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     Yo vi a Sabás, el negro sin veneno,
     pedir su pan de puerta en puerta.
     ¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
     (Este Sabás es un negro bueno).

     Aunque te den el pan, el pan es poco,
     y menos ese pan de puerta en puerta.
     ¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
     (Este Sabás es un negro loco).

     Yo vi a Sabás, el negro hirsuto,
     pedir por Dios para su muerta.
     ¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
     (Este Sabás es un negro bruto).

     Coge tu pan, pero no lo pidas;
     coge tu luz, coge tu esperanza cierta
     como a un caballo por las bridas.
     Plántate en medio de la puerta,
     pero no con la mano abierta,
     ni con tu cordura de loco:
     aunque te den el pan, el pan es poco,
     y menos ese pan de puerta en puerta.

     ¡Caramba, Sabás, que no se diga!
     ¡Sujétate los pantalones,
     y mira a ver si te las compones
     para educarte la barriga!
     La muerte, a veces, es buena amiga,
     y el no comer, cuando es preciso
     para comer, el pan sumiso,
     tiene belleza. El cielo abriga.
     El sol calienta. Es blando el piso
     del portal. Espera un poco,
     afirma el paso irresoluto
     y afloja más el freno...
     ¡Caramba, Sabás, no seas tan loco!
     ¡Sabás, no seas tan bruto,
     ni tan bueno!


Incluido en West Indies, Ltd. Tomado de Obra poética. Compilación, prólogo, cronología, bibliografía y notas de Ángel Augier. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, pp.113-114.

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Comentarios
Yskra Lípiz García
9 meses

Nicolás Guillen tiene poemas,- como este-, que te hacen vibrar contra la tremenda desigualdad social, cultural y, sobre todo, económico- social. Como el poema de Rubén Martínez Villena, El Mensaje Lírico Civil estremece y deja a pocos indiferente. Tomo este fragmento de Cuba Literaria, publicado por la Escuela Pública Rubén Martínez Villena. ¡José: nos hace falta una carga de aquéllas, cuando en el ala bélica de un ímpetu bizarro, al repetido choque del hierro en el guijarro, iba el tropel de cascos desempedrando estrellas! Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones; para vengar los muertos, que padecen ultraje, para limpiar la costra tenaz del coloniaje; para poder un día, con prestigio y razón, extirpar el Apéndice de la Constitución; para no hacer inútil, en humillante suerte, el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte; para que la República se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí; para guardar la tierra, gloriosa de despojos, para salvar el templo del Amor y la Fe, para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos la patria que los padres nos ganaron de pie. Yo juro por la sangre que manó tanta herida, ansiar la salvación de la tierra querida, y a despecho de toda persecución injusta, seguir administrando el caústico y la fusta. Aumenta en el peligro la obligación sagrada. (El oprobio merece la palabra colérica). Yo tiro de mi alma, cual si fuera una espada, y juro, de rodillas, ante la Madre América. Rubén Martínez Villena. (1923)

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Responder
Romel Hijarrubia Zell
9 meses

@Yskra Lípiz García: Excusen el error: mi ordenador tiene problemas por lo que utilicé el de mi compañera. Esa es la razón por la cual encabeza esté comentario que, por demás, comparte. R.

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