En 1668 el pirata inglés Henry Morgan atacó la villa. Sobre las consecuencias del asalto el obispo Morell de Santa Cruz señalaba: “Efectivamente mandó poner fuego al barrio de Santa Ana, quemáronse sus casas y los montes inmediatos; en ellos avían escondido algunos trastos, y los Libros Parroquiales; unos, y otros padecieron la misma desgracia”[2]. La mención en este documento al barrio de Santa Ana se refiere a los alrededores del convento de San Francisco, llamado así por la advocación a esta santa de su ermita y luego iglesia.
En el siglo XVIII se reconstruyen la mayoría de las iglesias y conventos de la villa. En 1756 Morell de Santa Cruz expresa que “el Convento de Sn Francisco tiene su Iglesia nueva, y bien obrada”[3], y que la segunda nave del templo sirve de Capilla de Terceros, modificada en 1806[4] y que “[h]acia el mismo lado —el de la Epístola— quedan los claustros altos, y bajos sobre arquería de ladrillos primorosa”[5]. Efectivamente, el conjunto se había terminado en 1735[6]. Señala también el obispo como “las abitaciones que caen al Occidente padecen el defecto de estar unidas a una casa particular de alto que ocupa una Testera de una quadra de la plazuela que sirve de desahogo al Convento”[7].
En virtud de la Real Cédula de S. M. la Reina de España Dña. Isabel II, expedida el 26 de noviembre de 1852, se autoriza, para suplir “el vacío que en La Habana y Cuba dejó la partida de los padres Betlemitas”[8], la creación en la isla de dos colegios de los padres escolapios para que “las clases pobres y acomodadas puedan recibir esmerada y religiosa educación”. Aunque consta que el 3 de febrero de 1836[9] se había fundado otro colegio escolapio, por el empeño del Padre Valencia, con el nombre de “Liceo Calasancio del Príncipe” que cerró sus puertas a mediados del siglo[10].
El 5 de noviembre de 1856[11] fueron nombrados por Real Orden los padres Bernardo Collazo y Agustín Botey de la casa matriz de Cataluña, con el objetivo de dar cumplimiento a esa autorización, fundar dos colegios, uno en La Habana y otro en Puerto Príncipe[12] y encargarse personalmente en Cuba de llevarlos a cabo. Llegaron a La Habana el 10 de enero de 1857 y a Camagüey el 8 de mayo. Las autoridades de la villa de Puerto Príncipe les ofrecieron los conventos de El Carmen, La Merced o San Francisco para fundar el colegio. El primero fue considerado muy alejado y los otros dos estaban casi en ruinas, apuntalado incluso el de San Francisco, según el informe de comandante de ingenieros don Juan Marín[13].
Evidentemente se escogió el convento de San Francisco y el 2 de junio de 1857 el ingeniero Marín recibe la orden del Capitán General y un oficio del Gobernador de realizar de inmediato un presupuesto para la “habilitación interina”[14] y adaptación[15] del viejo convento. En el mes de agosto comenzaron las reparaciones[16] necesarias para permitir iniciar las clases lo antes posible, para lo cual fue necesario desalojar las tropas que ocupaban el convento que fue entregado el 8 de agosto del propio año[17], de lo cual quedó constancia en dos planos de la época[18]. El proyecto de un nuevo edificio se realizaría posteriormente.
Plano de 1842 “[q]ue manifiesta el Cuerpo interior del Convento de San Francisco de la ciudad de Pto. Prc. que sirve de Quartel al 1er Batallón del Reximiento Ynfantería de León que se haya de guarnición en Ntra. Ciudad” [sic.][s.f]
Instituto de Historia y Cultura Militar de Madrid (I.H.C.M.). Cartoteca. No plano 12.895. Cortesía del doctor Henry Mazorra.
