Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz Primer ministro
La Habana
Compañero Fidel:
Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz Primer ministro
La Habana
Compañero Fidel:
En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:
Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.
Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vila. Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y de otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.
Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas..., y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.
Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adonde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas. Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.
Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porque aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre. Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste. Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber. Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.
También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra —¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes—, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.
Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria —agonía y deber de todos— queda como siempre tu compañero,
Huber Matos
Tomada de https://cd1.eju.tv/index_files/1/Huber_Matos_Carta.pdf
Comentarios
Heberto Casas Rivas
1 añoLa honradez se demuestra c las acciones. Este es un ejemplo.
Susana Aulet
1 año"El día 19 de octubre de 1959 Huber Matos envía una carta de renuncia a Fidel, porque supuestamente él no quería ser un obstáculo para el desarrollo de la Revolución; pero esa carta, que remite el 19, el Estado Mayor completo de Huber Matos la había firmado el día 20, o sea, al otro día, fecha en que pretendía sublevar el regimiento Camagüey para crear una situación de guerra civil. Para ello tenía convencidas a las instituciones estudiantiles, a los sindicatos, a mucha gente, para una conspiración contra la revolución comunista que dirigía Fidel Castro. Entonces Huber Matos presenta esa carta de renuncia, y cuando Fidel se percata de que lo que está detrás es una gran conspiración, manda a Camilo Cienfuegos, como jefe del Ejército Rebelde, a que haga prisionero a Huber Matos. Allá fue Camilo Cienfuegos con una pequeña escolta de dos o tres hombres, al regimiento de Camagüey y Camilo hizo prisionero a Huber Matos. Las palabras de Camilo en aquel momento y la actitud de Camilo con Huber fue muy fuerte, porque nadie –lo dice Fidel–, ningún jefe del Ejército Rebelde le fue a Fidel más leal y más fiel que Camilo Cienfuegos. La identificación de Fidel y Camilo era la de dos hermanos, y Fidel lo dice en muchos de sus relatos. Fidel sentía por Camilo una admiración extraordinaria, y Camilo era su hombre de extrema confianza. A este episodio del día 21, cuando Camilo hace prisionero a Huber Matos, inmediatamente llega Fidel a la ciudad de Camagüey, y junto al pueblo, caminando por las calles, neutralizan los dos la situación. Recuerden el Maleconazo, recuerden a Fidel ante todas las dificultades, recuerden a Fidel en Girón, recuerden a Fidel en la Crisis de Octubre, recuerden a Fidel en el Flora, siempre el primero ante el peligro. Fue allí junto a Camilo a neutralizar la sedición que estaba teniendo lugar en Camagüey, y neutralizaron la conspiración que tuvo lugar en Camagüey. Es importante esto porque inmediatamente la prensa burguesa en Cuba, que en aquel momento en el año 1959, todos los periódicos burgueses –Diario de la Marina, Avance, la revista Carteles, la revista Bohemia– empezaron a publicar información en contra de la Revolución y a favor de Huber Matos, como el hombre puro que quería hacer la revolución más integradora, a la que se sumaran la mayor cantidad de elementos de Cuba; una revolución donde cupieran los latifundista, donde cupiera todo el mundo. En medio de esa situación, el mismo día 21, que era el día en que Huber Matos iba a presentar la carta –carta de renuncia que conocía prácticamente todo el Ejército, en el centro del país–, ese mismo día, el traidor Pedro Luis Díaz Lanz, ex jefe de la Fuerza Aérea, el amigo de Huber Matos, bombardea La Habana con un avión bombardero B25 salido desde La Florida. Entonces, qué interesante: la conspiración en Camagüey, la sublevación en Camagüey, el bombardeo en La Habana, o sea, toda una gran conspiración para provocar una guerra civil anticomunista en Cuba en el año ’59. Todo eso viene después, eso fue el 21 de octubre. Ese mismo 21 de octubre Camilo se reúne en el regimiento de Camagüey con todos los militares amotinados. Hace aproximadamente un año, le explicábamos esto mismo a un grupo de profesores y metodólogos en el Ministerio de Educación, y había una persona que me miraba muy detenidamente, y cuando terminé, que escuchó, como van