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Carta a Tomás Estrada Palma (21 de noviembre de 1895)

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Carta a Tomás Estrada Palma (21 de noviembre de 1895)

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REPÚBLICA DE CUBA
JEFATURA DEL EJÉRCITO INVASOR
PARTICULAR

Núm. 257.

Antón (Camagüey) Noviembre 21 de 1895.
Sr. Delegado del Partido Revolucionario Dn. Tomás Estrada Palma.
New York.


Apreciado amigo:

Ayer llegó a este Cuartel una comisión de Oriente siendo portadora de la atenta carta de Ud. de fecha 23 de octubre próximo pasado. De ella he retirado la relación que Ud. me envía de las cantidades recibidas por cuenta de la División de Oriente hasta el día 22 de dicho mes, ascendente a cuarenta y dos mil novecientos cuatro pesos cuarenta y cinco centavos.

Noto en esa relación la ausencia de algunas partidas remitidas por mí y que van comprendidas en la copia que le remito de la relación que pasé al Gobierno y al Gral. en Jefe, comprensiva de las cantidades recaudadas y pendientes de cobro en el Departamento Oriental. Ud. se servirá examinarla y hacerme las observaciones que crea pertinentes.

Confirmo el contenido de mi carta anterior de fecha 30 de octubre último que supongo ya en poder de Ud.

No he recibido la que Ud. me anuncia de fecha 9 de octubre, avisándome la entrega de cuatro mil ochocientos setenta pesos oro americano, por el Sor. Dumois en vez de los diez mil seiscientos ochenta y dos pesos treinta y dos centavos oro español que yo creí se le había remitido. La razón de esa diferencia está en que la casa de Dumois de Banes no habrá podido redondear la operación que le indiqué con los Sres. Manuel Freiré y Eusebio Mercadé de Cabonico, que tienen que abonar cinco mil pesos, según convenio.

Quedo enterado de todos los demás particulares de su apreciable carta que contesto.

Confío en que Ud. remitirá con la urgencia que me indica los auxilios que le tengo pedidos y que tanta falta hacen en el Departamento Oriental, a cuyo efecto le he enviado prácticos de ambas costas, suponiendo sea uno de ellos Antonio Lucas.

Ha causado buena impresión la noticia que Ud. me da de la salida para Cuba de la expedición “Carlos Manuel de Céspedes”, la que supongo ya en tierra por noticias extraoficiales que tengo de un alijo próximo a Santiago de Cuba[1].

He tomado nota de las personas que vienen en, esa expedición y que Ud. me recomienda. No tengo ningún inconveniente en que sirva a mi lado el Sor. Mario Carrillo[2], antes al contrario, me congratula saber que con ello complaceré a Ud. y satisfaré los deseos del padre[3] de ese joven. También estaré al tanto de los propósitos del Sor. Calás[4] y no dude Ud. un momento que pondré de mi parte cuanto sea necesario para que los realice.

He hablado con el Cdno. Presidente acerca de lo que Ud. me informa respecto a no tenerse allí noticia oficial de la Constitución del Gobierno. Me ha contestado que él tiene aviso de Ud. de haber recibido la comunicación en que le daba cuenta de ese importante suceso.

Justa es la queja de Mr. Mac Creary[5] por la muerte de algunos trabajadores de las minas y ferrocarril de “Pompo”; pero como ha dicho Ud. muy bien a ese Sor., no tuve conocimiento de ese hecho sino por lo que de él se dijo después de verificado. Con ese motivo precisamente ordené la incorporación a las fuerzas de las guerrillas volantes, pues no hacía mucho que había dado este Cuartel General a Mr. Goddard[6] una amplia autorización para que pudiese explotar esas minas y extraer el mineral para su exportación.

En primera oportunidad enviaré a Ud. los ejemplares de El Cubano Libre que me pide con los partes de operaciones; pero debo advertirle que de cada edición se ha mandado a Ud. buen número de ejemplares.

Insista Ud. en el cobro de las cantidades que me dice no han sido hechas efectivas, así como las diferencias que tienen pendientes Mr. Dreyfuss y Bauriedel y los Dumois, que yo por mi parte haré gestiones con igual fin. Estoy dispuesto a destruir las fincas de todos aquellos que hagan resistencia o se nieguen al pago de sus respectivos compromisos, siempre que Ud. me dé el aviso a tiempo.

Estoy en marcha para Occidente hasta ahora sin tropiezos, donde me prometo recaudar algunas cantidades que giraré a Ud. para que nos proporcione material de guerra.

Probablemente desde ese lugar nos será más fácil la comunicación.

La Revolución sigue cada día más pujante y no hay motivo alguno que nos intranquilice para dudar del triunfo no obstante los grandes preparativos que hace el Gral. Martínez Campos para su gran campaña de invierno, que a mi juicio sólo servirá para acabar con el crédito de ese político y militar.

Al entrar en el territorio del Camagüey recibió el Cdno. Presidente la noticia por conducto autorizado de que había sido reconocida la beligerancia por el gobierno de los Estados Unidos y que un sindicato americano había ofrecido a Ud. trescientos millones de pesos para los gastos de la guerra. Esa nueva produjo una explosión de alegría, aunque yo la he acogido con reservas por no haber inaugurado sus sesiones el Congreso Americano y porque soy de aquellos que dicen que si viene bien, y si nó (sic) también[7].

Felicito a Ud. por las importantes personas que ha sabido conquistar con su talento y buen tacto y que se encuentran auxiliando con sus trabajos e influencias los delicados y espinosos de la Junta que Ud. tan dignamente preside.

Sin otro particular que comunicarle por hoy deséale salud y suerte su affmo. amigo y queredor

A. Maceo


Tomado de Antonio Maceo: Documentos para su vida. Homenaje del Archivo Nacional de Cuba al Lugarteniente General del Ejército Libertador en el centenario de su nacimiento 1845-1945. Prefacio del Dr. Julián Martínez Castells. La Habana, Archivo Nacional de Cuba, 1945, pp.129-132.
Se ha respetado la ortografía y el uso de abreviaturas.

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