Robertón):
    ¿Y ese ataque justiciero?
    Disculpa que sea tan franco
    porque yo a Fito lo quiero
    como se quiere a un hermano
    pero me quedo en el banco
    si son cuatro mexicanos
    porque uno no es suicida…

    Robertón: También me gusta la vida
    pero debo confesar
    que tengo un gen kamikaze
    y cuando empiezo a pelear
    no me importa el desenlace…
    Me entra como un arrebato
    no sé si es la adrenalina
    pero no soy insensato
    no fue rabia repentina
    ni se me montó Bruce Lee.
    Es que aquellos singaítos
    cuando acabaran con Fito
    me iban a caer a mí.
    Y Fito también había
    en otro trance funesto
    demostrado que tenía
    los pantalones bien puestos.
    No tuve ni que pensarlo.

    Pepe: Pues mil gracias por salvarlo
    porque para ser más franco
    ¿de qué sirve un Fito manco
    y cojo de la entrepierna?
    Su mujer es muy moderna
    pero no veo a esa cristiana
    acostumbrarse a la mengua
    y vivir a pura lengua
    como si fuera vegana…

    Fito: Jefe, usted siempre tan gráfico.
    Pero le pido que no
    se me ponga pornográfico
    por algo que no pasó.

    Pepe: Jaja, te pica, papito.
    Ya sabemos que el gran Fito
    tiene su debilidad
    y son los ojos bonitos
    de su mujer, Soledad.

    Fito: Usté sabe que esa jeva
    me tiene tan controlado
    que cuando engancho una nueva
    le digo que soy casado.

    Pepe: Hazte el duro, panetela
    que te conozco de atrás.
    Pero en fin, basta de muela
    toca ponerse el disfraz
    para salir a cenar
    con todos esos mongolos
    que esos T-bones con caviar
    no se van a comer solos.
    Y después la Asociación
    de Víctimas del Castrismo
    que siempre están en lo mismo
    y han montado otra función
    una de aquellas vigilias
    por no sé qué qué sapingón…
    Bienvenido a la familia
    mi querido Robertón.

(Pepe abraza a Robertón como si estuvieran en una película de mafiosos.)



Tomado de La capital del sol. Tragicomedia en tres actos. Ed. Bokeh, 2024.
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