Las obras demoraron casi un año, “según los planos y bajo la dirección de D. Juan Marín, participando en las mismas el padre Botey, según orden expresa del Exmo. Sr. Capitán General”[19]. La iglesia se entregó en el mes de abril de 1858[20] y el colegio se inauguró el 3 de mayo de 1858 con 40 estudiantes[21], quienes recibirían las asignaturas de Matemáticas, Inglés, Teneduría y Latín[22]. La afluencia de niños fue tan grande que se solicitó el ensanche inmediato de la instalación.
Como se precisa con claridad, el colegio comenzó a funcionar en una parte del antiguo convento reparado, “habilitado y adaptado” a la nueva función. En posteriores documentos se menciona su ampliación; por ello se plantea como tesis que el edificio nace sobre la base del antiguo convento y en él se va desarrollando el resto del nuevo colegio.
Sección del grabado de Laplante de mediados del siglo XIX, que focaliza el antiguo convento-iglesia de San Francisco. Obsérvese el atrio conformado hacia el frente, por una tapia.
Museo Provincial Ignacio Agramonte.
No se poseen datos precisos de las obras realizadas pero es deducible por lógica estructural que el colegio se instaló en la parte del antiguo convento que mejor estado de conservación presentaba, posiblemente la crujía norte —contigua a la iglesia— y el ala este hacia la calle San Fernando. La primera aparece casi íntegra en el grabado de Eduardo Laplante de mediados del siglo XIX:
También en una antigua postal de aproximadamente 48 años después se observa el edificio anexo que da a la plaza y el ala oeste del convento en derrumbe, la cubierta de la caja de escalera y el ala este y sur en pie.
Fotografía de 1909 [tarja Plaza del Padre Trías] o posterior, en la que se observa la vivienda anexa y el ala oeste del convento en derrumbe, mientras que al fondo se aprecian el ala este y sur. El techo que se ve junto a la puerta corresponde con la caja de la escalera principal del convento, conservada hasta esos momentos.
Archivo del CECONS
Esquema hipotético de la reparación de una parte del antiguo convento de San Francisco, ala norte y este, realizada entre 1858-1859.
Elaborado por la autora
Los lados sur y oeste del claustro posiblemente no se repararon teniendo en cuenta su mal estado técnico y el carácter provisional de la “habilitación”. También debió influir la intención de construir un nuevo edificio que implicaría la demolición de lo reparado o el compromiso de una parte consolidada, además de la limitada cantidad de alumnos en los inicios.
El conjunto religioso ocupaba parte del actual Parque Martí. La iglesia orientada este-oeste tenía su acceso principal por la plaza con una tapia que conformaba un atrio, mientras el convento en forma de claustro poseía un cuerpo adicional hacia la plaza con un patio lateral —casa particular anexa—, cada uno con su entrada desde aquella.
Estas evidencias reflejadas en el plano de 1842 han sido reafirmadas por una prospección geofísica realizada con georradar por un equipo de arqueólogos españoles en el 2005. En ella aparecen los restos enterrados del área de la capilla de la Orden Tercera. En los perfiles longitudinales se detecta la longitud de la capilla de aproximadamente 36.00 m de largo y una tapia que probablemente tuvo detrás. En los perfiles transversales se evidencia la parte delantera de dicha capilla, distinguiéndose la torre y la nave[23].
Resulta extremadamente interesante superponer la planta actual a la original del claustro y observar las innumerables coincidencias, principalmente en la estructura general, los espacios e intercolumnios —3.15 m— en las dos alas supuestamente reparadas al inicio. Debe notarse que en la actualidad los intercolumnios del ala este poseen todos medidas diferentes, lo que denota que se trata de las columnas originales o al menos que fueron usados sus cimientos. Sin embargo, llama la atención que las mismas de 0.56 x 0.56 m no poseen las bases que aparecen dibujadas en el plano antiguo.
