El hombre se hizo siempre
de todo material,
de villas señoriales
o barrio marginal.
Toda época fue pieza
de un rompecabezas
para subir la cuesta
del gran reino animal,
con una mano negra
y otra blanca mortal.
El Mayor
10El Mayor
10
Mortales ingredientes
armaron al Mayor:
luz de terratenientes
y de revolución:
destreza de la esgrima,
sucesos como un preso,
Amalia abandonada
por la bala,
la vergüenza, el amor;
o un fusilamiento
un viejo cuento,
modelaron su adiós.
Va cabalgando
El Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo
es más de vida.
Va cabalgando
sobre una palma escrita,
y a la distancia de cien años
resucita.
Trota sobre la espuma,
seguido por un mar
de negros en machete
y sin encadenar.
Ordena a su corneta
El toque de a degüello,
y a un siglo de distancia
entona nuestra canción
y con recia garganta
canta, espanta
lejos la maldición.
Va cabalgando
El Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo
es más de vida.
Va cabalgando
sobre una palma escrita,
y a la distancia de cien años
resucita.
(1973)
La letra ha sido cotejada con la versión que aparece en el libro de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras: Silvio: que levante la mano la guitarra. La Habana, Letras Cubanas, 1988, (3ra. edición), pp.146-147.
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Comentarios
Y. J. Hall
2 añosY a la distancia de cien años... ¡Resucita!
Y. J. Hall
2 años(El imperativo de resucitar.)
María Antonia Borroto
2 años@Y. J. Hall Yo sí te entendí.
El Camagüey
2 años@Y. J. Hall Tengamos fe: el discurso de Ignacio Agramonte en la Universidad de La Habana es una de las publicaciones más leídas en este sitio web: https://bit.ly/3AFYTNL
El Camagüey
2 añosSilvio Rodríguez escribió esta canción por encargo, cuando formaba parte del GESI (Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC). Para ello Silvio consultó numerosos documentos históricos por un largo tiempo, por lo que le debe haber costado mucho plasmar en una canción todo lo que leyó del Mayor. La canción la estrenó el 11 de mayo de 1973 en la Plaza de San Juan de Dios de Camagüey, en una velada artística en honor del Mayor Ignacio Agramonte en el centenario de su caída. En palabras de Silvio: "Esta canción que voy a cantar, la compuse para conmemorar el centenario de la caída de unos de los próceres de nuestra independencia, uno de los próceres más eminentes, él fue un hombre muy joven cuando murió, pero por su talento excepcional, tanto militar como político llego a ser el segundo al mando de la primera revolución, del primer levantamiento en armas que hubo en Cuba en 1868 contra el colonialismo español. La canción pretende ser una especie de recorrido por su vida, y puedo agregar que sus compañeros de armas le llamaban, como se llama la canción, cariñosamente le llamaban El Mayor. (Tomado de https://bit.ly/3LHAm0W)
El Camagüey
2 añosAl publicar "Camino a Camagüey" (https://bit.ly/3LmhT8O), también de Silvio Rodríguez, incluimos fragmentos de una charla del profesor y trovador camagüeyano Saulo Antonio Fernández publicada en la revista La Liga. La compartimos íntegramente, pues contiene información de interés a propósito del ambiente cultural de esta ciudad en esos años y, muy en particular, sobre esta canción: "La soledad… para un creador también puede ser muy útil". Breve cita con Silvio Rodríguez —En una de sus canciones usted afirma: “voy atravesando valles, voy camino a Camagüey”; en alguna entrevista suya escuché que esa canción la compuso en una ocasión en que la necesidad de encontrarse con nuestra tierra lo obligó a viajar en el techo de un tren repleto de personas. ¿Es esto cierto? De ser así, ¿qué circunstancias lo motivaban a ello? —Eso tiene que haber sido en 1968 ó 1969. Posiblemente cuando viajé a grabar las