a escuchar ustedes hoy, las palabras de Camilo Cienfuegos el 21 de octubre en el Regimiento “ Ignacio Agramonte” de Camagüey, el hombre se echó a llorar, y me dice: “Yo era uno de los confundidos con Huber Matos que estaba en Camagüey el 21 de octubre, y nunca tuve la posibilidad de escuchar las palabras de Camilo. Ahora entiendo bien cómo nos manipularon a todos nosotros y nos sumaron a esa sublevación anticomunista.” Camilo muere el 28 de octubre. Se hace el juicio de Huber Matos. El juicio de Huber Matos fue abierto, como fueron abiertas todas las causas de todos los conflictos y procesos políticos convulsos que tuvo la Revolución. Fue abierto el juicio de Marquitos, fue abierto el juicio de Cubela, fue abierto el juicio de Huber Matos, fue abierto el juicio de Ochoa, fue abierto el de Abrahantes, para que todo el pueblo lo viera y nadie tuviera que estar comentando y alimentando rumores. Además de que fueron abiertos, después se publicaron. Los que quieran saber qué ocurrió en el juicio de Huber Matos, aquí está (muestra el folleto). Está en todas las bibliotecas de nuestro país, es un folleto que se llama Y la luz se hizo, donde está el juicio completo de Huber Matos. Quien quiera tener más idea de qué pasó en este proceso contra Huber Matos, puede leer el libro de Jorge Luis Betancourt, Victoria sobre una traición, que es la historia completa del proceso de la traición de Huber Matos, de todo esto que les estoy explicando en Camagüey, o puede leer, por ejemplo, que en librerías aparece este libro (lo muestra) La segunda revolución en Cuba, que escribió un profesor norteamericano, que de hecho había sido infante de marina, periodista, y que estuvo en Cuba en los años que ocurrió este suceso. Joseph Murray, se llama, quien explica también su versión sobre el hecho de la conspiración de Huber Matos. O sea, que hay total claridad y hay fuentes para entender qué fue lo que pasó. Ahora, ¿qué pasó después? Bueno, pasó que Carlos Franqui, que había sido ayudante de Fidel en la Sierra Maestra, que había sido director del periódico Revolución en Cuba cuando triunfa la Revolución, a finales de los años 70 traiciona, se va de Cuba con documentos oficiales, documentos históricos, va para Italia, se establece en Italia, y Franqui, que había sido el autor de un libro que era una apología a la Revolución cubana, el Libro de los Doce, escribe este libro que se llama Camilo Cienfuegos (lo muestra). Cuando usted lee el libro de Franqui, más de la mitad del libro es una apología a Camilo, pero una apología de Camilo escrita de forma tal, que el líder principal de la Revolución cubana es Camilo. No es Fidel, es Camilo. ¿Para qué? Para después llevar al lector tendenciosamente a la teoría de la conspiración contra Camilo porque Camilo era el líder más popular, era el líder de más méritos. Franqui es el primer testimoniante traidor. El segundo traidor es el propio Huber Matos, que después de haber estado veinte años preso en Cuba, escribió este libro (lo muestra), que se llama Cómo llegó la noche y en el que entre otras cosas tiene la desfachatez –porque no es otra cosa que la desfachatez de un traidor– de decir que estando preso, detenido el 27 de octubre en La Cabaña, dice –y les voy a leer tres parrafitos, para que tengan ustedes una idea de la catadura moral de este hombre–: “… El portavoz llega hasta el calabozo sin dar sospechas de que se trata de un mensaje. Camilo dice encontrarse en una situación muy difícil y me responsabiliza en cierta forma de la actual situación. Me exhorta a evitar de cualquier manera el juicio, planteándome que él puede preparar un escape.” O sea, Camilo preparando la fuga de Huber Matos. “Me pide que ignore la mierda” –así dice él—“que él hable de mí” –o sea, que Camilo hablaba mal de Huber Matos—“pues es pura palabrería impuesta por las circunstancias. Me siento incómodo, porque pretende ver en mi renuncia las circunstancias que lo tienen entrampado. Su crisis la tiene por indeciso. Rechazo la oferta de organizarme una fuga. Si me fusilan, que sea defendiendo la verdad y mi honor”. O sea, Camilo aquí es quien sale denigrado, Camilo preparándole la fuga a Huber Matos y Huber Matos diciéndole a él: “No, yo enfrento el pelotón de fusilamiento”. Fíjense qué manipulación de la realidad histórica. Y dice después: “En el segundo recado, el 27 de octubre, Camilo insiste: No debe haber juicio, la solución es la fuga. Conociendo a Camilo, creo que quiere evitar un juicio donde diré la verdad al precio que sea, incluso el de un enfrentamiento con Fidel, quien en estos momentos debe estar ejerciendo una presión muy grande sobre él.” Cuando ustedes leen el juicio, si Huber Matos fue tan guapo y tan sincero –ya Camilo estaba muerto cuando el juicio–, cuando ustedes leen el juicio, en el juicio nada de estas cosas aparecen, ni la más mínima insinuación, porque el hombre que fue más lapidario y más