El lugar de la vida en que estoy muriendo
en una oscuridad constante
en un mundo de miedo
sin linternas
sin luces
una tea es el miedo
ardiéndome en las venas
sin tregua
sin remedio.
Se me queman los huesos
las campanas se rajan
el susto prende las antorchas
en las miradas de entrepaños negros.
El zarandeo construyendo juegos
ruedan las piedras
se desprenden del alma.
Cierto...
Cierto es que estoy despierto
que no sueño
que no estoy muerto.
Y todo es tan oscuro
y se agranda la cueva
¿y me pierdo?
Tomado de Lunes de Revolución. La Habana, número 83, octubre 31, 1960, p.6. (Número a cargo de Oscar Hurtado y Virgilio Piñera.)