canciones que había compuesto para la obra, entre las que estaba “Buena mañana tenga febrero”. Recuerdo el tren atestado de personas hasta el techo, como esos que salen en las películas de la India. También recuerdo que no llegaba nunca porque paraba en todas partes y que, vencido ya por el cansancio, me quedé dormido abrazado a un tubo que brotaba del techo, después de pasarle alrededor el cinto, para no caerme. —¿Cuál es su visión sobre el clima cultural que reinaba en el Camagüey de esos años? —Estaba el Conjunto Dramático de Camagüey, que tenía un excelente director, Pablo Verbisky, además de muy buenos actores. Ellos tomaban en cuenta lo que escribían jóvenes de voces diferentes, como José Rodríguez Lastre. La discutida puesta en escena de “El Cuadrilátero” lo demuestra. Creo que por entonces también se estaba iniciando el Ballet de Camagüey, dirigido por el gran Fernando Alonso. Cerca estaba Samuel Feijoo, al frente de la Universidad Central, lanzando número tras número de la revista Islas. Supongo que Miguelito Escalona estaría escribiendo sus primeras canciones, aunque fue en 1970 cuando lo vine a conocer. Todo eso suponía un panorama cultural muy interesante en la región. —Como todos sabemos los sesenta fueron años convulsos en el plano cultural. ¿En qué medida su colaboración con José Rodríguez Lastre en “El cuadrilátero” refleja el espíritu de confrontación que primaba en los intelectuales cubanos de aquellos años? —Por una parte, Emilia Sánchez me había hablado de Lastre, Nikitín. Por otra, el prestigio de Pablo Verbisky acabó de reclutarme. Por entonces empezaba la experiencia de la Teatrova en Santiago de Cuba y Teatro Estudio nos hacía espacio, en La Habana. Por aquellos años, a falta de difusión en los medios, el teatro fue una vía de expresión para algunos trovadores. Podría decirse que lo que entonces empezaba, y era considerado “diferente”, se identificaba entre sí y establecía formas de colaboración. —¿Qué usted piensa de la soledad del creador, de las crisis de incomunicación que sufren los artistas? El Silvio que llegó a nuestra provincia para enrolarse en las empresas creadoras del joven Conjunto Dramático de Camagüey, ¿venía embargado por estos sentimientos? —La soledad, por una parte, se puede sufrir; pero para un creador también puede ser muy útil. Sobre todo en los tiempos en que uno anda buscando voz propia y debe insistir mucho en su trabajo. Esa soledad a veces identificada con la angustia es precisamente la que propicia la meditación para ir avanzando hacia lo que deseamos. A estas alturas no me verás quejarme de la soledad, todo lo contrario. La considero algo así como una asistente, una amistad. —¿En qué medida el contacto con nuestra provincia influyó en la conformación de su obra posterior? —En el Camagüey se han escrito páginas de nuestra historia que, como cubano, es imposible pasar por alto. También se trata de una tierra de poetas que admiro, como Guillén, Ballagas, Escardó. Agramonte fue un héroe de mi infancia, alguien que me inspiraba deseos de imitar. Cuando me pidieron que hiciera la canción, la emprendí casi como un predestinado. Lo difícil fue escoger entre tanto material real y subjetivo, entre la lucidez y la emoción. Para colmo de vínculos, cuando era adolescente y estaba en el ejército, me hice amigo de Emilia Sánchez, camagüeyana de pura cepa que ama entrañablemente su terruño, cosa que inculca con naturalidad, sin el vulgar proselitismo. Sin duda también pasan por su amistad, por ella misma, muchas buenas cosas que he podido sentir por Camagüey. 2 de febrero, 2010 Publicada originalmente en La Liga, No.8, enero-mayo 2010
El Camagüey
