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Ignacio Agramonte

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Ignacio Agramonte

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     Broncíneo el pecho, el alma diamantina,
     se levanta en los campos de la guerra
     como arcángel mortífero que aterra
     y ángel de luz que espléndido ilumina.

     A su aspecto tan solo se adivina
     cuánto de grande en el campeón se encierra.
     Él es de la falange que a la tierra
     viene del centro de la luz divina.

     Las huestes turbulentas de los campos,
     dóciles a su voz, se tornan puras;
     y cuando muere por la patria ese hombre

    la gloria le circunda con sus lampos,
    tú, amada tierra, con su luz fulguras
    y el mundo aclama delirante un nombre. 


     Tomado de
Poeticous.com.

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