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Carta a Manuel Bretón de los Herreros (2 de febrero de 1853)

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Carta a Manuel Bretón de los Herreros (2 de febrero de 1853)

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Sr. D. Manuel Bretón de los Herreros, Secretario de la Real Academia Española. 

La más cumplida honra que en España es dado lograr a quien cultiva las letras es la de pertenecer a esa Real Academia, digna guardadora de los fueros de nuestra hermosa lengua.

Siendo aquéllas mi profesión, animada por las tradiciones de ese insigne Cuerpo y por la bondad con que se ha dignado acoger algunas de mis obras, y alentada por la feliz coincidencia de ver al frente de la Dirección de la Academia y de su Secretaría a dos ilustres poetas y poblados sus escaños de tantos eminentes escritores que me honran con su amistad y con sus ejemplos, me resuelvo a confesar a esa Corporación que aquel premio de inestimable valía, única distinción a que me sea dado aspirar por mí propia, es hoy objeto de mis más ardientes deseos. Hasta la circunstancia de que la plaza vacante sea la de mi respetable maestro, el Sr. D. Juan Nicasio Gallego, realza su precio para mi corazón. A nadie quisiera yo ceder la gloria de tributar a su nombre, en el seno de la Academia, el homenaje de afectuosa admiración que le deben todos los amantes de las letras.

Ruego, pues, a V. S. se sirva manifestar mi deseo a la Academia, a cuyo fallo me someto confiada, antes que en la severidad del juicio de sus dignos individuos, en su ilustrada indulgencia y genial galantería. Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid, 2 de febrero de 1853.

Gertrudis Gómez de Avellaneda


Dada a conocer en el texto “Una tragedia real de la Avellaneda”, de Emilio Cotarelo y Mori, 
Cuba Contemporánea. Año XIV, Tomo XLI, La Habana, agosto 1926, Núm. 164, pp.316-342.

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Comentarios
El Camagüey
2 meses

La respuesta de la Academia fue: Excma. Señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda. Excma. Señora: Esta corporación, ya muy honrada con sólo haber V. E. mostrado deseos de pertenecer a ella, se honraría aún más con poder contar con el número de sus individuos a una señora en quien concurren las más recomendables dotes, a un ingenio tan justa y universalmente aplaudido y laureado. En la Real Academia Española sólo hay entusiastas para la ilustre autora de Alfonso Munio, Saúl y La hija de las flores; y a no mediar un acuerdo fundado en la índole de nuestro instituto y en consideraciones generales de que no se ha podido prescindir, V. E. obtendría por aclamación un título que sin duda no ha menester para que su nombre se trasmita glorioso a la posteridad, pero que daría un timbre más a este Cuerpo literario. La Academia unánime lo ha manifestado así; y al cumplir su encargo de ponerlo en conocimiento de V.E. nos complacemos en asegurar que, si sentimos de muy veras, no menos que todos nuestros compañeros vernos privados de asociarla a nuestras tareas, no cedemos a nadie en la sinceridad con que ofrecemos a V.E. el tributo de nuestro más distinguido aprecio y más alta admiración. Dios guarde a V. E. muchos años. Madrid, 11 de febrero de 1853. Francisco Martínez de la Rosa. Manuel Bretón de los Herreros. También incluida, como nota, en el texto de Cotarelo y Mori.

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