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Carta a José Martí

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Carta a José Martí

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Pto Pre. Agosto 10 de 1881

Apreciable Martí: Tengo el gusto de participarle que mi hermana y yo tenemos a Carmita y el niño en nuestra casa; ella y él vinieron muy delgados parece no les asentaba el temperamento de la Habana así es que yo creo están mejor acá, ambos están más convalecidos y como todos tenemos mucho interés en que Carmita engorde pa. cuando Vd. venga la encuentre linda, pr. que a mí me parece que Vd. debe venir a darles calor; ella es desgraciada mientras no esté con su marido y en eso tiene sobrada razón porque tan poco tiempo haber estado gozando del cariño de su marido es de estar como está medio loca.

Yo espero la contesta de esta carta me la traiga Vd. a mi casa, pues lo espera con el mayor deseo su afma, tía

Manuela de (sic) Zayas-Bazán


Conservada en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. Carpetina 13. Tomada de José Martí: documentos familiares. Compilación y notas de Luis García Pascual. La Habana, Casa Editora Abril, 2008, p.239.

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Comentarios
El Camagüey
2 años

Al momento de escritura de esta carta no se había producido la separación definitiva del matrimonio. Los interesados también pueden leer las cartas de Carmen a su Pepe durante el noviazgo y una, muy dura, apenas cinco años después de ésta de su tía, ya publicadas en El Camagüey: https://bit.ly/3Qm7yuX

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Jacqueline Martínez Díaz
2 años

@El Camagüey Buenas tardes. Acabo de crear una cuenta para entrar siempre que pueda a El Camagüey, no sabía de su existencia y me ha parecido magnífico lo que publican. Me siento agradecida de haberlos encontrado. Gracias.

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María Antonia Borroto
1 año

@Jacqueline Martínez Díaz: Bienvenida. Siéntase como en su casa.

Y. J. Hall
2 años

Me dio gracia lo de "...todos tenemos mucho interés en que Carmita engorde pa. cuando Vd. venga la encuentre linda" 😂

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María Antonia Borroto
2 años

Me recordó a mi abuelita cada vez que yo regresaba de la universidad: me miraba con verdadera lástima. Hay mucho en esta carta de esa obsesión maternal por cuidar y alimentar bien. Y claro, querían que cuando Él la viera (para Carmen seguro era así, con mayúscula) la encontrara linda, no olvidemos que según los cánones de la época las mujeres debían ser entraditas en carnes. Carmen misma debía desearlo muchísimo, así que seguro se dejaba mimar, por ella y por su niño. Y rodearse de afecto ayuda a curar cualquier herida. El desamor hace adelgazar, y hasta puede destruir. Y la carta también muestra que hubo mucha angustia también en quienes los rodearon, asistiendo al descalabro del matrimonio y a la infelicidad de ambos, sobre todo de ella. Un detalle más: al parecer se suponía que en algún momento Martí se les uniría en Camagüey. O muy sutilmente lo estaban conminando a hacerlo... A saber. A mí me conmovió muchísimo. Es una carta muy tierna, muy sincera, sin poses.

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Janet Rodríguez
1 año

@María Antonia Borroto: El desamor es lo más terrible que hay. Pobre Carmen. Hacen muy bien en publicar cartas suyas. A veces da la impresión de que nunca existió, o solo se ven los sufrimientos que, dicen, le causó a Martí. Quienes hablan así no saben de la misa la media. ¡Gracias!

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Ena Infante Cristia
2 años

Es gracioso ver como cambian los patrones de belleza, antes estar gordita era un signo de belleza y buena salud, ahora hacemos de todo para estar flacas, qué horror!!! Muy buena la carta, se ve el carácter de la tía, jajaja

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Leopoldo Vázquez
2 años

Bueno los patrones no cambian tanto una mujer con alguito de carne llama la atencion sino ver las modelos de TV las bailarinas etc , cuidarse la salud es lo primero pero no hay que exagerar a ser demasiado delgada que parezca un cabo de flecha la pobrecita

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Libro Camagüey Cuba
2 años

Más allá de reflexionar sobre patrones de belleza según la época, y la épica, ¿por qué no?, nos llama la atención que la carta es un llamado de atención: ven a darle calor a los tuyos, es lo que nos conmueve. Y claro, la preocupación familiar por el distanciamiento que se sospechaba. Una carta que desborda ternura y compasión.