Existen coincidencias de la planta actual —señaladas en la imagen— con la planta original en el ala este —que concuerdan exactamente en dimensiones, intercolumnios y distribución espacial— y en los anchos muros transversales, lo que hace pensar que los mismos fueron conservados al ser demolidos los volúmenes de la sacristía e iglesia. Sin embargo, los vanos exteriores no coinciden con los originales. A la entrada, las arcadas interiores de mediopunto rebajados —cuyo intercolumnio es de 4.50 m— no son las originales, las columnas son más esbeltas y los capiteles más elaborados. Sin embargo, en los extremos del muro, siguiendo la línea de las arcadas del patio, se observan dos columnas más bajas que han quedado embebidas en el muro y que probablemente sean originales. El patio fue cortado al norte con la inclusión de una nueva crujía y su correspondiente galería, mientras que por el sur, al eliminarse el ala de ese costado del claustro, se completa con nuevas columnas para alargar el patio que ahora toma una forma rectangular.
Coincidencias entre la planta antigua, a la izquierda y la planta actual, a la derecha. Obsérvense los muros y columnas señalados en la planta actual que pudieran ser los originales del antiguo convento.
Elaborado por la autora
Paralelamente se realizaban los acuerdos oficiales. El Capitán General de la Isla, José Gutiérrez de la Concha y Francisco Fleix y Solana, Obispo de La Habana[24], establecían las bases para la fundación de dos colegios de externos e internos de primera y segunda enseñanza, elemental y superior, uno en Guanabacoa y otro en Camagüey con el mismo plan de estudios de España. En febrero del año siguiente, 1858, el Capitán General de la Isla y el Arzobispo de Santiago de Cuba acuerdan las bases para dicha fundación. Un asunto varias veces tratado sin resultados positivos hasta 1914 fue el traslado de propiedad de los franciscanos a los escolapios para poder llevar a cabo el nuevo proyecto y su inscripción en el registro de la propiedad de la ciudad de Camagüey[25].
Al mes de inaugurarse el colegio, comienzan las obras de ensanche[26], probablemente tomando otra parte del ala este junto a la reparada con anterioridad o en la planta alta, aunque se tienen noticias del alquiler provisional de la antigua casa de don Benjamín Sánchez para uso del colegio. Las obras terminan tres meses más tarde, pero ya en junio de 1859 se insistía en la necesidad de más espacio y la aprobación de un proyecto de ampliación con el correspondiente presupuesto.
En el mes de junio de 1860 se cierra la iglesia[27], a la que se le hundió parte del techo, por lo que se manda a apuntalar y restaurar para reabrir sus puertas once meses más tarde. En el mes de octubre del mismo año[28], se presenta un ambicioso presupuesto[29] para el nuevo edificio que comprende internado de 150 niños, escuela pública, un cuerpo para los religiosos y una nueva iglesia —que no es incluida en la aprobación inicial—[30] y que probablemente tuviese como base al proyecto del arquitecto Dionisio de la Iglesia[31].
Este proyecto, que ocuparía todo el costado sur de la plaza, se realiza sobre la base de crujías-galerías en cruz que conforman cuatro patios con la iglesia al centro, muy ambicioso para los escasos recursos que al parecer poseían los escolapios, los que tuvieron que contentarse con reparar o reconstruir el edificio del antiguo convento de San Francisco y ampliarlo con algunas ideas del nuevo proyecto.
En 1862 se comienzan a derribar los muros que dan a la calle San Fernando[32] —se refiriere seguramente a la tapia del patio— y comienzan las excavaciones de la cimentación, lo que hace pensar que el colegio se amplía en el costado este del antiguo convento, como continuación del cuerpo original, con las mismas dimensiones y técnica constructiva. Una nueva crujía norte se construye hacia el patio —mencionado arriba—, usando la galería original anexa a la iglesia. Esta construcción aparece dibujada en el plano del arquitecto De la Iglesia y puede constatarse hoy día. Un año más tarde se usa y ocupa una parte del nuevo edificio, pero no es hasta febrero de 1864[33] que se recibe la Real Orden de aprobación del proyecto y presupuesto del mismo.
En octubre del propio año el comandante de ingenieros, ahora el Sr. Malagón, expresa su asombro por todo lo que se ha hecho con tan poco presupuesto y elogia los avances de la obra, la adquisición y demolición de dos casas y la construcción de un gran aljibe.