exigente contra la traición de Huber Matos y contra la figura de Huber Matos fue Camilo Cienfuegos. A esta traición de Huber Matos y toda esta manipulación, se une una tercera manipulación, que es la de Benigno, uno de los tres sobrevivientes de la guerrilla del Che en Bolivia, un hombre que tuvo muchos méritos como combatiente revolucionario, que fue guapo en la Sierra, que fue guapo en Bolivia, pero un hombre de pocos recursos culturales, un hombre muy manipulable, y que cayó sobre él el enemigo. Regis Debray y la CIA desde Francia, lo manipularon. Desertó y escribió allá…escribió no, se publicó un libro con su nombre, como si lo hubiera escrito él, pero que todo el mundo sabe que Benigno no tenía capacidad para escribir un libro como ese, un libro lleno de mentiras, entre las que dice, por ejemplo, que él estuvo con el Che en el Congo, y Benigno no estuvo con el Che en el Congo. Hay un episodio de la vida de Benigno, que me contó personalmente el matrimonio de historiadores Adys Cupull y Froilán González. Ustedes me imagino que los conozcan, son los biógrafos del Che. Froilán invita a su casa a una cena a Benigno, y en la pared de la casa de Froilán había la piel de un leopardo, y Benigno le dice a Froilán que se la regale, que le gustaba mucho. Froilán le decía que era un recuerdo que tenía de un viaje a Bolivia, pero tanto insistió que se la regaló. Un año después, Benigno, en una actividad en su casa, invita a Froilán, y Froilán escucha cuando Benigno le explica a un visitante que esa piel la había traído él de las campañas de África cuando había acompañado al Che. Que ese era un recuerdo muy especial para él. O sea, si es una persona de esa catadura, imagínense ustedes qué puede escribir de la historia. Después de todo esto, viene esta campaña, que cada vez se acelera más en Internet, y que cada vez abundan más los materiales escritos, publicados, a partir sobre todo de la salida de prisión de Huber Matos. Cuando Huber Matos sale de prisión, funda en Costa Rica una organización contrarrevolucionaria que se llamó Cuba independiente y democrática, una organización terrorista que hizo actividades en Cuba y que hizo actividades contra las instituciones cubanas fuera del país. En el juicio a Huber Matos, Fidel decía –y creo que es importante que ustedes lo conozcan–, decía Fidel: “Porque Camilo tiene derecho a hablar aquí en el juicio también” –Camilo no estaba vivo ya, pero Fidel quería que hablara de toda aquella situación–, “porque Camilo tenía la responsabilidad del mando del ejército, y si en el ejército había infiltración consciente, como ellos dicen, están acusando a Camilo, están responsabilizando a Camilo, porque Camilo era el jefe del ejército, cargo que ostentaba por sus méritos, y esa es una acusación contra Camilo. Y entonces o son culpables ellos de calumnia, son culpables ellos de traición, son culpables ellos de estar haciéndole el juego a la contrarrevolución agarrando por los pelos el caso de los contados comunistas que pueden estar dentro de las filas del ejército para lanzar contra la Revolución esa acusación que no tiene otro objeto que traer contra la patria la intervención extranjera, y son culpables ellos o es culpable Camilo, que Camilo hable, que Camilo diga también su verdad.” Y como Camilo falleció, nosotros en el Instituto de Historia nos dimos a la tarea de buscar la voz de Camilo, y buscamos la intervención de Camilo ante los sublevados en Camagüey el 21 de octubre de 1959. Y Camilo va a hablar hoy aquí, porque vamos a escuchar a Camilo inmediatamente. *(Se escucha la grabación completa con la intervención de Camilo en Camagüey el 21 de octubre). Discurso pronunciado por el Comandante Camilo Cienfuegos, en el Regimiento Agramonte, ciudad de Camagüey, con motivo de la traición de Hubert Matos, el día 21 de octubre de 1959. Compañeros del Ejército Rebelde: Esta tarde, este día de hoy, ha resultado doloroso y triste para todos nosotros. Este día la revolución ha tenido que saltar por encima de un obstáculo más. Esta tarde, no podíamos menos que recordar los días difíciles de la guerra, a esa guerra, a la cual marchamos todos para ver una Patria libre, para ver la Patria nueva y para ver la Patria grande que soñó Martí. Esa Patria, por la cual los sacrificios fueron muchos. Esa Patria por la cual a diario seguimos haciendo sacrificios y por esa Patria que un día juramos libertad o muerte. Por esa Patria, sabemos que en el corazón de cada digno cubano, que viste el uniforme verde olivo de la revolución, están aún las palabras de libertad o muerte. Hoy tuvimos que llegar hasta este campamento, no con la sonrisa en los labios, ni con el abrazo fraterno que siempre dispensaremos a los compañeros de este ejército. Hoy, un dolor profundo, un dolor amargo, nos hizo llegar aquí con una seriedad poco acostumbrada en nosotros. Hace muchos días, hace meses, sabíamos que había un compañero