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A ti, ajedrez

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A ti, ajedrez

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Para mi gran amigo Rosendo Romero,
Campeón de Ajedrez de las tres
provincias más cubanas.


    Como es la astuta guerra por la vida;
    a un tiempo emocionante y meditada,
    una en ciencia y en acción variada,
    así es, en tu tablero, una partida.

    Letárgico poder en ti se anida,
    tu fuerza de atracción no es superada,
    la inquietud y el dolor, la hora pasada...
    jugando al ajedrez todo se olvida.

    Tus rígidas figuras nos embeben
    cuando inmoladas son por el camino,
    cuando marchan allá donde las lleven.

    ¡Símbolo el más exacto y peregrino:
    que son las piezas hombres que se mueven
    donde quiere la mano del destino!


Tomado de
Jornadas líricas. Camagüey, Imp. Ramentol, 1940, p.47. Incluido en la revista Lis. Año I, Núm.1, Camagüey, 10 de enero de 1923.

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Comentarios
Elida Olga Díaz Fleites
7 meses

Hermoso poema. Y en tablero de la vida, qué cuidado hay que tener para mover las piezas del camino!!

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Emilio de Armas
7 meses

Gran alegría me ha dado la publicación de este soneto dedicado al maestro Rosendo Romero, a quien conocí y con quien jugué al ajedrez en la Colonia Española, de Camagüey. Fue alrededor de 1964; yo tenía 16 años y estudiaba en el Instituto de Camagüey. Desde mis 14 años venía compitiendo en torneos locales de ajedrez en Florida (donde vivía entonces). Habiendo sabido que Romero solía acudir a la Colonia Española, me le presenté una mañana. Era un hombre muy cordial, y enseguida de invitó a jugar una partida. Convencido de que no podría ganarle a quien había sido campeón de Cuba y amigo de Capablanca cuando Capablanca era campeón del mundo, decidí jugar de manera arriesgada y perder peleando. Romero me cedió las blancas, y entramos en una Ruy López. Creo recordar que perdí en unas 23 jugadas, lo que era una derrota honrosa. Incliné mi rey y le tendí la mano. Sonriendo, el maestro aceptó mi rendición. "El ajedrez es un juego de caballeros", me dijo. "Esto debemos recordarlo siempre, y ser caballeros al ganar, y caballeros al perder. Me gustó mucho que hayas jugado sin miedo. Ven cada vez que quieras, y jugaremos... Y no dejes el ajedrez: ayuda a pensar, es un disfrute para la inteligencia, y también te puede abrir puertas en la vida". Por supuesto, lo que aquí cito lo escribo de memoria, y teniendo ahora más años de los que entonces tenía don Rosendo Romero, aquel noble camagüeyano a quien no he olvidado nunca. Gracias a El Camagüey por permirme recordarlo.

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María Antonia Borroto
7 meses

@Emilio de Armas: Nos alegra saber que hemos reavivado recuerdos tan entrañables. Muchas gracias por compartirlos con El Camagüey y sus lectores.

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