Esquema hipotético de la ampliación del antiguo convento de San Francisco. Ala este a continuación, realizada entre 1862-1874.
Elaborado por la autora
En marzo de 1866, a los cuatro años de comenzadas las obras, sólo se había terminado un tercio del edificio y se calculaban ocho años para la terminación del mismo, o sea 1874[34], a razón de $25,000 por año[35]. En aquel momento no se podía prever el inicio de las guerras de independencia y que, por consiguiente, las construcciones en general en la ciudad se paralizarían por falta de fondos prácticamente hasta el final del siglo. En aquel año el colegio poseía 300 alumnos[36].
El nuevo edificio ostenta influencias neoclásicas propias del último período del siglo XIX: muros de ladrillo, entrepiso de vigas de madera y entablado, techo de armadura de madera con tirantes pareados, cubierta de tejas criollas y pisos de barro. La fachada este por la calle San Fernando fue unificada con la parte antigua con nuevos vanos —ya que los mismos no coinciden con los del plano antiguo—, respondiendo quizá a la fachada del proyecto de Dionisio de la Iglesia.
En algunas fotos interiores tomadas en el siglo XX pueden observarse estos elementos, incluyendo pinturas murales, ventanas interiores de hierro engastadas en madera —como era la costumbre— y pisos de barro. Hoy día las dos alas —norte y este—, construidas en el período colonial, conservan su forma original, armaduras de madera y cubiertas de tejas.
En los momentos iniciales de la guerra el colegio fue ocupado en parte por las fuerzas armadas españolas, aunque les fue ordenado lo desalojaran un año más tarde en 1870[37]. En un largo período no se tienen noticias de los avances de las obras, y en 1888 se consagra el colegio y su comunidad al Sagrado Corazón de Jesús[38].
Durante el período republicano se tienen noticias aisladas de mejoras introducidas puntualmente como la luz eléctrica en 1906 y el nombramiento de Padre Trías a la plaza de San Francisco, en honor a uno de los sacerdotes que más tiempo estuvo en el colegio y cuya tarja “Plaza del Padre Trías” se devela en 1909[39]. Se compran bancos nuevos para la iglesia en 1906, se inaugura un nuevo altar en 1907[40], el Teatro en 1908 y en 1916 se construye un nuevo internado[41] de características eclécticas, probablemente en el ala sur.
Entre 1906 y 1909 Dña. Dolores Betancourt Agramonte había expresado su intención de construir una nueva iglesia para el colegio[42] bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús, obra que comienza el 19 de junio de 1912 con la apertura de las zanjas de los cimientos, donde se coloca la primera piedra un mes más tarde[43], una obra artística del maestro de obras catalán Ramón Renté dentro de la que se colocaron los periódicos del día y el acta de rigor.
La iglesia se termina en 1919[44] pero se inaugura en 1920[45], procediéndose al traslado del Santísimo Sacramento desde la antigua iglesia de San Francisco al día siguiente de la apertura. La controversia estaría en por qué construir una nueva iglesia, cuando la antigua estuvo reparándose hasta 1907, siendo la más antigua de Camagüey.
El diseño de estilo neogótico fue obra del maestro de obras catalán Claudio Muns Piqué y fue su ejecutor principal el también maestro de obras Jaime Cruanyas Feliú con la Compañía Constructora Catalana de La Habana. La iglesia fue consagrada el 2 de junio de 1923 por el obispo monseñor Pérez Serantes, quien también el día 16 de septiembre bendijo la fachada del colegio y el nuevo salón de estudio. En ese año se ilumina por primera vez la torre y fachada de la iglesia, pero un año más tarde, 1924, se termina de pintar al óleo las cuatro caras de los dos patios y se construye una fosa moura[46], al parecer dando por terminadas las obras del colegio.
Esquema hipotético de la nueva iglesia del Sagrado Corazón, ala oeste, en el ala correspondiente del convento y la casa anexa. Estilo neogótico dentro del período ecléctico construida entre 1912-1920.
