A finales de los 60 en las fiestas de quince y descarguitas conexas hubo en Camagüey una melodía cantada totalmente en francés, aunque nosotros entonces hubiéramos jurado que un estribillo decía clarito en español: “Aló madmuasel baila un poquito self”.
El self era una de las numerosísimas variantes posteriores al twist; o sea, las parejas bailaban separadas, con característicos movimientos de brazos y torso, de pies, pocos. Escuché a una señora de las que iban a los quinces a cuidar a sus hijas —más algunas amiguitas del barrio— que parecíamos pollos con epilepsia...
Y así nos referíamos a la citada grabación: “Nos enfermamos bailando Aló madmuasel baila un poquito self; ¡tremenda enfermedad!”, porque ese apelativo clínico significaba tener “tremenda onda”; o “un swing fabuloso”.
Por supuesto que la mademoiselle de marras no bailaba nada; era curiosa coincidencia fonética en el tema “Allô Mademoiselle Maillot 38-37”, del cantante galo Frank Alamo, insertado en el estilo yeyé, muy en boga sobre todo en Francia, Italia y España, con intérpretes todavía en la adolescencia y letras de una ingenuidad angélica: “No tengo edad para amarte / y no está bien / que salgamos / solos los dos.”
¿Por qué desconocíamos autor-título?
No teníamos ni p... idea del autor ni del título porque la canción llegó a Camagüey en un disquito sencillo de una canción por cara (vinilo, por supuesto) producido ¡en Checoeslovaquia!, en poder de una jovencita llamada Helen, residente en el reparto La Caridad. La carátula estaba en checo, y nadie pudo descifrar nunca aquellos crípticos caracteres.
En 96 lágrimas... camagüeyanas, al referirme a la entrada de discos a Cuba, semiclandestinos, olvidé otra importante vía: los producidos en los países de Europa del Este. Traídos por innumerables becados en el extinto bloque socialista, formaron parte importante en la vida cultural de aquellos jóvenes; además, tenían el espaldarazo de su origen.
No serían ciento por ciento piratas. Seguro estaban amparados por las legislaciones de aquellos Estados; pero algo es cierto: los Beatles no recibieron un rublo soviético, Abba no consiguió una sola leva búlgara y aunque Elvis pasó el servicio militar en Alemania Occidental, de la RDA no percibió ni un marco, por muy democráticos que estos hayan sido.
Volviendo al tema, la frase del equívoco es: “Allô Mademoiselle, Maillot 38-37”; nada que ver con lo que creíamos (¿queríamos?) escuchar, pero a nuestros ingenuos quince años, no sólo bailábamos twist, self y lo que fuera, sino, además, conminábamos a la señorita francesa... a echar un pie.
Compruébelo usted mismo :
Allô... Mademoiselle, Maillot 38-37
Jʼai votre numéro qui chante dans ma tête
Je viens de me le procurer
Par quel moyen? Cʼest un secret!
Jʼaimerais ce soir vous emmener danser.
Allô... Mademoiselle, Maillot 38-37
Quel est votre prénom?
Oui, jʼai compris «Juliette»
Je ne vous ai vu quʼune fois
Mais cʼest plus fort que moi
Je voudrais encore entendre votre voix.
Pardonnez-moi si je vous réveille
Jʼai perdu la raison...
Ne criez pas, oui je bégaie,
Cʼest lʼémotion...
Allô... Mademoiselle, Maillot 38-37
Allô... mʼentendez-vous, Maillot 38-37
Oh! Ne raccrochez surtout pas
Avant de savoir que ce soir
Je nʼai quʼun espoir
Vous serrer dans mes bras
Allô, Allô, je nʼentends plus rien
Elle a coupé jʼen suis certain
Allô, Mademoiselle, Maillot 38-37
Allô... Allô... Mademoiselle... Allô... ne coupez pas... ne coupez pas...
Juliette... Juliette... je vous aime...