que no era fiel a la revolución. Un compañero que no era fiel a la Patria, un compañero que no era fiel al Ejército Rebelde. Ustedes oyeron esta tarde las palabras de Fidel Castro, palabras puras y honradas, que ningún cubano puede discutir. Sabíamos cuando Pedro Luis traicionó a la revolución, que entre sus íntimos contaba, desgraciadamente, con Hubert Matos. En aquella oportunidad, silenciamos ese contubernio porque pensamos que Hubert Matos equivocado en esa ruta, rectificaría. Pensamos que rectificaría cuando viera ese pueblo de Cuba, que en manifestaciones inmensas, a todo lo largo de la República, salió a la calle para manifestar su apoyo a la revolución y para manifestar su desprecio a los traidores. Después vino el caso del que fuera presidente…Urrutia. Hay una carta y mañana todos ustedes la verán por televisión, que son las pruebas irrefutables, irrebatibles, del contubernio que existía entre Pedro Luis, Urrutia y Hubert Matos. Es triste ver como hombres que se enfrentaron abierta y valientemente a la muerte, en numerosas casos, ahora, en este momento histórico de la Patria, que estamos todos llamados a estar más unidos de lo que estábamos en la Sierra Maestra, haya hombres que flaquean, hayan hombres débiles, hayan hombres cobardes, hayan hombres ambiciosos que olvidando los destinos de la Paria, que olvidando los sagrados deberes para con la Patria, se entreguen en brazos de las malas causas. El compañero Hubert Matos, se había entregado a una mala causa. Y lo sentimos doblemente, porque junto a él, engañados, llevó a un grupo de valiosísimos, honrados, honestos y valientes compañeros que no conocían, que no sabían de la actitud indigna de Hubert Matos. Hay hombres que fueron valientes en la guerra y que hoy flaquean y que hoy tienen miedo a los enemigos poderosos de nuestra Patria. Y es bueno hablar aquí claramente, para que se nos entienda, y podernos entender, y para que la revolución no afronte más nunca estos problemas difíciles. Eso nace en la ambición y nace en la cobardía, porque ahí está la carta escrita en que Hubert Matos conmina a Fidel Castro para que diga hasta dónde va a llegar la Revolución Cubana. No es necesario decir aquí hasta dónde va a llevar Fidel Castro la Revolución Cubana. Esa Revolución irá hasta sus límites finales. Esa Revolución irá hasta la meta trazada. Esa Revolución, como en los días de la guerra, tiene sólo dos caminos: ¡Vencer o Morir! Y sabemos que hay decenas, cientos de compañeros en el Ejército Rebelde que saben que esta Revolución es cubanísima, que esta Revolución es honrada, que esta Revolución es justa y que está haciendo, no para privilegios de unos cuantos, no para amparar intereses, no para defender a los latifundistas, a los hacendados que por siempre escarnecieron, que por siempre abusaron, que por siempre atropellaron al pueblo de Cuba y principalmente a los campesinos cubanos. Esta Revolución, esta obra es más difícil, mucho más difícil que la guerra libertadora que terminó el 31 de diciembre. Se equivocan los compañeros que creen que los sacrificios, los trabajos y las dificultades terminaron el Primero de Enero. Las dificultades, los verdaderos sacrificios y los trabajos más intensos empezaron el Primero de Enero de 1959. Es por eso que es necesario que si en algunos lugares de la Revolución haya verdadera unidad, haya verdadera comprensión de lo que significa la Revolución Cubana, sean los hombres que visten orgullosamente el uniforme verde olivo. Porque es bueno que todos los compañeros sepan que esta revolución no se detendrá ante nada, ni se detendrá ante nadie. Hasta dónde vamos, se nos pregunta, y nosotros decimos que nosotros vamos con esta Revolución hasta el final. Vamos a realizar una verdadera justicia social, vamos a sacar a los campesinos y a los obreros de la miseria en que los tienen sumidos los intereses que mueven las cuerdas de la contrarrevolución. La Revolución Cubana no se detendrá nunca ante nada. Si tenemos que llegar a la luna, con un cohete nuestro, a la luna llegará la Revolución Cubana con un cohete también. Es por eso que nos asombra y lo decimos aquí frente a ustedes, la actitud de algunos compañeros que en el día de ayer presentaron sus renuncias pidiendo su licenciamiento del Ejército Rebelde. ¿Por qué se hizo eso? Es que los hombres seguimos aquí a un grupo determinado, o es que el Ejército Rebelde sigue aquí la causa justa, la causa honrada, la causa de la Revolución Cubana. Cubana como las palmas, cubana única y exclusivamente, que no se entregará a nada ni a nadie, porque esta tierra que nosotros libertamos, esta tierra que guarda a 20 000 jóvenes cubanos que se enfrentaron a la dictadura, no podrán hollarla de nuevo, ni Batista, ni Trujillo, ni ningún ejército que intente apoderarse de ella. Esta Revolución, esta Patria, tenemos que defenderla como la defendimos hasta el 31 de diciembre. Que los