Broncíneo el pecho, el alma diamantina,
se levanta en los campos de la guerra
como arcángel mortífero que aterra
y ángel de luz que espléndido ilumina.
A su aspecto tan solo se adivina
cuánto de grande en el campeón se encierra.
Él es de la falange que a la tierra
viene del centro de la luz divina.