He aquí la fiesta de las fiestas; la solemnidad de las solemnidades, según palabras de S. Gregorio Nazianceno: éste es el día que el Señor ha hecho; el día en que alcanza su perfecto cumplimiento la grande obra de Jesucristo.
Este gran día, que se llamaba antiguamente el día del sol, merece más propiamente este nombre —según observación de S. Atanasio— desde que el Hijo de Dios, saliendo triunfante de la tumba, ha derramado su luz por todo el universo.
Se le da el nombre de Pascua, que quiere decir pasaje o tránsito a causa de las relaciones de la Pascua cristiana, con la de los judíos, que era su figura; y la Iglesia repite el Alleluya, palabra hebraica que significa alabad al Señor.
Durante los tres días de esta Pascua se va en procesión a las fuentes, en memoria de que las santas mujeres fueron llenas de piedad a la tumba del Señor, volviendo a Jerusalem con la fausta nueva de su Resurrección.
Busquemos todos con ellas a nuestro Salvador resucitado; rindámosle nuestras humildes adoraciones, y roguémosle que resuciten con él nuestras almas para una nueva vida de virtudes cristianas.
Tomado de Devocionario nuevo y completísimo en prosa y verso de la Señora Gertrudis Gómez de Avellaneda. Sevilla, Imprenta y librería de D.A. Izquierdo, 1867, pp.450-451.