compañeros que le temen a la contrarrevolución, que le temen a esos aviones, que ya de nuevo nos están lanzando bombas, esos que le temen a la campaña publicitaria de los enemigos de la Revolución, que deserten, que se licencien, pero los hombres que aspiran a ver esta Patria entre los primeros países del mundo, que se pongan de pié y digan: ¡Presente con la Revolución! (Júbilo indescriptible… cientos de soldados y público que llenan totalmente el teatro, aplauden y se ponen de pié) Me emociona ver esta tropa en pié de guerra. Me emociona ver esta tropa y ahora también recuerdo los días en que éramos un grupo pequeño de hombres enfrentándonos a la dictadura, a los aviones y a los miles de soldados. En aquel entonces sabíamos que con la voluntad firme, con la decisión, con la mirada siempre puesta en la estrella solitaria de nuestra bandera, Cuba sería libre. Hoy viendo esta tropa de pié, apoyando al Gobierno Revolucionario, apoyando a Fidel Castro, líder único de esta Revolución, por su sacrificio, por su desinterés, y por su amor único y exclusivo a la Patria Cubana, afirmamos que no pueden surgir traidores, que no pueden surgir mercenarios, porque junto a nosotros hay hombres dignos, hay cubanos que aman a su Patria, que no se dejan llevar por mentiras y propagandas, que no siguen a grupos determinados, sino que siguen solamente con la mirada puesta en la bandera cubana, el porvenir que está llamado a ocupar entre los primeros países, repito, del mundo, esta tierra cubanísima. Y ese país, esta pequeña isla estará muy pronto en ese lugar prominente. Y estará, no porque nos ayude nadie, no porque nos presten favores, porque no nos lo van a prestar y no los necesitamos. Con las manos que subíamos las lomas, agarrados a los troncos, con las manos firmes que empuñaron los fusiles de la libertad, labraremos el futuro de nuestra Patria, porque ahora se está viendo desinterés de todos los cubanos, porque ahora los trabajadores están dando un por ciento de sus sueldos, de sus escasos salarios, para la industrialización del país. Porque están los niños recogiendo centavos. Porque están los maestros trabajando por menos de la mitad del sueldo. Porque hay un Ejército Rebelde que le ha dicho a los campesinos cubanos que nosotros vamos a trabajar para hacerles casas, que les vamos a hacer caminos y que vamos a cooperar, nosotros, los hombres que llevamos en nuestra alma, en nuestro corazón, en nuestro cerebro, nuestra Patria, trabajaremos por Cuba. A ella nos debemos y por ella moriremos, cuando el momento lo reclame. Era necesario que me reuniera aquí con ustedes para pedirles de todo corazón que aquellos que se sientan identificados con la Revolución, no tengan una actitud que no sea la de entender con verdadero espíritu de justicia, lo que se ha hecho esta tarde aquí. Que los compañeros, no quieren renunciar siguiendo a Hubert ni siguiendo a nadie. Porque el deber de nosotros, el deber de los soldados rebeldes, es seguir a la Patria, es seguir a la Revolución, es seguir y es morir por esa Revolución. Que no vengan los compañeros a sentirse afectados, porque quien fue su jefe atraviesa una situación difícil. Muchos de esos compañeros vendrán de nuevo con la frente en alto, porque estamos como ustedes convencidos que son sinceros, que son cubanos dignos y cubanos patriotas que aman como nosotros a nuestra tierra. Yo particularmente puedo decir aquí como se lo dije a él, que Hubert Matos en ningún momento me fue a ver para plantearme problemas interiores de este mando. Como Jefe del Ejército me hizo una sola visita y nunca me planteó problemas de ningún tipo. Sin embargo, iba a ver a Urrutia, se reunía con Díaz Lanz, y llegó incluso, donde el comandante Juan Almeida, a donde el comandante Calixto García para hacerles proposiciones indecorosas, para que se unieran a él, para en un futuro inmediato emplazar a Fidel, para que definiera el humanismo y definiera lo qué es la Revolución y hasta dónde va. Nosotros vamos a definir en este momento lo que es humanismo. Humanismo es la Reforma Agraria… Humanismo es el cese de la fuerza… Humanismo es 10 000 maestros dando clases… Humanismo es los soldados rebeldes trabajando por la Patria… Humanismo es las viviendas campesinas… Humanismo es el sentido patriótico que hoy, gracias a esta Revolución, ha nacido el Primero de Enero en el corazón de cada cubano… ¡Eso es la doctrina revolucionaria! (Aplausos). Y si en la guerra se hicieron los más puros sacrificios, yo les pido a ustedes, como cuando nos lanzamos a la ofensiva, que se sigan haciendo sacrificios. Si antes nos guió el brazo invencible de Maceo, hoy nos guía el pensamiento cubano de José Martí… ¡Por Cuba!… ¡Por Cuba libre! ¡El Ejército Rebelde…Adelante!