Anoche discurrió por nuestras calles como en años anteriores la tradicional procesión de Viernes Santo.
Camagüey, que es un pueblo esencialmente religioso, no puede sustraerse a estas prácticas y cada vez que la oportunidad se presenta, rinde, en esa forma pintoresca, tributo de adhesión a sus creencias.
Nosotros vamos a hablar, hoy, brevemente, de algo que hemos tenido oportunidad de observar y que estimamos debe suprimirse por todos conceptos.
Sabido es que, por esa misma condición de nuestro pueblo, profundamente cristiano, los actos religiosos a que nos referimos revisten caracteres de lucidez extraordinaria.
Puede decirse, sin exageración, que el pueblo de Camagüe y todo —hombres y mujeres y niños— acuden en masa a nuestras procesiones: durante dos horas o tres, la ciudad “heroica y legendaria” (¡qué clichecito!) vibra y ondula entregada por completo a sus prácticas tradicionales.
El tráfico por consiguiente, se dificulta de una manera espantosa y apenas hay espacio en la estrechez de nuestras vías para los peatones que deambulan sudorosos y apretados.
Pero bien, a pesar de toda esa aglomeración, de todo ese barullo, coches, automóviles y toda suerte de vehículos circulan por entre la gente y conspiran de continuo contra la seguridad del público entre el que si bien es verdad que abundan muchos con la seguridad de ser enterrados por la Nueva Funeraria, de los señores Varona, Gómez y Cía., otros hay que no han tenido tiempo todavía de arreglar su enterramiento con esa magnífica agencia de pompas fúnebres poseedoras de las carrozas Puerto Príncipe y Santa Marta, esta última en camino para esta ciudad.
Hay muchos tipos que alquilan coches y automóviles con el propósito de “ver” desde ellos la procesión, complicando el tráfico de una manera lamentable.
No está mal exhibirse, caballeros, sobre todo en aquellos casos en que uno haya tenido la suerte de estrenarse alguno de los excelentes trajes que corta el maravilloso cortador camagüeyano Sr. Leoncio Barrios, sastre de las personas bien, pero ello debe hacerse siempre sin jorobar a nuestro prójimo.
Anoche, hemos tenido la oportunidad de ver más de un niño a punto de ser destrozado por una máquina o por un coche, cosa que, como no debe de ocultarse al más cretino, sería sencillamente lamentable.
Muy lejos de mi ánimo está el pedir que las procesiones sean suprimidas, porque no tengo yo interés alguno en enemistarme con todo el respetable pueblo de Camagüey; pero sí creo que debe de hacerse algo para evitar el grave mal que dejo señalado.
Exprímanse las molleras nuestros gobernantes, el alcalde entre ellos, y aplíquense en buscar una fórmula salvadora, porque si no lo hacen así, el día menos pensado vamos a tener un “matao”.
Y aunque la vida está tan mala que no vale la pena casi de vivirla, siempre nos queda nuestro cariñito hacia ella, sobre todo cuando se piensa en que solo vivos y coleando podremos tener oportunidad de adquirir en La Gran Señora, el magnífico establecimiento de la Plaza de las Mercedes, los excelentes artículos que a precios baratísimos están liquidando en ese lugar, cosa de la que puede muy bien dar fe el hombre de los zancos que no pierde oportunidad para decirlo.
Murió por hoy.
Interino
Tomado de El Camagüeyano. Diario independiente. Año XXII, Número 101, sábado, 11 de abril de 1925. p.6. Nota de El Camagüey: Entre 1924 y 1925 Nicolás Guillén asumió la redacción de la sección Pisto Manchego, en el periódico El Camagüeyano, una sección que combinaba la crónica periodística y la publicidad comercial. Debía anunciar los servicios de una funeraria, de un sastre y de El Baturro, las gaseosas Pijuán y el Colmado La Palma, la Casa Mendía, los muebles de Casildo López, los cigarros de Calixto López... La sección era diaria y muy ocurrente. Había sido creada por un periodista español, quien firmaba como M. Santoveña, y su nombre, el de un plato español, es una metáfora precisamente de la mezcla consustancial a su espíritu, a medio camino entre el periodismo y la publicidad.
En España, como es de conocimiento de todas y todos, las procesiones religiosas abundan por todas la ciudades y pueblos, pero no hay peligro de atropello porque durante las horas que se hacen los mencionados actos los coches, carros, y toda clase de vehiculos, no les está permitido circular.
@Rodrigo López Martínez: El texto es de 1925. En Camagüey, desde hace años, se toman medidas para evitar que haya accidentes.
Y me imagino que todavía en los años republicanos, con el crecimiento de la población y del transporte urbano, se implementarían muchas medidas, tanto durante la Semana Santa como en el San Juan. Trataré de rastrear información al respecto.
Este año, a causa de las lluvias, tormentas y demás inclemencias meteorlógicas, la pena y el llanto de no poder ver pasear a los tronos de vírgenes, cristos y demás corte celestial, ha puesto a muchos al borde del infarto, por lo que deberían rezar un poco más, para que el año siguiente los dioses le dejen un tiempo que les permita ver, sin tener que hacer uso de elementos para cubrirse, y permitan el desfile de toda la santería.
@Rodrigo López Martínez: En Camagüey transcurrieron con total normalidad, pude estar en la del Viernes Santo. Sólo tuve la percepción de que había menos personas. Me gustaba más la del Viernes Santo cuando se hacía de noche. Era impresionante. Y recuerdo a muchísimas más personas que ahora. Hablo del momento en que se autorizó el reinicio de su práctica, debe haber sido después del 2000.
Comentarios
Leopoldo Vázquez
1 añoComo siempre genial. Nicolas inolvidable.
Rodrigo López Martínez
1 añoEn España, como es de conocimiento de todas y todos, las procesiones religiosas abundan por todas la ciudades y pueblos, pero no hay peligro de atropello porque durante las horas que se hacen los mencionados actos los coches, carros, y toda clase de vehiculos, no les está permitido circular.
María Antonia Borroto
1 año@Rodrigo López Martínez: El texto es de 1925. En Camagüey, desde hace años, se toman medidas para evitar que haya accidentes. Y me imagino que todavía en los años republicanos, con el crecimiento de la población y del transporte urbano, se implementarían muchas medidas, tanto durante la Semana Santa como en el San Juan. Trataré de rastrear información al respecto.
Rodrigo López Martínez
1 añoEste año, a causa de las lluvias, tormentas y demás inclemencias meteorlógicas, la pena y el llanto de no poder ver pasear a los tronos de vírgenes, cristos y demás corte celestial, ha puesto a muchos al borde del infarto, por lo que deberían rezar un poco más, para que el año siguiente los dioses le dejen un tiempo que les permita ver, sin tener que hacer uso de elementos para cubrirse, y permitan el desfile de toda la santería.
María Antonia Borroto
1 año@Rodrigo López Martínez: En Camagüey transcurrieron con total normalidad, pude estar en la del Viernes Santo. Sólo tuve la percepción de que había menos personas. Me gustaba más la del Viernes Santo cuando se hacía de noche. Era impresionante. Y recuerdo a muchísimas más personas que ahora. Hablo del momento en que se autorizó el reinicio de su práctica, debe haber sido después del 2000.
Juan Balboa
11 horasMuy bueno, ese es el Guillén que disfruto leer.