Los Betancourt parecieron destinados por la providencia a forjar casi todas las facetas citadinas de la sociedad colonial camagüeyana. Luego de la conquista de las Canarias y viaje a Santiago de Cuba, el ilustre apellido llegó a Puerto Príncipe para mediante la endogamia estar presente en cuanto tuvo que ver con la villa, tal y como puede apreciarse en las notas de don Tomás Pío Betancourt Sánchez Pereira, alférez real, hombre rico y erudito, considerado uno de los primeros historiadores del Camagüey, de cuyo linaje descendieron otros que protagonizan estas líneas.
Graciano Betancourt Agramonte fue el hijo de Don Tomás, quien estuvo al frente de la Junta Directiva del Ferrocarril a Santa Cruz del Sur, y después el apellido se juntó con otro de abolengo, “del Castillo”, para dar vida a una generación de nueve hermanos, todos con una educación académica superior al sistema colonial.
Es aquí donde llegamos a Temístocles Betancourt del Castillo, gran personalidad de las leyes y que al curioso nombre de general griego unió la habilidad como poeta y pelotero. Nació el 15 de mayo de 1873 y con sus hermanos Aquiles y Graciano partió a La Habana para estudiar derecho.
El grupo de adolescentes, en sus veranos en Puerto Príncipe, practicaban el béisbol en el Casino Campestre, agrupados en desafiantes equipos de nombres levantiscos como Yara y Jimaguayú. Temístocles era de los mejores, capitán del primer team, recuerdo permanente en su boca al perder un diente por un pelotazo en 1893.
Luego de esas aventuras se graduó de leyes y siguió con un currículo de posiciones públicas y magistraturas como delegado de distrito y corte provincial y juez de primera instancia en Camagüey, juez de distrito en Morón, juez de instrucción en Pinar del Río, Secretario del Tribunal Provincial de Santa Clara, delegado del Tribunal Provincial de Oriente, magistrado y presidente del tribunal y máster público de Camagüey y Ciego de Ávila, catedrático oficial de las escuelas de verano en cursos de geografía, historia universal e instrucción cívica en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, miembro de la Asociación de Másteres en Leyes de Camagüey, de la Asociación de Veteranos y Patriotas, del club Náutico de Morón y secretario del ferrocarril a Nuevitas. Mucho en poco tiempo, el profesional apropiado en el tránsito a la República, como lo señalaba el volumen Cubans of to-day de William Belmont Parker en Nueva York.
Con semejante hoja de servicio su vasta cultura le permitió incursionar en el periodismo y la literatura, pues publicó a partir de 1902 artículos de ciencias y libros sobre la Guerra de Independencia. En el periódico El Camagüeyano se convirtió en colaborador exclusivo de literatura, título ilustre que publicaba Rodríguez Blanca cuando hacía recuento en 1908 de los mejores exponentes de su gran diario.
Del resto de los Betancourt también habría que acotar que Aquiles se hizo doctor y engendró a Esperanza, la artífice de biblioteca pública y patronato del Museo Provincial, mientras Graciano se convirtió en el hijo político de El Mayor, al desposar a Hermina Agramonte Simoni.