… (Ovación y grandes aplausos). René González Barrios: Creo que es más que evidente, después de escuchar las palabras de Camilo Cienfuegos el 21 de octubre ante los amotinados, ante las tropas confundidas y amotinadas en Camagüey, cuál era el verdadero sentimiento de Camilo respecto a Huber Matos. Las denuncias que hace Camilo de Huber, de la traición, la deshonestidad, y cómo el propio Huber Matos después manipula la historia para escribir esas cosas denigrantes que escribió. Creo que para ustedes es una oportunidad tener la ocasión de escuchar estas palabras. Muy pocas personas en Cuba las han escuchado, reitero. Incluso Elier me está enseñando el libro de la traición de Huber Matos que salió hace unos años y no tiene incluidas estas palabras de Camilo, este discurso de Camilo. Creo que para ustedes es fundamental. Y el mensaje principal que quiero dirigirles es que no se pueden dejar confundir en estos tiempos convulsos donde el imperialismo está hablando ya de guerras de sexta generación. Yo les hablaba de la cuarta como parte de las guerras culturales; los norteamericanos ya diseñaron las guerras de quinta generación, que son las guerras del armamento globalizado, y diseñaron las guerras de sexta generación, que son las guerras para el dominio mental de la población mundial. El imperialismo trabaja como mismo está diseñando el futuro en películas de ciencia ficción, pero son cosas que ya ellos tienen programadas. De esta confusión que hubo en Camagüey entre revolucionarios y campesinos, hubo otras en Cuba. Pocos años después, en el año 61 aproximadamente, en el poblado de Imías, actual provincia de Guantánamo, se produjo un levantamiento armado contra Raúl Castro, porque Raúl Castro era comunista y quería darle un golpe de Estado a Fidel, que no era comunista. Imagínense, lograron confundir a los campesinos de Imías. Alrededor de 300 campesinos, se levantaron en armas, y la Revolución cubana, benévola y siempre explicativa, resolvió de manera genial aquella situación. Raúl dio la orden de que no se podía matar a ninguno de los campesinos sublevados, de que había que sentarse con ellos, que había que convencerlos, y se tomó una medida que yo creo que es ejemplar y da una idea de la magnanimidad y el humanismo de la Revolución cubana: se le pagó a cada campesino un salario por el tiempo que estuvo alzado contra la Revolución, y no solo que se le pagó un salario, sino que se les enviaron a escuelas, enviaron a todos a escuelas para explicarles cuál era la dimensión de la Revolución cubana. Para que tengan una idea –con esto quiero cerrar por si ustedes tienen alguna intervención que hacer– de quién fue Huber Matos y quién es este personaje protagónico que tanto daño ha hecho o hizo o intentó hacer a la Revolución Cubana con sus tergiversaciones, les contaré un último episodio. A Huber Matos, cuando Fidel decide organizar la Caravana de la Libertad para llegar a La Habana, le da la orden de que se quedara en Santiago de Cuba, y Huber Matos, ávido de protagonismo, se apareció en La Habana sin que nadie lo llamara, y cuando el tanque de la Caravana de la Libertad estaba pasando el Parque Maceo en el malecón habanero para subir por la calle 23, se subió al tanque en que viajaba el jefe de la Revolución, y es entonces que aparece al lado de Fidel y de Camilo, porque él no podía faltar en la foto histórica, porque él, con unas ansias enfermizas de protagonismo, tenía que figurar entre los principales líderes de la Revolución. Ese es el detractor de Fidel, ese es el detractor de la Revolución, ese es el detractor de Camilo y ese es el que inventó toda esa historia de la conspiración, que hoy se vende por ahí y que hoy aparece en las redes sociales y en los discos que consumen los muchachos, que consumen los jóvenes, dirigidos a engañarlos. Fidel, cuando triunfó la Revolución, tomó una decisión que creo que fue una de las decisiones más geniales de la Revolución, la primera batalla: la alfabetización, hay que enseñar a leer al pueblo, hay que enseñar a los hombres a que piensen. El primer libro que se publicó no fue ningún libro comunista, fue Don Quijote de la Mancha, fue el primer libro que publicó la Imprenta Nacional de Cuba. Lo que trató siempre la Revolución fue que los jóvenes aprendieran a leer, a escribir, y a pensar. ¡Pensando es que se ganan las batallas! Muchas gracias. APLAUSOS. Compártelo
Susana Aulet
1 añoRENÉ GONZÁLEZ BARRIOS Presidente del Instituto de Historia. (Lo anterior es una transcripción parcial de sus palabras en el espacio Dialogar, dialogar de la AHS, realizado en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana el 28 de septiembre de 2017)
El Camagüey
1 añoLos interesados también pueden leer en este propio sitio web otros dos textos escritos a raíz de los sucesos de octubre de 1959 en Camagüey: uno es el reportaje elaborado por la revista Bohemia titulado precisamente así "Los sucesos de Camagüey" (bit.ly/48cLLhY) y "Fidel: sacude la mata... y adelante", de José Pardo Llada (https://bit.ly/46PPSPO), también incluido en ese medio de prensa.