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María Antonia Borroto
2 años

@Libro Camagüey Cuba Coincido. Esa tía fue como una segunda madre para Carmen, y la carta muestra una enorme preocupación por ella.

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El Camagüey
2 años

En este sitio web pueden ser encontrados varios textos que exploran la vida amorosa de Martí: "Los amores y el amor en Martí", de Jorge Mañach (https://bit.ly/3dpLMZ5) y de Rafael Esténger, "Amor y mujeres en la vida de José Martí" (https://bit.ly/3QS3ZvV)

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Ivonne
2 años

Siempre he admirado mucho a Martí, sin embargo, en la medida en que me acerco a su relación con Carmen siento un malestar cada vez mayor; me imagino que pese en mí el hecho de ser mujer y poder imaginar muy bien la angustia y desprotección de ella tras separarse. Y por otro lado, está el niño. Hay cartas en las que la propia Leonor lo recrimina por su dejadez. Es tan escueta la carta de despedida a su hijo y tan abundante y cariñoso el epistolario a María Mantilla, la que ni siquiera pudo tener su apellido... Y sobre todo contrastan esas actitudes suyas con lo que uno lee en el propio Martí, con su idea de la ética y el decoro. Sí, era humano, imperfecto (somos nosotros quienes lo hemos idealizado), pero, aun así, me produce un profundo malestar. Y si no queremos pensar mal de él, démosle al menos un poco de crédito a Carmen, tan vitupereada por algunos. Me gustaría saber si en algún momento Mañach cambió los criterios que sobre ella expuso en su biografía de Martí. Lo creo posible, porque aquella fue una obra hasta cierto de punto de juventud y él siguió indagando en la obra de Martí. No es ilícito preguntarse si le dio a Carmen al menos el beneficio de la duda. Muchas gracias por visibilizar a esta mujer, tan maltratada por la Historia y por muchos martianos.

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Elinor Pérez
2 años

Una carta sin rodeos poéticos pero sí con el sentido práctico que tanto caracteriza a los camagüeyanos. Es la tía que intenta salvar el matrimonio a toda costa, con la imagen de una Carmen más cercana a los cánones de la belleza femenina de la época. Siempre he tenido la esperanza de que en cualquier momento aparezca una pista que revele la visita de Martí a Camagüey, claro, de manera encubierta y tal vez por escasos días.

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Y. J. Hall
2 años

Con respecto a los "cánones de belleza de la época", nótese que la tía no dice que quiere que Carmen sea gorda, sino "que engorde", lo cual es muy natural si la sobrina está muy delgada por el sufrimiento. Yo no creo que los cánones de la belleza femenina de entonces sean muy diferentes a los actuales, juzgando por las mujeres pintadas durante todo el siglo XIX y el XX, desde las Majas de Goya y los desnudos de Courbet, hasta los desnudos de Modigliani en las primeras décadas del XX.

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María Antonia Borroto
2 años

@Y. J. Hall Sin embargo, una delgadez como la que exhiben las modelos actuales, por ejemplo, hubiera sido vista como señal de tubercolosis o algo similar. Según he visto en imágenes de la época, sobre todo en el interesantísimo estudio de Diana Fernández respecto a "Lo cubano en el vestir", la tendencia era a sugerir volumen. Claro, hay algunas variaciones respecto a los inicios del siglo, y si bien ya los miriñaques no se usaban sí era todavía empledo el polisón, el que tiende a desaparecer en los 80, aunque las faldas seguían siendo muy decoradas y se usaban drapeadas (recursos para buscar volumen). Ya en los noventa se usaban las mangas de jamón (¿disimular la delgadez de los brazos?) y una falda que abre lisa hacia abajo. Y estoy leyendo que el corsé de la segunda década del siglo XX apenas ajustaba la cintura, lo que me sugiere varias preguntas: ¿ya no interesaba tanto marcar la cintura o ésta tendía a ser cada vez más fina? Un corsé con ballenas y muy rígido sugiere que el talle no es tan fino. No sé por qué tengo muy fija una escena de "Lo que el viento se llevó": Scarlet OʼHara (Vivien Leigh), siendo ayudada a vestir por la esclava (Hattie McDaniel), tiene que aguantar la respiración al máximo y agarrarse de algo mientras ajustan las cintas de su corsé. O sea, había que simular un talle aún más fino que el que se tenía, mientras que la amplia falda sugeriría volumen en otras zonas... Nota al margen: recuerdo haber oído de jovencita esa comparación en mujeres mayores (me crié junto a varias, costureras algunas) entre la delgadez extrema (para decirlo con palabras de Pablo) y el aspecto de una tísica, palabra que yo a derechas no sabía qué quería decir.