Elaborado por la autora.
Esta nueva etapa constructiva del primer tercio del siglo XX corresponde con los códigos eclécticos que se reflejan en el ala sur y oeste que conforman el segundo claustro y el completamiento de todo el sistema de galerías de arcos de mediopunto que rodean los patios. Un efecto muy interesante resulta de la concepción de dos patios divididos por una galería abierta que produce una espacialidad muy agradable. Debe destacarse que no se usaron para los entrepisos y cubierta las nuevas técnicas de vigas metálicas y losas propias del eclecticismo, puesto que se siguió usando vigas de madera con losas en lugar de entablado, quizá por economía o para lograr cierta unidad en el conjunto. Correspondiente a este período es la reconstrucción de la crujía delantera con la fachada de filiación ecléctica academicista, presumiblemente del maestro de obras catalán Ramón Renté.
Esquema hipotético del completamiento del colegio en estilo ecléctico, ala sur, construido durante las dos primeras décadas del siglo XX hasta 1923.
Elaborado por la autora.
La construcción lenta del edificio que abarca prácticamente un siglo, la falta quizá desde el principio de un proyecto general del conjunto, y la aplicación de dos variantes estilísticas muy diferentes para cada edificio —iglesia y colegio— hacen que se observen diferentes técnicas y estilos que interiormente quedan resueltos de forma más o menos unitaria. El peor caso, lo constituye la unión de la galería ciega que recorre el costado de la iglesia y su intersección con los contrafuertes de la misma. Las fachadas, por su parte, expresan dos edificios totalmente diferentes y demasiado juntos, cuyos encuentros no quedan bien resueltos.
El día 29 de agosto de 1923[47] se acabó de derrumbar el último muro de la antigua iglesia de San Francisco —Santa Ana—, contratada a la mencionada compañía catalana a cargo de los maestros de obras Muns Piqué y Albaijés Ciurana[48] para que bajo numerosas y precisas condiciones —posiblemente por la proximidad con el nuevo edificio del colegio— procedieran a su demolición.
En diciembre de 1929 se instala la nueva Biblioteca, según el proyecto del padre Modesto Roca, descrita del siguiente modo: “tiene el salón tres amplias puertas con vistosa cristalería, piso de losetas y artesonado colonial, estantería, dos amplias mesas y taburetes de caoba”.
El ciclón de 1932 —que afectó notablemente a Santa Cruz del Sur— produjo daños en los tejados y en las tres ventanas de vitrales del coro de la iglesia, las cuales se enviaron a reparar a Alemania[49], donde se habían construido, y fueron reinstaladas en 1953[50]. En 1936 una descarga eléctrica causó algunos daños en la torre de la iglesia que fue necesario reparar[51], y en 1945 una avioneta publicitaria cayó sobre el tejado del colegio[52] causando gran daño en el mismo. En 1947 se convirtió el salón de recibo y los dos cuartos anexos en dormitorio para internos pequeños[53].
En 1949, a cargo del arquitecto Cristóbal Martínez Márquez, comienzan las obras de adecentamiento y la construcción del internado en una tercera planta. En octubre del propio año se bendicen las nuevas fábricas del colegio [54]. Las obras realizadas son descritas de la siguiente forma:
Ampliación de la entrada a costa de la escalera y parte del recibidor. Escalera nueva de mármol, amplia y señorial, aunque escondida. Toda la planta baja, clases, corredores y entrada tiene piso de granito artificial. Todas las ventanas exteriores e interiores con rejas de hierro han sido sustituidas por ventanas Panam de aluminio. Desapareció también la escalera de madera que daba a la sacristía y se construyó otra de mármol, enfrente, donde estaba el cuarto rectoral. Una tercera escalera se construyó frente a la cocina para subir a los Internados. Un tercer piso para segundo internado, con cuartos individuales, sala de juego, servicios, duchas, sala de estudio y enfermería. Todos los tabiques frente a la fachada fueron derribados y levantados otros con cabillas de hierro en la base y se construyeron habitaciones para la Comunidad en el frente y este, todas con baño y servicio. En el segundo piso se prepararon las clases de Bachillerato y el gran salón de estudio al fondo. Y multitud de pequeños detalles, como las repisas de los claustros, zabaleta lateral, soterrados de la corriente eléctrica y tuberías de desagüe. Construcción de un gran aljibe para 60,000 galones de agua que a presión es distribuida por todo el Colegio.