2 añosEn un texto publicado en Cubadebate por de Armando Boudet, quien fuera durante muchísimos años director del periódico Adelante, aparecen estas declaraciones de Silvio a Giraldo Mazola, primer presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, y, al parecer, muy involucrado en la génesis del tema: "Cuando tú me escribiste en 1973 para que hiciera una canción para la conmemoración de la caída en combate de El Mayor, yo llevaba años pensando que le debía esa canción. De los patriotas que estudié en primaria, Agramonte siempre fue uno de los que me atrajo, porque su historia se enseñaba ligada a los aspectos de su vida personal, humanización que hace más atractivo al héroe, porque al 'bajarlo a tierra' nos identificamos con él más fácilmente. "Recuerdo que me telefoneaste y te dije que necesitaba refrescar la vida del patriota. Me mandaste los documentos que el Partido estaba usando para preparar el evento que se acercaba. Yo empecé a leérmelos, pero eran demasiado densos para mí. Entonces me sumergí en la Historia de la Guerra de los 10 años, de Ramiro Guerra, y en otros libros. "No era seguro que la canción viera la luz al menos en la celebración oficial, porque una comisión partidista debía aprobarla. Aún así, cuando faltaba una semana para el acto, yo había hecho al menos dos bocetos de canción pero ninguno me convencía. Faltando apenas unos días y pensando que todavía no había dado con lo que deseaba, compuse El Mayor, tal y como se le conoce de principio a fin. "Al día siguiente debíamos grabarlo con el Grupo de Experimentación del ICAIC, donde trabajaba, y la grabación debía volar hasta Camagüey, donde sería examinada. O sea, que el mismo día en que escribí la canción tuve que hacerle el arreglo. "La respuesta se demoró en llegar como dos días. Ya yo estaba pensando que era negativa, cuando de pronto nos dijeron que teníamos que tomar un vuelo para Camagüey, porque íbamos a interpretar la canción en el acto. Aquello sí que fue una total sorpresa, porque yo pensaba que la canción era para usarla de fondo, nunca para cantarla en vivo y mucho menos en el mismísimo acto en que hablaría Fidel. "Por entonces yo estaba más o menos cuestionado oficialmente. Cinco años atrás habían suspendido mi música y mi presencia de la radio y la televisión cubanas y, aunque ese veto ya se había levantado, todavía me seguía cierta fama de tipo conflictivo y, para algunos, apartado de la Revolución. Haydée nos había abierto las puertas de Casa de las Américas, Alfredo las del ICAIC y gracias a eso teníamos un centro de trabajo y de estudios. Ser televisado en un acto oficial en el que el Comandante en Jefe haría el resumen, era lo último que por aquellos tiempos podía pasar por mi cabeza. "Dos o tres días después, en La Habana, un amigo me despertó a 'periodicazos'. Cuando logré sentarme en la cama, me puso el periódico delante de los ojos: en la tercera página de Granma aparecía una foto mía, junto a mis compañeros músicos, tocando en la Plaza de San Juan de Dios. Al lado de la foto estaba la letra de mi canción a El Mayor. Lo primero que se me ocurrió fue que aquel amigo había impreso un simulacro de Granma para hacerme una broma. Cuando metí la cabeza en agua y logré abrir los ojos, supe que era verdad. "Gracias, Mazola, por lo que te toca en esta breve historia."
El Camagüey
2 años@El Camagüey Al pie del texto donde Silvio es citado, aparece este comentario de Amaury Pérez Vidal: Quiero decir que esa maravillosa canción fue grabada en Los Estudios del ICAIC por el inolvidable grabador Germinal Hernández y el asistente de sonido de aquel evento histórico fui yo. Guardo ese recuerdo muy nítidamente y con orgullo.
El Camagüey
2 añosTambién de Silvio en El Camagüey: https://bit.ly/3LmhT8O
Jaine Labrada Ching
2 añosMuy emotivo e inspirador escuchar esta canción!!! Toda época fue pieza de un rompecabezas para subir la cuesta....