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Y. J. Hall
2 años

Las modelos actuales no representan los cánones de belleza femenina, como tampoco los luchadores de sumo representan los cánones de belleza masculina. Son raros los hombres que ven atractivas a las modelos raquíticas. La Venus de Cabanel es el estereotipo de mujer bella, ya sea en el siglo XIX, en el XX, o en el XXI (y posiblemente siempre).

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María Antonia Borroto
2 años

@Y. J. Hall Discutir con un hombre al respecto es algo que sobrepasa mis raquíticas fuerzas... Sin embargo, sí debemos coincidir en algo: esas raquíticas modelos (repito el adjetivo con toda intención) que hoy coexisten con otras tantas mujeres, al parecer con bastante naturalidad, eran inconcebibles en ese entonces. Curiosamente hoy muchas mujeres se empeñan en lucir como esas modelos. ¿Por qué? Otra pregunta: ¿cómo es posible que se conviertan en modelos mujeres que en lo absoluto representan un canon de belleza? ¿No sería más prudente pensar que pueden coexistir varios cánones de belleza? Y con esta opinión termino mi participación en este debate sobre el ideal de belleza de la época. Creo que nos estamos perdiendo lo de veras importante: el sufrimiento de Carmen y la preocupación de quienes la rodeaban, y la desatención de su marido y padre de su hijo. Y lo digo así porque fui yo quien mencionó de pasada el asunto y tal vez me detuve luego en asuntos que no vienen al caso. Es cierto algo que dices: esa frase de "que engorde" debe querer decir, en realidad, "que se recupere". Debió haber perdido mucho peso, como casi siempre nos pasa en esas situaciones. Y tengo la impresión de que Carmen no debió haber sido muy voluminosa. A Amalia Simoni, en cambio, la imagino llenita. Y era considerada una de las jóvenes más hermosas de Puerto Príncipe.

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El Camagüey
2 años

Muy pronto publicaremos cartas de la propia Carmen escritas en 1881. Sirva como adelanto este fragmento de una fechada en enero de ese año: "Deseo mucho que puedas al fin ir al pueblo que elijas, no tanto por mí como por mi hijo; se acerca el tiempo en que el niño note que la sombra del padre le hace falta; tiene tanta inteligencia y ya lo habla todo de manera que muy pronto me preguntará por ti. "Yo no sé qué sucederá, ni que día dejaré de sufrir, pero cuenta con que iré donde quieras el día que tengas seguro lo necesario para vivir. "He sabido que escribiste una carta a Papá en la que le decías yo había venido porque no quería pasar pobreza a tu lado; mi contestación a eso está dada, todos saben que ya solo la ropa teníamos que empeñar para vivir, y que tú no tenías donde trabajar. "Desde hoy espero tus órdenes para hacer cuanto me mandes. Créeme Pepe, yo no quiero sino que olvidemos el pasado, es necesario estar unidos por nuestro hijo, no se le da la vida a un ser para sacrificarlo, sino para sacrificarse por él".

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El Camagüey
2 años

Y veamos cómo comienza ésta de Leonor, de octubre de 1880: "Hace días que quiero decirte algo de lo mucho que en mi alma rebosa y me ahoga; pero con la esperanza cada día de recibir carta tuya, lo dejo para el siguiente. Vana esperanza, vapores llegan todos los días, y para mí no traen nada. No me quejaré ya más, estas cosas no se imponen; sólo te envío adjunta la fecha de tu última carta."

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Ivonne
2 años

Los fragmentos de las cartas citadas aumentan mi malestar respecto a Martí.

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Tania Bermúdez
1 año

Estas cartas, aunque estremecedoras, por lo firme y fuerte del mensaje dedicado a quien amamos y admiramos, me confirman lo que hace mucho siento. Carmen fue una gran mujer, muy especial debe haber sido, cuando Martí puso sus ojos en ella, cuando lo amó, hasta estar dispuesta a dejar su cómoda vida para unirse a él, hasta, a pesar de sus dolores y decepciones, ser capaz de no mostrar a su hijo sus heridas y de reclamar a las autoridades españolas el cuerpo de Martí como su esposa.

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