Leopoldo Vázquez
1 añoEl que traicionó a la Revolución fue Fidel Castro, sino miren dónde está Cuba. Huber Matos fue un valiente y eso lo saben todos los cubanos. Hay muchos argumentos para responder al bodrio anterior, pero no vale la pena.
Andrés Dovale Borjas
1 añoLa carta renuncia de Hubert Matos es debida a la traición de Fidel Csstro a la Revolución que había sido definida en el Pacto de la Sierra Maestra y en "La Historia me Absolverá", supuesto alegato de Fidel Castro en el juicio por el intento de asalto al Cuartel Moncada, escrito por Jorge Mañach por solicitud de Fidel Castro.
Andrés Dovale Borjas
1 añoLa infiltración de los miembros del PSP, que no había participado en la Lucha contra la Dictadura de Batista.
Andrés Dovale Borjas
1 añoFue el motivo de la renuncia de Huber Matos y la de Manuel Artime y del gran número de combatientes que participaron en la lucha armada y abandonaron el país. El verdadero traidor fue Fidel Castro para poder mantenerse en el Poder absoluto durante toda su vida que era su único objetivo, es por tanto el máximo responsable de todo lo que hemos pasado y lo que nos falta por pasar.
Andrés Dovale Borjas
1 añoCasi todo lo dicen los licenciados en Historia, que no historiadores, es mentira. Desde 1959 Fidel Csstro traicionó a la Revolución y ha llevado a nuestro pueblo a la crisis extrema que esta sufriendo nuestra Patria.
Andrés Dovale Borjas
1 añoNi Socialismo ni Comunismo, es una Tiranía Totalitaria Estalinista (TTE) y su modo de producción no es Socialista, es Capitalista, el peor, el Capitalismo Monopolista de Estado (CME).
Andrés Dovale Borjas
1 añoConocí a un soldado del Ejército Rebelde que era de la Columna de Húbert Matos y estaba con él en Camagüey cuando presentó su renuncia, él fue detenido y posteriormente liberado sin juicio, me contó que Fidel quería fusilar a Húbert Matos y quién se opuso fue el Che con el argumento que ya habían perdido a un Comandante y cómo iban a fusilar a otro.
El Camagüey
7 mesesDe las memorias de Huber Matos (Cómo llegó la noche) tomamos algunos fragmentos que ilustran el ambiente y el estado de ánimo previo a la redacción de esta carta: El 8 de junio de 1959, el Movimiento 26 de Julio de Camagüey trae como invitado al presidente de la República, doctor Manuel Urrutia. En esta fecha se celebra el Día del Abogado. La invitación supone un homenaje al presidente en su condición de profesional. Entre los revolucionarios es considerado un hombre de bien, aunque opacado por el carismático liderazgo de Fidel. Mantengo con Urrutia una estrecha amistad. Como se me ha invitado a hablar, aprovecho la oportunidad para referirme a la cuestión ideológica revolucionaria, tal como yo la veo. En un discurso de cuarenta minutos expreso, entre otras cosas, que la Revolución se ha hecho con mucho sacrificio del pueblo y de la rebeldía en armas, convirtiéndose en un compromiso de realización democrática. Por ninguna causa, afirmo enfáticamente, puede desviarse de la meta propuesta por nosotros. Al contrario, creo que los revolucionarios estamos obligados a ratificar cada vez más estos principios y a actuar en consecuencia. Me refiero a los comunistas, sin mencionarlos, recriminándoles su actitud oportunista y especulativa dentro del proceso. Es una exposición de alerta. Después del acto, el presidente y yo vamos a comer. En el auto en que viajamos, Urrutia me dice, en voz baja, de modo casi imperceptible para los demás: —Comandante, me ha gustado mucho su discurso. Si usted fuera el jefe del Estado Mayor del ejército en Cuba, yo me sentiría tranquilo; pero usted está aquí, en la provincia. Comprendo que hace todo lo que puede para que la Revolución no se desvíe. Le confieso que me siento algo así como un prisionero. Llevo algún tiempo tratando de renunciar pero no me dejan ni dimitir ni ejercer plenamente la presidencia. Temen que me vaya porque se produciría un escándalo. Y si no renuncio, estaré a merced de medidas y actitudes que van en contra de mi criterio y hasta de mi conciencia. —¿Y qué le dijeron cuando usted planteó eso? —En realidad nada. He hablado con Fidel y Raúl, solicitándoles una licencia por enfermedad. Son treinta días que facilitarán mi salida del gobierno sin que se agite la opinión pública; pero no hay forma de que lo entiendan. Soy un prisionero, Matos, un prisionero. Reflexivo y fastidiado, el presidente Urrutia finaliza diciéndome: —Más que un prisionero; quizás un rehén...