Estas nuevas obras introducen la arquitectura moderna y amplían la diversidad de estilos empleados, aunque se resuelve de forma muy sobria. El uso de vanos más cortos constituye un elemento disonante en la fachada trasera —costado sur— que nunca se ha terminado.
Esquema hipotético de la 3ª planta realizada bajo los códigos del movimiento moderno, la cual no se integra adecuadamente en cuanto a proporciones y vanos.
Elaborado por la autora.
Al celebrar el centenario del colegio en 1958, se colocó el andamiaje para la restauración de la fachada y la torre de la iglesia a cargo del contratista Gumersindo Contra, al mismo tiempo que se adecentan los cuerpos salientes de la enorme pared del fondo que mira al Casino Campestre[55] y que seguramente no presentaba —como hoy— una buena visual desde lejos. Con ello se dan por terminadas las obras de reforma interior del colegio.
En 1961 son intervenidos los colegios privados y las Escuelas Pías se convierten en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). En el presente, el edificio se encuentra en proceso de rehabilitación. En el año 2004 la arquidiócesis de Camagüey, con el ingeniero Miguel Ávalos Maciá a cargo de las obras, restauró completamente la iglesia del Sagrado Corazón, mientras que la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey remodeló el Parque Martí y mejoró la fachada principal de la escuela.
Edificio de las Escuelas Pías, después de la restauración de la iglesia realizada por el Ing. Miguel Avalos Maciá en el 2004 y la rehabilitación del Parque Martí, y la fachada de la Escuela por la OHCC.
Fotografía de la autora.
Las Escuelas Pías es un edificio que ha evolucionado sobre la planta original del antiguo convento del siglo XVIII, reparado en parte, y ampliado en etapas sucesivas que abarcan dos alas de arquitectura colonial de finales del siglo XIX, otra ala, galerías y fachada de arquitectura ecléctica del primer tercio del siglo XX, y una tercera planta de arquitectura moderna de mediados del siglo XX, con mejoras generales en esta época. Con esta trayectoria es difícil definir una codificación estilística predominante que caracterice el edificio, como sucede con la iglesia que es neogótica íntegramente. Como conjunto iglesia-colegio tampoco posee unidad estilística.
El colegio es el resultado de una evolución. Más que de una obra unitaria realizada en pocos años, es el producto de ir haciendo en la medida que se tenían recursos para ello, desde la reparación del antiguo convento hasta adecuaciones, remodelaciones y ampliaciones, utilizándose códigos arquitectónicos propios de cada momento en un período de poco más de 100 años, adicionados a la antigüedad del edificio original unos 250 años más. Por ello no puede definirse un estilo: algunos especialistas por las características coloniales de la gran fachada este, lo clasifican como neoclásico; sin embargo, la fachada principal que da a la plaza, aunque no es la mayor, posee las características del eclecticismo academicista muy usado en el primer tercio del siglo XX para los edificios públicos.
La edificación posee cuatro períodos arquitectónicos incluidos, cada uno con elementos conservados y un peso significativo, con fachadas muy diferentes: neoclásica, ecléctica y moderna. Quizá por esta razón y por lo que el propio concepto implica, sería un verdadero edificio ecléctico —mezcla de elementos de diferentes estilos—, sin olvidar que en su interior y fundamentos aún encierra uno de los más antiguos edificios de la ciudad que merecería un profundo trabajo arqueológico.
