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Negra fecunda

Negra fecunda

    No importa el hambre sin miga
    la desnudez, el rigor
    de los que llegan, Narcisa,
    tú pares siempre, es tu rol.
    Ya van por nueve dolores
    conque tu vientre fecundo
    sobre la bárbara vida,
    en carne esclava se vuelca.
    Ya van por nueve pedazos
    de trémula carne prieta
    conque a los “guijes” del hambre (sic)
    tu roja entraña alimenta.
    Y aún más, parirás, Narcisa.
    Allí en el corte de caña,
    bajo la triste mirada
    de torpes, cansinas yuntas
    tú y él en cópula ardiente
    harán la carne fecunda.
    Después, vendrá lo de siempre: 
    la gravidez... la labor
    de Obatalá, silenciosa 
    abeja de tu interior,
    forjando carne que ansioso (sic)
    esperará algún dolor.
    Náuseas, antojos con poca,
    ninguna satisfacción
    hasta que al fin, Eleguá,
    tras nueve lunas cumplidas
    alumbre a una vida más.
    Que así, Narcisa, eres tú: 
    fecunda por más que asolen 
    la tisis y esclavitud,
    la humanidad de tu prole.


Tomado de Presencia negra. Versos afrocubanos. Camagüey, Imprenta Librería Rodríguez, 1949, p.28.

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