El Camagüey
7 mesesEn otro momento habla de una reunión de la alta jerarquía del proceso revolucionario: En La Habana se ha convocado a una reunión de toda la cúpula revolucionaria. Participan unas cien personas, entre militares, ministros, miembros de la banca estatal y representantes provinciales del Movimiento 26 de Julio. La reunión es en el Tribunal de Cuentas y nadie parece conocer el orden del día. Me han informado que tendrá como temario básico la organización del trabajo de la Revolución. Fidel es el único orador. Los temas más disímiles se introducen en el supuesto orden del día, por lo que no me extraña que en determinado momento dedique gran parte de su exposición al problema de los pilotos de la fuerza aérea de Batista, que han sido absueltos por un tribunal revolucionario en Santiago de Cuba. Algunos de estos pilotos hicieron caso omiso de las convenciones internacionales, bombardearon y ametrallaron poblaciones civiles en la Sierra, asesinando a innumerables campesinos. Pero el libro de operaciones desapareció y no hubo forma de sentar responsabilidades. Fidel quiere que se les haga un nuevo juicio. Pese a estar consciente de la culpabilidad de varios de estos pilotos, considero que abrirles un nuevo juicio iría contra la ley, ya que sería introducir una arbitrariedad absurda en nombre de la justicia: un precedente peligroso. En la reunión ninguno de los presentes se atreve a cuestionar a Fidel, pues esto significaría una ruptura total. Él está decidido a otro juicio y así lo ha ordenado. Mi posición es bien difícil. Si expreso mi opinión en este lugar, voy a provocar una crisis dentro del liderazgo, sin conseguir que el comandante cambie de parecer. He decidido concentrar todas mis posibilidades persuasivas en el problema de la infiltración comunista. (…) En un aparte de la reunión, el Che me dice que los comunistas de Camagüey se quejan de que no los atiendo. Carlos Rafael Rodríguez tiene planeado ir a la provincia para servir de puente entre nuestro mando y sus correligionarios. Me plantea la devolución del archivo del Partido Comunista en la provincia, incautado por el aparato represivo de Batista. También me dice que el mencionado líder comunista desea reunirse con el Movimiento 26 de Julio en Camagüey. —Bien —le contesto al Che—, cuando Carlos Rafael Rodríguez vaya a Camagüey lo atenderemos en sus planteamientos con la usual cortesía que dispensamos a los que vienen a hablar con nosotros. Lo que tenga que hablar con la comandancia se conversará allí. Y el asunto de sus relaciones con el Movimiento 26 de Julio lo tratará con la dirección del Movimiento. Lo cierto es que tengo en la provincia a más de un agente comunista provocador que trata de crear problemas con el fin de distraernos o de obligarnos a asumir posiciones radicales. Fidel anuncia que prepara un viaje a Estados Unidos y a Latinoamérica. Su propósito es explicar a los gobernantes del continente los objetivos del gobierno revolucionario en Cuba y estrechar vínculos. (…) Veo con pesar que hablar con Fidel sobre el problema comunista es pérdida de tiempo. Le da largas al asunto. De pronto se muestra interesado y por momentos pareciera que el tema le es ajeno. Converso sobre esto a solas con él y también lo hago acompañado por personas del Movimiento 26 de Julio. Sin embargo no pasa nada. Me parece que está ganando tiempo, lo que resulta aún más lamentable. ¿Protege a Raúl? ¿Al Che? ¿Tiene su mismo esquema ideológico? A pesar de la proyección social de la Revolución, las crisis laborales representan gran parte de los problemas, debido a las perturbaciones provocadas por los agitadores comunistas. Sin ser mayoría, los marxistas tienen fuerza en los sindicatos y se valen de su astucia para interferir en la producción y en los servicios públicos. La toma de las fábricas por los trabajadores, entre otros incidentes, demuestra una tenaz actividad desestabilizadora causante de serios problemas para el gobierno. El puerto de Nuevitas, el más importante de la provincia y uno de los principales del país para el embarque de azúcar, está paralizado por una huelga. Varios oficiales —todos hábiles negociadores— han tratado infructuosamente de buscar una solución. Tengo que ir a persuadir a los dirigentes del paro de que esta acción está perjudicando al país en los momentos en que más necesitamos fortalecer nuestra imagen internacional. Que están confrontando a un gobierno que quiere resolver los problemas de los desposeídos y que acaba de tomar el poder después de una guerra. Insisto en que trabajen mientras seguimos buscando soluciones. Finalmente aceptan volver a trabajar. Igualmente tengo que intervenir en un conflicto parecido en dos fábricas de conservas de carne en Camagüey; están ocupadas y paralizadas por los obreros. Entramos en un proceso de conciliación y los invito a un debate por radio para demostrar que el gobierno no tiene nada que ocultar, y que si la razón está de parte de ellos, nosotros la respetaremos. Lo aceptan y después del debate se reintegran a sus labores.