Referencias
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[1] Archivo del Museo Ignacio Agramonte de Camagüey, manuscrito 7/10/1640, f. 189 vto., Fundación del vínculo del mayorazgo de La Torre.
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[2] Archivo General de Indias (en lo sucesivo AGI), leg., Santo Domingo, 2227, “Carta del Obispo de Cuba, 28/7/1756” en Pedro Agustín Morell de Santa Cruz: La Visita Eclesiástica. Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, p. 67.
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[3] Ibíd., p. 74
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[4] Memorias. Escuelas Pías de Camagüey. Centenario de su Fundación 1858-1958. [s.e.] [s.l.], p. 13. (En lo adelante se mencionará como Memorias Centenario.) Cortesía del Dr. Nelson Aguilar Pacín.
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[5] Pedro A. Morell de Santa Cruz: Ob. cit., p.74.
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[6] Memorias Centenario, p. 13
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[7] Pedro A. Morell de Santa Cruz: Ob. cit., pp.74-75.
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[8] Padre José Liñan (Schp): “La primera Escuela Normal de Guanabacoa, obra de la iglesia” en Comisión Nacional de Pastoral de Cultura de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba: Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana, Encuentros Nacionales de Historia. EdicionesUniversal, Miami, 2005, t. 1, p. 231. En Camagüey también hubo un colegio de los jesuitas.
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[9] Memoria del Colegio de las Escuelas Pías de Camagüey. Compilada con motivo de la celebración del Primer Quincuagenario de la fundación del mismo 1858-1908, p. 8. (En lo adelante se mencionará como Memoria Quincuagenario).
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[10] Ibídem, p. 9. Según dicho documento este Liceo “estuvo ubicado en la plaza de Agramonte en la casa que hoy ocupa la fonda del Sr. Falcó, al lado de la antigua casa del Sr. Santos Fernández”.
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[11] Memorias Centenario, p.10.
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[12] Archivo Nacional de Cuba (en lo sucesivo ANC), Gobierno Superior Civil, leg. 759, No. 26065. “Expediente sobre establecimiento de colegio de Padres Escolapios en la Isla. Carta del Arzobispo de Santiago de Cuba al Sr. Capitán General de la Isla del 7 de diciembre de 1853, en la que se fundamenta la posición geográfica de Puerto Príncipe, su población, hermosura de sus templos, etc. para fundar allí uno de los colegios”. Cortesía del MSc. Marcos Tamames Henderson.
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[13] ANC, Gobierno Superior Civil, leg. 759 No. 26065, “Expediente sobre establecimiento de colegio de Padres Escolapios en la Isla. Informe de Francisco de Olazarra del 18 de abril de 1857; sobre el estado técnico y ventajas y desventajas de cada uno de los conventos evaluados; acompañado por el joven ingeniero civil D. José Apolonio Morales, que le fue de gran ayuda”. Cortesía de Marcos Tamames Henderson.
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[14] Memorias Centenario, p. 9. Esta expresión parece significar el carácter provisional que tendría la reparación, para permitir el funcionamiento rápido del edificio.
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[15] ANC, Gobierno Superior Civil, leg. 759 No. 26065. “Expediente sobre establecimiento de colegio de Padres Escolapios en la Isla. Proyecto de 2 planos y presupuesto de Juan Marín del 21 de junio de 1857”. Cortesía del MSc. Marcos Tamames Henderson.
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[16] Bitácora 1, Agosto 11 de 1857 a Mayo 3 de 1858.
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[17] Memorias Centenario, p. 10. Agosto 8 de 1857.
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[18] Instituto de Historia y Cultura Militar de Madrid, Cartoteca, plano No. 12.895, “Plano de 1842 de ocupación del primer batallón del regimiento de León” (Cortesía del Dr. C. Henry Mazorra) y AGI, Sección Cuba, leg. 2098, “Plano del traspatio del convento de San Francisco de Puerto Príncipe en la isla de Cuba, con el proyecto de cuatro barracones en que pueda alojarse cuatro compañías de a 56 plazas”. Firmado por Manuel de Albo en 23 julio de 1830.
