Este dulce delicioso es uno de los preferidos en mi familia. Lo comíamos con frecuencia en casa de Milagros López Camacho, familiar y experta cocinera campesina a quien ya hoy, con tanto palo que le dio la vida, se le acabó la memoria para cocinar y para recordar su gloriosa historia detrás del fogón.
Esta buena mujer, cuando sabía que visitaríamos, trataba de tener pampatato preparado para cuando llegara. Su fogón de leña, (todo un altar en el humilde bohío campesino), fue siempre el que se ha usado históricamente en nuestras casas de campo, en el bohío cubano: una rústica mesa de tablas de palma, con la superficie superior en forma de cajón sin tapa, lleno de tierra y cenizas y cuatro piedras para poner su tiznado y fabuloso caldero. Su horno: un caldero tapado sobre brasas y brasas sobre la tapa. ¡Cuántas delicias se cocinaron en estas condiciones! Ella, como mi madre, no necesitaba más y le sobraba el amor para repartir.
Según Héctor Juárez Figueredo, en un artículo suyo aparecido en el segundo número de la revista Senderos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el nombre pan patato parece provenir de una adaptación antillana del francés pain patate, es decir, pan de boniato. Recuerde usted que los que no son de esta área geográfica siempre le han llamado al boniato patata dulce. José Martí, en alguno de sus escritos referidos a El Camagüey, hace alusión a este plato que cocinaban los mambises en la Guerra del 68 e incluso, ofrece una sucinta descripción de la preparación. Les dejo con la receta más tradicional del pan patato de Milagros López. Las cantidades de los ingredientes pueden ser modificadas a su necesidad.
Ingredientes:
½ lb de yuca cruda molida,
1 lb de boniato crudo rayado,
½ lb de calabaza cruda rallada,
1-2 lb de coco rallado,
½ lb de mantequilla, manteca o aceite,
½ l de miel de abejas.
Elaboración:
Antes de rallar o moler los vegetales, lávelos y pélelos. Mezcle bien el boniato, la yuca, la calabaza, el coco y la mantequilla. Adicione la miel de abejas, reservando un poco para echarle por arriba al dulce después de terminado. Una todo hasta que la masa esté uniforme. Engrase con mantequilla (manteca o aceite) un molde lo suficientemente grande para que quepa toda la masa. Ponga la mezcla en el molde y cocine en el horno a 180°grados Celsius por 30 minutos más o menos. Se sabe que ya está cocinada cuando al introducir un cuchillo o palillo en el centro del dulce, este sale seco. Si no está hecho, horneé varios minutos más. Deje que se refresque, desmóldelo, córtelo en cuadrados o rectángulos, sírvalo y póngale abundante miel de abejas por encima.
Si quiere mantener la tradición, puede hacerlo como lo hacía Milagros López en su horno campesino: poniendo el caldero-molde con la masa, tapado, sobre ascuas y con brasas encima de la tapa para que se cocine y dore también desde arriba. El resto del procedimiento es el mismo descrito.
Este dulce queda como para chuparse los dedos y recoge el sabor del campo cubano. ¡Vaya, que los sentidos le traerán a Cuba de regreso! ¡Disfrútelo!