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         En el cielo con nítidos reflejos
     palidece la luna.... y su fulgor
     se diluye en la sombra de la noche
     con tenue albor....
     y en aquella tiniebla lentamente
     ascendió leve tinte sonrosado
     mientras entre los árboles copudos
     y entrelazados,
     como un globo de luz, de fuego y oro
     surgió el sol.... y las nubes opalinas
     tiñéronse de rosa con su lumbre
     aurea.... divina....

         Cual si fuera cascada luminosa
     se extendieron sus rayos por el cielo
     quebrándose en la onda transparente
     de un arroyuelo...

         Los trinos de la alondra quejumbrosa
     por la senda fragante se esparcieron....
     De las hojas mecidas por la brisa
     se desprendieron.

         Las irisadas gotas de rocío
     como un hilo de perlas desgranado....
     y rasgaba la niebla un vaporoso
     fulgor dorado....

         Un torrente de luz y de colores
     desbordóse del cielo hasta la tierra
     envolviendo en sus ondas desde el llano
     hasta la sierra...

         Oh triunfo de la luz...! y mientras tanto
     sobre un lecho de nubes.... blanca y bella
     solitaria.... temblando agonizaba
     la última estrella...

Foto de Dulce María Loynaz y parte del poema Amanecer en la Revista de la Asociación Femenina de Camagüey.

Tomado de Revista de la Asociación Femenina de Camagüey. Año I, Núm. VI, Camagüey, julio de 1921, pp.2 y 3.

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