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[19] Memoria Quincuagenario, p. 27.
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[20] Padre José Liñan (Schp): Ob. cit.,p. 234. La entrega se realiza el 9 de abril de 1858.
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[21] Bitácora 1. Asistieron a la inauguración el Tte. Gobernador D. Joaquín Morales de Rada y el Alcalde D. Manuel de Monteverde.
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[22] “Bitácora escrita a mano realizada en forma circular, por «Los noventa años de las Escuelas Pías de Camagüey. Cuba»”. Fotocopias. (En lo adelante se mencionará como Bitácora 2). Cortesía del Dr. Nelson Aguilar Pacín.
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[23] Óscar Pueyo Anchuela, Héctor Castán Tabuenca y Francisco Javier Navarro Chueca, arqueólogos: “Prospección geofísica realizada por Arqueología y Restauración S.L.” Informe Técnico, 2005.
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[24] Memorias Centenario, p.10, 6 de junio de 1857.
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[25] Ibíd., p.53, octubre 28 de 1914.
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[26] Bitácora 1, junio 30 de 1858 a septiembre 12 de 1958.
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[27] Ibíd., junio 6 de 1860 a mayo 31 de 1861.
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[28] Memorias Centenario, octubre de 1860.
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[29] Bitácora 2. Se presenta un presupuesto de $482,980 al arzobispo de Santiago de Cuba, Mr. M. Reguezuela.
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[30] Ibíd. En 1861 se aprueban $289,856 sin incluir la iglesia, pero el Ayuntamiento acuerda contribuir con $8,000 durante 8 años.
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[31] Henry Mazorra: “Dionisio de la Iglesia el primer arquitecto académico de Puerto Príncipe” en Luis Álvarez et. al: La Luz Perenne. La cultura en Puerto Príncipe (1814-1898). Ed. Ácana y Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2013, pp. 381-384.V. Plano de 1861 elaborado por el arquitecto Dionisio de la Iglesia, p.382.
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[32] Bitácora 1, enero 10 de 1862.
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[33] Memorias Centenario, febrero 28 de 1864, p.17.
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[34] Padre José Liñan (Schp): Ob. cit.,p.247.
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[35] Bitácora 1.
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[36] Bitácora 2.
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[37] Bitácora 1. Abril 3 de 1870.
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[38] Memorias Centenario, p. 35. Junio 8 de 1888.
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[39] Bitácora 2. Mayo 6 de 1909.
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[40] Memorias Centenario, Julio 7 de 1907, p.48.
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[41] Bitácora 2. Se levanta un nuevo internado por $12,000 por la venta de 17 caballerías de tierra.
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[42] Bitácora 2. El Ayuntamiento ofrece por la antigua iglesia $12,000, en el intento a nuestro juicio de salvar lo que ya se consideraba de valor arquitectónico.
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[43] Bitácora 1, julio 15 de 1912.
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[44] Ibíd., mayo 21 de 1919.
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[45] Ibíd., junio 26 de 1920.
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[46] Bitácora 1, agosto 12 de 1924
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[47] Memorias Centenario, p.60
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[48] Ibíd., septiembre de 1920, p.56.
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[49] Ibíd., Casa Franz Meyer de Munich, Alemania.
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[50] Ibíd., diciembre de 1953, p.90.
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[51] Ibíd., agosto 11 de 1936, p.68.
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[52] Ibíd., febrero, 27, 1945. p.77.
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[53] Ibíd., julio de 1947, pp.78-79.
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[54] Ibíd., marzo 30 de 1949, y octubre 1 de 1949, pp.82 y 83, “Proyecto de Modificaciones y Reformas de las Escuelas Pías de Camagüey-Cuba”.
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[55] Memorias Centenario, p.95.
Este trabajo fue hecho con la colaboración del doctor Antonio Puente.
Tomado de Cuadernos de historia principeña 14. Coordinadora: Elda Cento Gómez. Ed. Ácana, Camagüey, 2015, pp.89-107.